Pacificar todos a México

EL UNIVERSAL

La crisis de violencia, inseguridad y criminalidad por la que atraviesa México, que ha enlutado a decenas de miles de familias mexicanas en los últimos doce años y ha generado una descomposición social sin precedentes, y ante la cual poco efecto ha tenido la llamada lucha contra el crimen, vuelve urgente un cambio de estrategia orientado ya no sólo a abatir las cifras de delitos de alto impacto en nuestro país así como a erradicar a las bandas criminales, sino también a reconciliar a una ciudadanía sumamente resentida, con razón, y muy polarizada en “bandos” y clases sociales.

En ese sentido, dada la complejidad y magnitud del reto que supone acabar con la cadena de muertes, encono y violencia que aqueja a franjas enteras del territorio nacional, así como con la lógica criminal imperante en estos lugares —fenómeno que su vez se cruza con otras problemáticas sociales como la marginación, la pobreza y la falta de oportunidades de educación y empleo—, la próxima administración deberá para esta titánica empresa contar con la participación de todos los sectores de la sociedad, pues solo así se conseguirán verdaderos frutos.

Pero además, cualquier estrategia que se emprenda para tratar de pacificar a la nación tendrá que estar conformada por ejes y políticas multidisciplinarias, de salud, desarrollo social, laborales y económicas, aplicadas de forma paralela a las relacionadas con los ámbitos de seguridad y procuración y administración de justicia propiamente.

Precisamente, Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo, propuso como uno de los ejes torales de su política a seguir, la pacificación de la nación. Y con miras a concretarla, el próximo 7 de agosto iniciará una serie de foros que buscarán diseñar la estrategia para el proceso de paz. Las consultas, 40 foros-escucha en total en prácticamente todos los estados del país, sobre todo en donde se registran los niveles más altos de violencia, concluirán el 30 de noviembre, un día antes de que inicie la administración de López Obrador.

Estos foros-escucha serán abiertos a la ciudadanía en general. Además habrá otros especialmente dirigidos a las víctimas de desapariciones, ejecuciones y a comunidades religiosas, líderes y expertos, y se abrirá una plataforma digital donde todos podrán participar. Se informó también que el papa Francisco aceptó participar en los foros, a través de una videoconferencia.

Enhorabuena por esta iniciativa que, no obstante, no podía estar ausente de las políticas más importantes del próximo gobierno. Por otro lado, es deseable que la misma no se quede solo en anuncios y titulares, como ha sucedido antes con mociones similares. Y en suma, ojalá estos ejercicios deriven en una nutrida participación de la sociedad, pues sólo así conoceremos a fondo el problema y podremos diseñar, entre todos, una estrategia que derive en leyes y públicas que nos lleven a la anhelada paz.

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