Iguanas, de comerlas a prevenir su extinción en Oaxaca

Especiales 26/02/2019 16:09 Lizbeth Flores Santa María Tonameca, Oaxaca Actualizada 16:09

Resguardan en santuario 600 ejemplares adultos y mil crías; no recibe recursos públicos y se sostiene de donaciones.

Fotos: Edwin Hernández / EL UNIVERSAL

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oaxacaeluniversal.com.mx

Desde pequeño, Lucas Ramírez aprendió a comer iguanas. Esa es la costumbre en la Costa y el Istmo de Tehuantepec, pero desde hace seis años esta práctica terminó para él y ahora es uno de los guardianes de esta especie en peligro de extinción.

Lucas tiene 62 años y es el encargado de cuidar el santuario de iguanas que hace 22 años creó un médico veterinario llamado Marcelino en Santa María Tonameca, con el fin deimpulsar la conservación de esta especie.

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Aquí, en este municipio de la Costa,un terreno alquilado al costado de la carretera federal que comunica Puerto Escondido con Pochutla sirve de refugio a 600 ejemplares adultos de iguanas verdes y negras, así comoa mil crías; la mayor tiene 22 años.

Los ejemplares de esta especie llegan a medir hasta un metro y 80 centímetros de largo y se alimentan de lechuga y papaya. La especie verde llega a vivir hasta 40 años y la negra, unos 25, explica Lucas.

Al día comen hasta tres veces y la mayor parte del tiempo permanecen entre los árboles. Sólo de 11 de la mañana a las tres de la tarde deciden bajar y andar por el piso para comer y bañarse de sol, debido a que son de sangre fría.

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Este santuario también ha sido el hogar de hasta mil crías, y es en este mes cuando empieza la producción de huevos, para que en junio sea la eclosión. En el caso de la iguana verde, la hembra llega a poner 30 huevos, mientras que la negra pone hasta 60.

“La iguana empieza a producir huevos desde los cuatro años, al momento que pone el huevo yo me dedico a recogerlo y a incubar en un bote dentro de arena húmeda. Cuando cumpla los 90 días ya estoy al pendiente del bebé que está saliendo”, cuenta.

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Lucas señala que en la Costa es tan común la cacería de iguanas para consumo humano que, incluso, hasta este santuario han llegado personas en su intento por capturar a un ejemplar y comerlo. Es por eso que no cesan en su empeño de protegerlas.

El santuario no recibe recursos públicos y sólo se sostiene con el financiamiento del veterinario y de los 30 pesos de entrada que pagan los visitantes, aunque Lucas reconoce que su sueldo de mil pesos a la semana es bajo, asegura que ahora comparte la devoción de su jefe por las iguanas.

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“Para mí es muy bonito cuidar a los animales, porque lo que yo tengo entendido es que desde el principio que Dios creó el mundo, creó a todos los animales también. A mí me tocó cuidar este tipo de animal”, expresa.

El esfuerzo de Lucas es valioso, pues en Oaxaca no existe ninguna medida gubernamental de conservación para las iguanas, por lo que las iniciativas particulares se enfrentan al reto del financiamiento. Según el biólogo Héctor Aguilar Reyes, se estima que en la entidad existe una decena de criaderos, la mayoría en situación marginal.

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De acuerdo con el especialista, la destrucción de los ecosistemas y la cacería pone en riesgo a estas especies, por lo que asegura que en la entidad se debe impulsar un proyecto de conservación sustentable, que permita el consumo de un porcentaje de iguanas, de manera responsable.

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