La reina del mezcal resguarda tradición en Oaxaca

“¿Quién dijo que hacer mezcal es solo para hombres?”, reta con una mirada fuerte pero alegre, Reyna Sánchez, conocida como La “reina del mezcal”, quien lleva una década al frente del palenque de su familia y que hace casi una década le heredara don Ignacio Sánchez, su abuelo y segundo padre.

El Consejo Regulador de la Calidad del Mezcal (Comercam), indica en sus cifras de 2017 que en Oaxaca hay 586 productores de la milenaria bebida; de éstos, estiman los productores que menos del 10 por ciento son mujeres, pues la labor femenina en los palenques se ha relegado a la supervisión del proceso de destilado, al tiempo que bordan servilletas.

Sentada en el comedor del patio de su casa, desde donde observa las 13 hectáreas tapizadas de maguey y que forman parte de su patrimonio familiar, se detiene unos segundos para hacer un repaso por su historia familiar. Pero antes, se quita el pants que se ha convertido en su uniforme para los quehaceres del hogar, para alistarse en un vestido de un tono rojizo vivo: “no puedo palenquear en pantalón”, sentencia.

La historia de la maestra Reyna y el mezcal se remonta a sus seis años de edad. Su papá se enlistó en el Ejército cuando ella tenía siete meses de edad y junto con sus hermanos tuvieron que quedar bajo la tutela de su abuelo, quien les brindó educación básica pero les enseñó a trabajar el campo, su fuente de subsistencia.

Es martes 31 de julio y en esta fecha su abuelo estaría cumpliendo años. Reyna llevó desde muy temprano una ofrenda de flores al altar que dispuso en la habitación que era de su abuelo y donde prometió una vez más, seguir su legado y ejemplo. Su familia se ha dedicado a la venta de mezcal en la Sierra Sur desde hace décadas.

“Toda mi familia sabe que yo aprendí a trabajar con él, a pesar de que tuvo nueve hijos, la que creció aquí en los terrenos y aprendió el oficio fui yo”, relata. Aunque tiene un hermano que aprendió también a trabajar el maguey, desde niña, él, al igual que sus hijos, prefirieron abandonar Lachiguiso para ir en busca del sueño americano.

Mujer al poder

Desde que quedó al frente de la fábrica artesanal de su familia, se ha hecho cargo además de las labores del hogar y del cuidado de su mamá, con quien vive. “No es fácil hacer todo. Ir a acarrear mezcal, ir a cortar maguey, trabajar con los empleados del palenque… requiere mucha fuerza y mucho tiempo”, señala.

Reyna camina en el campo acompañada de los dos trabajadores de su palenque, pues la mano de obra en el área donde se ubican sus terrenos, es escasa debido a que otras 15 familias se dedican a la producción de mezcal. No obstante, eso no la detiene para andar con machete en mano afeitando maguey en el campo o acarreando agaves en el hombro de más de 60 kilos.

Para aprender a trabajar en su propio palenque y compartir saberes, se unió en 2011 a la asociación Maestros del Mezcal, del que son parte también al menos siete mujeres más. A través de la asociación, en 2015 obtuvo apoyo para poner piso firme en el área del palenque y más tarde una moledora de agave.

El acceso a los apoyos para los productores de mezcal artesanal es complicado, pues carecen de reconocimiento. Comercam reconoce un total de 90 agrupaciones de productores de la bebida en la llamada “ruta del mezcal”; la lista no incluye al grupo al que Reyna pertenece.

La falta de reconocimiento no es impedimento para el trabajo diario que realiza en sus terrenos, cortando, sembrando y produciendo mezcal, en un proceso que sobrepasa a los cinco meses, y cuyas ganancias son lentas. Con el tiempo, Reyna ha aprendido a vender el litro de su mejor mezcal, en 400 pesos, pero asegura que lo deja a la mitad de precio a sus amigos.

A través de la asociación, la maestra mezcalera ha compartido su producto en diversas ferias y encuentros de maestros mezcaleros en el país y en el estado, el más reciente se realizó los días 20 y 21 de julio.

En su primera experiencia en el concurso de mezcales, entre unas 50 productoras locales que forman parte de la A. C. Reyna ganó el primer lugar con un mezcal madrecuishe, sumando una piedra a su corona.

Por ganas, Reyna no se queda atrás. Sueña con ser una productora importante de la bebida. Sólo que vez tras vez, se topa con la burocracia gubernamental y la falta de apoyos. Pero a ella eso no la amilana. “Algún día seré importante”, dice.