Videgaray tropezó de nuevo... con la misma piedra

Carlos Loret de Mola

¿Quizá pensando en darle un último amarre al TLC, el canciller no ponderó bien el efecto político de reunir a los dos presidentes?

No es frecuente que el canciller Luis Videgaray tenga que echarse para atrás. No es común que le pongan el alto. Se sabe que es el cerebro del gobierno federal, el funcionario con mayor influencia en el presidente Enrique Peña Nieto, influencia que fue muy relevante para que el candidato del PRI a la Presidencia fuera José Antonio Meade, uno de su grupo.

Pero parece que el canciller mexicano se tuvo que echar para atrás, que le pusieron el alto, que se ha tropezado de nuevo con la misma piedra.

El primer tropiezo fue cuando gestionó la visita del candidato Donald Trump a México. Aquello salió mal y fue tal la indignación pública que tuvo que renunciar al cargo de secretario de Hacienda. De golpe perdió la cercanía a Los Pinos, pero fue recuperando su influencia sobre el presidente Peña, quien lo siguió consultando para muchos asuntos de la mayor trascendencia. El inesperado y no vaticinado triunfo de Trump en las elecciones de noviembre de 2016 resucitó públicamente a Luis Videgaray Caso. Peña Nieto lo nombró canciller un año después de haberle aceptado la salida. En ese 2016 Videgaray tropezó con la piedra Trump. Parece que lo ha vuelto a hacer.

Con la información disponible hasta el momento —lo que se ha publicado en Estados Unidos y en México— la cancelación de la reunión Peña-Trump sólo tiene una explicación: Videgaray la comprometió en Washington y cuando regresó a México le rechazaron la idea. Así me lo han confirmado varias fuentes.

El canciller mexicano ha logrado un acceso a la Casa Blanca sin precedentes en la historia de México. Ningún presidente o canciller mexicano ha tenido el nivel de contactos que ha construido Videgaray. Cada que va a la capital estadounidense, lo reciben siempre los que toman las decisiones, los que importan, los del primer círculo de Trump. Hay países enteros, jefes de Estado, que no tienen el acceso del canciller de México. Lo que empezó siendo una cercanía colegial con el yerno del mandatario, Jared Kushner, se ha extendido a interlocución de primera línea con gabinete y staff presidenciales que, por lo menos hasta hace unos días, tenía al TLC en una ruta mucho menos catastrófica de la pronosticada.

¿Se habrá extraviado Videgaray en este acceso que es poder? Hipótesis sicológica. ¿Quizá pensando en darle un último amarre al TLC, que hace unos días lucía cerca de una feliz conclusión de renegociaciones, el canciller no ponderó bien el efecto político de reunir a los dos presidentes? Hipótesis política.

Lo cierto es que, tras una desastrosa llamada el martes pasado, revelada por The Washington Post, se cayó el encuentro. Y ahora el TLC está bajo amenaza por eso.

SACIAMORBOS. ¿Será que Manuel Barreiro fue ubicado en Canadá cuando buscaba tomar un vuelo a Miami? ¿Será que, ya por abordar su avión privado, se enteró de que Estados Unidos le había revocado la visa? ¿Será que ya haya mandado señales de que quiere cooperar? ¿Será que no es el único de los señalados en esta singular trama que haya mandado tales señales?

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