Coatlicue, un taller que revive arte prehispánico

El artista Lalo Martínez trabaja en una pieza monumental tras el robo de una escultura suya en la ruta de Etla

Foto: Edwin Hernández
Especiales 20/05/2019 19:00 Christian Jiménez Oaxaca, Oax Actualizada 19:02

La enorme cabeza de un felino descansa con las fauces abiertas sobre una mesa de madera. Junto a ella, figuras de dioses de mucho  antes están colocadas para ser admiradas en toda su divinidad. 

Se trata de las creaciones que nacen en el taller de arte Coatlicue, un espacio fundado hace cinco años por el artista  Hilario (Lalo) Martínez. 
Heredero de una gran tradición artesanal, Lalo decidió abrir este espacio en 2014, luego de trabajar con la artista plástica Mariana Castillo, radicada en Berlín.
Con las figuras prehispánicas, como el eje de su inspiración, Lalo sostiene que el arte y el oficio artesanal no están peleados, y considera que muchos artesanos tienen habilidades artísticas que  no son lo suficientemente valoradas.

Con esa convicción, Lalo buscó que su trabajo llegara a museos y galerías.  Parte de su obra    fue presentada en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) y desde entonces el taller, cuyo nombre está inspirado en la madre tierra, ha ido ganando popularidad. 

Mientras trabaja hábilmente el barro para decorar vasijas de gran tamaño, Lalo dice  que aunque Coatlicue vio la luz hace poco,  sus familiares tienen más de 40 años como artesanos   en  Atzompa.

El taller se dedica principalmente a elaborar piezas de barro, utilitarias, decorativas y de gran tamaño, en su mayoría inspiradas en el  arte prehispánico. Lalo toma una navaja para cortar el barro húmedo mientras dice  que desde niño exploraba  la forma y textura del barro, hasta que poco a poco fue encontrando su estilo.

“Yo no estudié arte, fue nato. Mis hermanos y yo empezamos jugando. Aquí nunca nos dijeron que había que trabajar, nos dejaron explorar nuestras habilidades de crear”, destaca. En Coatlicue colaboran a menos 15 personas: Lalo, sus ocho hermanos, sus padres y algunos sobrinos.

Luego de su presentación en el MACO, Lalo se abrió camino en los espacios culturales, al colaborar con una artista plástica de Tijuana. Después, tuvo la  oportunidad  de que  su obra volviera a exponer  en el museo ubicado en el Centro Histórico.

El barro que dio vida a figuras de Quetzacóatl, jaguares de gran tamaño y otras deidades  prehispánicas también  dio popularidad al creador, quien ha llevado su obra al museo de la zona arqueológica de Monte Albán. “Lo que me inspira son mis raíces, he visto piezas en los museos y es de donde obtengo ideas para trabajar”, acota.

“El sello que distingue a Coatlicue son los terminados. Los otros artesanos de la población trabajan barro verde; nosotros, a través del terminado, le damos un tono entre negro y gris”, comenta.

 La tonalidad se logra después de dos quemas y la familia Martínez la descubrió después de años de trabajo. En una semana, el espacio  produce hasta   250 piezas pequeñas.

Entre   sus  creaciones que más le causan orgullo al artista y artesano son dos de enorme tamaño, ambas inspiradas en deidades prehispánicas: una figura de Coatlicue, un monolito azteca que representa a la madre tierra y espíritu mestizo, y una figura que representa una fusión entre la cultura española y la prehispánica. 
Ambas formaron parte de la iniciativa Ruta del Arte, en la que participan  artistas como Manuel Miguel, Jesús Cuevas, Edison Blas y Noé Díaz, cuyas piezas se colocaron  en la carretera  a la Villa de Etla.

Víctima de robo
El mes pasado, Lalo denunció la desaparición de su pieza instalada el 17 de abril:   fue robada poco antes de cumplir  dos semanas en la ruta, por lo que  el artesano interpuso una denuncia ante las autoridades; sin embargo, hasta el momento no hay ninguna pista de la obra que le tomó dos meses terminar. 
Lo peculiar es que se trata de una pieza de 90 kilos y de más de metro y medio de altura. Aunque a Lalo le afectó la pérdida, la noticia en redes sociales propició que mucha más gente conociera su trabajo.

“No hay seguridad para los artistas y para los artesanos. Es molesto, pero, por otro lado, me robaron una pieza no el talento”, sostiene. 
Las 35 piezas que conforman la ruta que va desde el crucero de Etla hasta puntos principales del municipio fueron colocadas luego que los artistas firmaran una responsiva, eximiendo a las autoridades de cualquier responsabilidad.

Tras lo ocurrido,  Lalo planea replicar su pieza hurtada, pero ahora en tamaño monumental.
 

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