El rojo mexicano que tiñe y seduce a todo el mundo

Cuando el artista oaxaqueño Alejandro Martínez decidió que aprendería a pintar con insectos comenzó un camino que lo ha llevado a divulgar el uso de la grana cochinilla a distintos países del mundo, como Estados Unidos, Argentina, Costa Rica y recientemente España e Italia.

Alejandro utiliza este tinte prehispánico desde 2008, cuando luego de toda una vida como impresor descubrió un universo rojo intenso que estaba oculto en las entrañas del insecto y que ahora habita en sus creaciones.

Regresar a la utilización de este pigmento le ha permitido a Alejandro rescatar una práctica ancestral y revitalizar su uso artístico, una dimensión poco explorada del tinte.

Dentro de su proceso creativo Alejandro ha encontrado 15 tonalidades propias, todas surgidas del insecto. La gama va desde rojos brillantes, pasa por violetas y rosados, y llega hasta naranjas e incluso grises, dependiendo del solvente.

Para mostrar su técnica  con este insecto Alejandro acaba de ser invitado a impartir un taller en Il Bisonte, un centro dedicado al estudio del arte que se ubica en Florencia, Italia.

La invitación llegó, cuenta, porque algunas de sus obras participaron en una exposición colectiva que visitó esa ciudad europea reconocida como una capital internacional del arte.

La fundación quedó tan asombrada con el trabajo de Alejandro con la grana cochinilla que le abrió sus puertas y así en noviembre de 2018 impartirá clases a jóvenes artistas durante cuatro o cinco días. El protagonista del taller, por supuesto, será el insecto y todas sus posibilidades creativas.

Para difundir aun más la importancia de este tinte de cuna oaxaqueña, Alejandro llevará la grana molida desde aquí, pues la que se consigue en Europa no es de la misma calidad. Según el pintor, 100 gramos podrían costar hasta 100 euros. 

Que Alejandro lleve el uso artístico de este tinte ancestral a esta fundación italiana no es algo menor, sobre todo si se considera que artistas de la talla del español Pablo Picasso y el oaxaqueño Rufino Tamayo también han pasado por Il Bisonte.

Un mundo rojo.  La dedicación que Alejandro le ha puesto a la creación del  arte con grana se observa en cada una de las paredes  de su taller, en el centro de la ciudad de Oaxaca. Nombrado como El Rincón de Sabina, el estudio está decorado con innumerables piezas que el artista ha ido plasmando, lo mismo en lienzos que en materiales como cerámica, siempre en tonos rojizos.

Aunque el taller de Alejandro es un espacio privado, el artista siempre ha estado abierto a que se conozca su método, ya sea en su propio rincón o en los talleres que imparte. “Me gusta que quien compra mi obra vea el proceso que enfrentó, que entienda por qué pinto con lo que pinto”, explica Alejandro, quien   ya planea su siguiente exposición.

Se trata de una muestra colectiva en la que seis artistas trabajarán en favor de la conservación de la Reserva de la Biosfera de Cuicatlán, en los límites de Puebla y Oaxaca, por lo que sus obras incluirán motivos  como cactáceas de la región.

Foto: Cortesía

Pasado olvidado. Según el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el empleo de la grana data desde la edad de los códices en Mesoamérica;  luego de la conquista el insecto  migró a  países de Europa, lo que  disparó su producción en la Nueva España. 

El INBA señala que la demanda del insecto consolidó a Oaxaca como el principal productor en 1750, durante la época de la Colonia. Pero aunque su uso comercial se popularizó en textiles y bordados, su utilización  en otras   expresiones artísticas se desvaneció  en el tiempo.

Precisamente con la premisa de rescatar la memoria de este pigmento prehispánico nació Rojo Mexicano. La grana cochinilla en el arte, una muestra del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, que incluye 49 piezas de 16 colecciones nacionales y 21 obras de 11 acervos internacionales.

La exhibición busca difundir la importancia que este insecto mexicano  tuvo  a nivel internacional, y para ello presenta obras que datan de entre el siglo XVI y el XIX, el mismo periodo de auge de la grana en México. 

 

Foto: Cortesía