Cacaluta, paraíso bajo amenaza

Pese a que fue catalogado como uno de los 142 sitios Ramsar de México, el humedal no es monitoreado para su conservación

Los suelos deforestados a su alrededor son arrastrados a los ríos y luego al humedal, ocasionando que el cuerpo lagunar profundo se llene de arena hasta quedarse sin agua. (MARIO ARTURO MARTÍNEZ. EL UNIVERSAL)
Especiales 13/02/2018 14:00 Juan Carlos Zavala Santa María Huatulco, Oaxaca Actualizada 14:00

Si a usted le dijeran que abandonar a un perro podría poner en riesgo a una serie de ecosistemas, tal vez no lo creería, pero sí, los perros callejeros después de varias generaciones pueden convertirse en una amenaza para especies nativas. Eso es precisamente lo que pasa en Cacaluta, uno de los humedales más emblemáticos que se extiende en la Costa de Oaxaca.  

Este humedal es unos de los más representativos de la región, pues está conformado por selva baja, una zona de duna costera y vegetación que va cambiando entre el suelo fértil y la salida  al mar. Es también el hogar de la cacaluta, un ave negra de la que toma el nombre, y donde cada año arriban cientos de aves migratorias desde Alaska, Canadá y Estados Unidos.

Aunque concentra toda esa vida, este paraíso inundando está amenazado por deforestación, desarrollos turísticos, crecimiento poblacional y la introducción de especies como perros salvajes, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). A pesar de esos riesgos, Cacaluta no se considera dentro del polígono protegido del Parque Nacional de Huatulco (PNH).

mm02022017008.jpgEl humedal de Cacaluta se caracteriza por una fusión de ecosistemas como selva baja,  laguna costera y bosque de zanate.

Plumas, colas, patas

En Cacaluta todo es naturaleza. La calma de hojas y ramas sólo es rasgada por el trino agudo y breve de un colibrí que aletea una y otra vez. Además de estos pájaros diminutos, la fusión de ecosistemas, como selva baja, laguna costera y bosque de zanate, es  ideal para la observación de más de 300 especies de aves nativas y migratorias, algunas  endémicas como el trogón citrino o el  colorín pecho naranja.

De acuerdo con Omar Gordillo Solís, director del Parque Nacional de Huatulco, el área donde se extiende este humedal es el hogar de 125 especies, de las cuales unas 20 son mamíferos marinos como ballenas y delfines. Es hábitat, también, de diversas especies amenazadas como el oso hormiguero, ocelote, víbora sorda, entre otros reptiles y anfibios. Además, existen 10 mil variedades de plantas que abarcan el área entre la sierra y la costa.

El desbordamiento de flora y fauna en la zona no es casualidad. Según la Coordinación del PNH, la vida en Cacaluta ha aprendido adaptarse a su entorno: un humedal de agua dulce que alterna entre inundaciones y sequías, “pues su laguna está conectada física, ecológica e hidrológicamente al río Cacaluta y  al mar”, señala. 

Por esta riqueza, Cacaluta es uno de los 142 sitios de México reguardados bajo  el convenio internacional Ramsar. Cuatro de ellos en Oaxaca y  forman parte de una red mundial de humedales destinados a la  conservación; de ahí la urgencia de protegerlo.

mm02022017001.jpgUno de los principales beneficios que aportan los humedales es que estos pueden disminuir el impacto de huracanes, tsunamis y tormentas.

Se seca el paraíso

Entre  las amenazas que se ciernen sobre Cacaluta, indica Omar Gordillo, destacan procesos de sedimentación que se originan por la deforestación en la cuenca alta que “desnuda” o erosiona los suelos. Con las lluvias, esos suelos son arrastrados a los ríos y luego a los humedales; el resultado es que el cuerpo lagunar profundo se llena de arena hasta quedarse sin agua.

“Este es un proceso de erosión que se ha venido acelerando a nivel mundial en todas las regiones costeras. La presencia humana y los cambios de uso de suelo hacen que cada vez haya más erosión y más azolve”, explica.

Además, según el último diagnóstico realizado por la Conanp, que data de 2005, la disminución de cobertura forestal para facilitar la agricultura y ganadería, más los impactos del turismo, han modificado hábitats críticos y esenciales para la supervivencia de organismos terrestres y marinos, pues el ecosistema de selva baja, predominante en el paisaje de Cacaluta, había perdió unas 3 mil 476.2 hectáreas.

“La accidentada creación de desarrollos turísticos (campos de golf, Proyecto Punta Maguey y el Corredor Ecoturístico Comunal Huatulco) en el área de la microcuenca de Cacaluta pone en riesgo la continuidad y viabilidad ecológica de los ecosistemas de selva baja y humedales”, sostiene.

mm02022017006.jpgCarlos es uno de los biólogos que protegen el humedal de Cacaluta, cuyo nombre hace alusión al ave rapaz que habita en la zona.

Según la Conanp, las principales afectaciones agrícolas  se encuentran entre el cauce  del río Cacaluta y la frontera del parque con la localidad de Bajos del Arenal. Pero ni por este riesgo latente, ni por estar catalogado como sitio Ramsar, Cacaluta es monitoreado para su conservación.

Aunque la Conanp señala que la cobertura vegetal del PNH se encuentra en buen estado,  reconoce a EL UNIVERSAL que no cuenta con cifras exactas para determinar el deterioro del humedal de Cacaluta. Para darse una idea, la Conanp utiliza un sistema de información satelital, diseñado en la Universidad de Marylan, Estados Unidos. Se trata del High-Resolution Global Maps of 21st-Century Forest Cover Change, una plataforma que permite comparar los cambios que ha tenido la cobertura forestal en áreas determinadas. Según dicho ejercicio, de 2000 a 2016, el área de humedales del PNH ha perdido casi 20  hectáreas, mientras que Cacaluta, ha disminuido 3.4; no obstante, la propia Conanp advierte que la información debe tomarse con reservas, pues no permite conocer el estado de la vegetación.   

Perros salvajes

Al riesgo de secado de Cacaluta se suma la introducción de especies exóticas como la tilapia, un pez considerado un problema mundial, y que, aunque en la costa oaxaqueña se ha introducido en  pocos sitios, son las propias autoridades, dice Gordillo, quienes fomentan su reproducción. “Los meten a un cuerpo natural nativo en donde nunca habían estado y  acaban con la biodiversidad”, dice.

Otra de las especies que amenazan el equilibrio en Cacaluta son los perros ferales, los cuales provienen de  zonas urbanas y generan problemas en áreas silvestres porque se convierten en depredadores. Estos perros salvajes surgen cuando las variedades domésticas  nacen sin la protección humana.

“No estamos hablando de perros callejeros, son perros que en las siguientes generaciones se reprodujeron en áreas silvestres, donde matan poblaciones enteras de fauna nativa porque no hay quien los cuide o les dé de comer y tienen que buscar; son perros salvajes”, detalla Gordillo.

mm02022017009.jpgLas principales afectaciones agrícolas que dañan este ecosistema se ubican entre el cauce del río Cacaluta y la comunidad Bajos del Arenal.

 Esta invasión de perros, cuyos ancestros fueron domésticos, ha requerido que las autoridades del parque realicen esterilizaciones y  hasta sacrificios en áreas urbanas, “bajo la norma oficial y los permisos de fauna nociva que otorga la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)”; así se logró disminuir la cantidad  de perros ferales. Actualmente se estima que hay unos  45 ejemplares en cuatro manadas o grupos núcleos; en cada uno hay un líder, una hembra y crías. Para detenerlos se captura a la hembra y se  sacrifica al macho.

Aunque podría pensarse que la matanza de perros salvajes es un exceso para proteger los ecosistemas que coexisten en Cacaluta, Gordillo dice que la importancia de preservarlos podría justificarlo, pues gracias a los humedales costeros se disminuye el impacto de huracanes y tormentas.

Permanencia

Recorrer las entrañas de Cacaluta es ser testigo de una contradicción; la vegetación cambia a cada paso. Primero se muestra como un cielo de árboles de más de cinco metros, luego como una selva enana y más adelante se limita a pequeños árboles de zanate, una variedad en peligro. Al acercarse  a la bahía se observan matas de agave mezcalero, donde el suelo se vuelve arenoso. Al final se llega a la playa, golpeada con fuerza por el oceáno.  

Carlos, uno de los biólogos que protege el humedal, dice que la cacaluta es una ave rapaz que  comparte su hogar con águilas pescadoras y fragatas longevas, aves piratas que viven hasta 40 años de quitarle a otras lo que han pescado. Pero por encima, en lo más alto de la cadena alimenticia, se ubica un halcón, cuya presencia  muestra la “buena salud” del ecosistema.

En dos años, dice Carlos, no ha podido fotografiarlo y sólo escucha su gañido cuando sobrevuela el humedal.  El biólogo sigue intentando.

mm02022017002.jpgLas zonas de  laguna costera y bosque de zanate son  ideales  para la observación de más de 300 especies de aves nativas y migratorias.

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