Bordadoras del Istmo se estrenan como dueñas de una tienda por internet

Gracias a donativos, han logrado reactivar su oficio tras el terremoto; con la plataforma web, buscan contrarrestar a los intermediarios

Fotos: Roselia Chaca / EL UNIVERSAL
Especiales 07/02/2019 16:04 Roselia Chaca San Blas Atempa, Oaxaca Actualizada 16:04

Ofelia  y su hija Eréndira son bordadoras desde hace  30 años. Son originarias de Santa Rosa de Lima, agencia de San Blas Atempa, una comunidad que es reconocida porque  90% de sus pobladores, incluyendo hombres, se dedican a este oficio tradicional.

Ofelia Salud tiene 61 años y  Erendira Bailón tiene 36 años, ambas son damnificadas del sismo del 7 de septiembre de 2017, por lo que fueron seleccionadas por el proyecto Tejiendo Hermandad para participar en la reactivación económica que impulsa el Comité Melendre, una organización que desde octubre de 2017  apoya a las bordadoras de la región.

Sin ese primer apoyo durante la crisis, difícilmente ellas se hubieran levantado  inmediatamente. Fueron momentos difíciles para las bordadoras que vivían al día de sus ventas, ya que elaborar un huipil les toma dos meses de trabajo y la pieza se vende a unos 2 mil 500 pesos, lo que en los primeros meses después del sismo fue imposible por la parálisis económica que dejó el terremoto.

Un día, mientras los integrantes del comité  recorrían el pueblo de Santa Rosa de Lima, entregando apoyos a los damnificados, encontraron a Ofelia y Erendira  en la calle y les preguntaron si conocían bordadoras; ellas se presentaron y fueron seleccionadas para el proyecto Tejiendo Hermandad.

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Ofelia cuenta que con el desplome de las ventas, ser apoyadas por el proyecto fue “una salvación”.

—En ese tiempo no teníamos trabajo, no vendíamos nada, estábamos pasando por una crisis, comíamos lo que teníamos, lo que nos daban, señaló Ofelia mientras muestra  orgullosa una de sus piezas que están a la venta en una plataforma digital.

Aurora Catalán, responsable de la Comisión de Logística de comité y del proyecto Tejiendo Hermandad, indica que inicialmente se tuvo como objetivo financiar 50 prendas e igual número de bastidores en tres poblaciones istmeñas: Juchitán, Unión Hidalgo y Santa Rosa de Lima.

Gracias al apoyo de donantes mexicanos y extranjeros, la meta se superó con  amplio margen, al grado que un año después se han financiado aproximadamente 300 prendas,  elaboradas por 60 artesanas de cinco  municipios, de las que 100 se donaron a personas de la tercera edad.

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Además, se donaron 100 bastidores y 50 paquetes de tejido, cada paquete con 13 hilos y  un gancho. Superada la emergencia, el proyecto ha buscado expandirse creando un mercado virtual para que las beneficiarias  puedan exponer sus propias creaciones. La plataforma en la que se comercializarán los artículos se denomina Tianguis Virtual Zapoteca y arrancará en este mes de febrero.

—Ha sido una gran experiencia tanto para nosotros como para las bordadoras, que al final vendieron sus productos. Ahora, con las piezas se buscará generar un fondo que pueda ser nuevamente invertido en más productos. El precio es justo, porque son las mismas artesanas las que lo ponen, no hay intermediario y nosotros no ganamos nada, explica Aurora.

Ofelia y Eréndira se muestran entusiastas porque tienen un mercado  más amplio  para  sus productos, evitando así a las revendedoras “que tanto daño les hacen” a las artesanas, finalizan.

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