Cultivo de mojarra resiste a malas épocas en la Cuenca oaxaqueña
Este 2019 enfrentan reducción de apoyos federales, así como caída de las ventas
Sobre las aguas de la presa Miguel Alemán, cientos de jaulas flotantes para el cultivo de mojarras forman parte del majestuoso panorama de la Sierra Mazateca y el afluente que alimenta al embalse. La granja acuática contrasta con la vida agrícola de los mazatecos, quienes tradicionalmente dependían de sus campos de maíz, frijol y café. Hasta hace 20 años, cuando se introdujo la crianza de mojarra tilapia.
En Ixcatlán existen al menos 38 productores agrupados en la Unión de Acuicultores de la Presa Miguel Alemán. Es el caso de María del Socorro Colmenares, quien a sus de 57 años sostiene por cuenta propia su granja, su único sustento.
Datos del Comité Estatal del Sistema Producto Tilapia en Oaxaca reportan que en la región de la Cuenca del Papaloapan existen unas mil 900 jaulas flotantes sobre aguas de los municipios de Ixcatlán, San Miguel Soyaltepec, San José Independencia, San Lucas Ojitlán y San José Chiltepec. Pertenecen a los más de mil 500 acuicultores que producen en promedio mil 600 toneladas de tilapia, de las mil 800 que se cultivan en el estado.
Mujer del agua
Para Socorro, enfermera de profesión, la jornada comienza a las tres de la mañana. Aún con la luz de la luna y acompañada de un par de trabajadores, todos los días se embarca al interior de la presa para buscar su mercancía. No hay queja por la hora, así sea en la madrugada o con los rayos de sol; prefiere esas condiciones que no tener ventas, como pasa desde hace más de dos meses.
Socorro aprendió la acuacultura desde hace una década, cuando trabajó con unos parientes, pero ante la fuerte enfermedad de su esposo decidió emprender su propia granja que le permitía cuidar de él y un tener un recurso propio. A casi seis años de viudez, la mujer sigue con el negocio que consta de 36 jaulas, 14 adquiridas en 2018, a través de un proyecto de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sagarpa), tras dos años de solicitarlo.
Con una camisa de manga larga, un sombrero y zapatos cómodos, pero sobre todo con ánimo de seguir adelante, la mujer está preparada para zarpar a cualquier hora. Mientras navega en su segunda visita del día a sus jaulas, comenta que son tiempos difíciles: la economía y el mal clima han obligado a cambiar la manera de hacer negocio.
Al pie de sus jaulas, describe que sus mojarras están maduras, listas para comerse, pero los revendedores no quieren pagar el precio justo. Las mojarras grandes de 800 gramos a 1.5 kilos, que por estándares deben venderse a 50 pesos el kilo, la quieren comprar a 40 pesos, como si fueran chicas.
Relata, además, que noviembre y diciembre debieron ser meses de buenas ventas, pero no fue así. La próxima fecha buena podría ser Semana Santa, por lo que debe mantener en buen estado el producto que ya cumplió con su periodo de madurez y eso genera más inversión, principalmente de alimentación.
Soco, como la llaman, señala que los pequeños productores, como ella, siembran o depositan alevines —cría del pez— dos veces al año y la cosecha dependerá del buen clima. A pesar de que la Cuenca cuenta con las condiciones para el cultivo de mojarra tilapia en jaulas, deben cuidar el proceso, pues si al momento de la siembra hace frío está el riesgo de que la cría no se desarrolle; también vigilan que el calor no mate al producto.
Eso no es todo. Socorro agrega que cuando hay sequía la venta baja, debido a que las personas de la zona que se dedican a la comercialización de mojarra salen a pescar por cuenta propia.
Zona subdesarrollada
El presidente del Comité Estatal del Sistema Producto Tilapia, Erasmo Castellanos López, expone que, según estudios de este organismo, en la Cuenca las aguas de las presas Miguel Alemán y Miguel de la Madrid tienen la capacidad para cultivar tilapia para abastecer nueve estados, lo que representaría una producción aproximada de 80 mil toneladas anuales.
En contraste, dice, actualmente 45% de las mil 600 toneladas de producción se quedan en la región de la Cuenca, mientras que el resto se comercializa en Puebla o en la capital del estado.
A este subdesarrollo de la actividad, el representante del sector suma el temor que existe por parte de los acuicultores sobre los apoyos que implementará el nuevo gobierno federal, pues en el Presupuesto de Egresos 2019, para el programa de fomento a la productividad acuícola y pesquera, existe una disminución de 46% que equivale a 898 millones de pesos menos, respecto a lo presupuestado en 2018.
Ese año se destinaron mil 932 millones de pesos, pero este 2019 apenas se presupuestaron mil 34 millones. Es por este recorte que los acuicultores están a la espera de lo que la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural indique las reglas de operación de programas.
Además, el componente de Desarrollo de Acuacultura tuvo una reducción de 77 millones de pesos este 2019, respecto a los 206 millones al ejercicio 2018. Con recursos de este componente se atendía la acuacultura rural y la comercial en aguas interiores, así como el mejoramiento productivo de embalses, maricultura y adquisición de insumos biológicos.