Renacen casas sagradas en San Mateo del Mar
En San Mateo del Mar se implementa un prototipo de vivienda levantada con materiales tradicionales, pero más resistentes a movimientos telúricos; la propuesta busca evitar que las construcciones se hundan por el peso
Nangaij iüm nit es el nombre que reciben las casas sagradas de palma en lengua huave que se habla en San Mateo del Mar, un municipio del Istmo de Tehuantepec severamente afectado por el sismo del 7 de septiembre, pues según el censo de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) hay mil 800 casas dañadas.
Los huaves tienen un nombre específico para estas viviendas porque hasta hace 15 años más de 50% de las casas eran de palma, debido al clima de este pueblo que se extiende en una franja de tierra entre el Océano Pacífico y la Laguna Inferior. Esa ubicación es precisamente la responsable de que sólo a un metro por debajo del suelo firme se encuentre agua en abundancia y por ella también que las pesadas casas de concreto se hundieron durante el terremoto.
Las casas livianas de palma y carrizo, en cambio, se hundieron pero no se destruyeron. Su resistencia, dicen especialistas que analizan el comportamiento del suelo y las viviendas, se debe a que en su edificación emplearon horcones de madera en forma de tijeras, lo que las hace flexibles al momento de los movimientos telúricos.
Héctor Esteban es uno de esos estudiosos sorprendido por la resistencia de las casas de palma. Este arquitecto llegó a San Mateo del Mar a trabajar como voluntario y después de entrevistar a los damnificados determinó que las casas de palma se podían hacer más resistentes a los sismos si se mantenía la estructura liviana pero reforzando su base sin colocar pilares directamente a la tierra, como se acostumbra.
“Después de ver las palapas de palma colapsadas entendí que los pilares los colocan directamente al suelo, pero resulta que debajo del suelo firme hay arena y agua, eso permitió que el sismo los hundiera, aunque no los destruyó, por lo que idee una casa de palma con cimentación. Esto se logra si las cuatro esquinas se rellenan de escombro para hacer zapatas donde se hincan los pilares, o horcones, y luego se coloca un piso firme”, explica el arquitecto.
Entusiasmado con su hallazgo, Héctor arrancó con la construcción de casas de palma mejoradas. Para el piso de cemento colocó una malla electrosoldada como las que tienen los proyectos de piso firme del gobierno federal, pues también descubrió que las viviendas con este tipo de piso no se rompieron, por lo que el arquitecto decidió incluirlo como parte de la cimentación.
Esta propuesta de casa de palma mejorada y resistente a los sismos tiene una dimensión de cuatro por cinco metros cuadrados; una sala, dormitorio, comedor y el baño seco se instaló en el patio. El precio de dicha construcción es de 15 mil 500 pesos y el recurso para el prototipo viene de personas altruistas que se sumaron al proyecto de Héctor.
El arquitecto independiente no tiene un número preciso de las casas que logrará construir en la comunidad. Dice que prefiere ir despacio y hacerlo sin hacer tanto ruido, algo difícil pues en el pueblo ya se sabe que los ancianos Esteban Allende y Cristina Sumañana recibieron la primera vivienda gratis.
Para la construcción de esta primera vivienda participaron 10 personas, hombres y mujeres, fomentando de esta manera los lazos familiares y vecinales, lo que se conoce como “tequio”. Además, explica, la técnica constructiva fomenta entre los participantes la utilización de materiales naturales como la palma y el carrizo, así como troncos de madre cacao o mangle blanco, resistentes al agua.
A este proyecto de construcción de casas de palma, resistentes a los movimientos telúricos, se han sumado personas altruistas como Santos Alberto Martínez, un ingeniero de Ixtaltepec, quien con donaciones de una familia anónima construirá 10 casas en la comunidad, siguiendo el prototipo que desarrolló Héctor.
Para este modelo de casa, que tiene una duración de hasta 25 años si se renuevan las palmas del techito cada cinco años, se utilizaron mil 600 hojas de palma y dos carretas de carrizo para las paredes, mismo que se consiguió hasta la comunidad de Huilotepec.
Para la construcción de esta vivienda participaron unas 10 personas, entre familires y vecinos, lo que se conoce como “tequio”.
Gracias a Héctor, en San Mateo del Mar el sismo no sólo dejará desolación, también traerá el resurgimiento de las tradicionales casas sagradas de palma.
Ecológicas, otra alternativa
Mientras, en la comunidad de San Blas Atempa se creó un Centro Demostrativo de casas ecológicas, también resistentes a sismos, como una alternativa para los habitantes del Istmo de Tehuantepec que perdieron sus viviendas.
Mayra Jiménez Desales prestó media hectárea de sus tierras, donde se levantaron dos casas muestra levantadas con vigas de madera circulares. Los modelos fueron nombrados por Alejandro Álvarez de la Peza, el constructor, como “Katunes”, nombre de la unidad de tiempo del calendario maya.
Entre octubre y diciembre, en el lugar la organización civil “Sabrá Dios” financió la elaboración de esos dos prototipos de casas ecológicas, económicas y resistentes a los sismos, bajo la guía de la sociedad Casas de Viga de Potrerillos, que se encargó de impartir el taller de capacitación “Bio-Construcción y Enotecnias para una mejor vida” a 10 personas.
Será hasta enero cuando estén listas y puedan ser visitadas por quienes buscan una alternativa económica y levantada con materiales de la región como el coco, el barro, los escombros, entre otros.
La primera casa es completamente de madera y al final tendrá un costo aproximado de 30 mil pesos. La segunda tiene columnas de madera de árboles de mango: otra propuesta es la construcción de bardas hechas con escombros.