Resurgen acusaciones por encubrir a sacerdotes en Oaxaca

Activistas señalan que debido al encubrimiento, clérigos de Oaxaca acusados de abuso sexual contra menores no han sido procesados, pese a las diversas denuncias; los más de 520 casos en el país siguen estancados

Ilustración: ROSARIO LUCAS
Especiales 30/01/2018 09:23 Juan Carlos Zavala Oaxaca Actualizada 12:51

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En marzo de 2016, Lenin L. de 19 años, denunció que fue violado por un sacerdote en el interior de la Catedral de Oaxaca. El clérigo acusado fue el ex vicario Carlos Franco “N”, quien fue detenido por elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones por violación equiparable, bajo la orden judicial 274/2016. El Juez Cuarto en materia penal lo dejó en libertad.   

En febrero de 2017 el Cuarto Tribunal de Distrito revocó el auto de libertad que se le había otorgado y desde entonces es considerado prófugo de la justicia al no presentarse voluntariamente. Casi un año después, el clérigo sigue sin ser arrestado, pues el religioso interpuso diversos procedimientos jurídicos ante un Tribunal de Alzada para evitar ser aprehendido.

El del cura Carlos Franco no es el único caso en el que los sacerdotes acusados de algún delito sexual contra menores no han recibido castigo. El sacerdote Gerardo Silvestre “N”, a quien se acusa en Oaxaca de más de 100 casos de violación y abuso sexual contra menores indígenas, es otro ejemplo. Aunque es el único caso en México en el que un sacerdote acusado de abuso sexual contra de menores fue arrestado y sentenciado, el clérigo impugnó la sentencia en su contra.

En 2016, el clérigo fue condenado a 16 años y seis meses de prisión por corrupción de menores, pero sólo por el delito cometido contra un niño de la comunidad de Villa Alta, Sierra Norte, en 2012. Los demás casos aún no han sido investigados ni castigados.

De acuerdo con el abogado de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes, Joaquín Aguilar Méndez, que los casos se estanquen es una situación que se repite en los más de 520 que se han documentado en el país, mismos en los que sacerdotes de la Iglesia Católica son señalados de abuso o violación sexual contra  menores.    

Apenas el 7 de enero pasado los casos de presuntos abusos sexuales cometidos por sacerdotes volvió a poner en los reflectores a la Iglesia Católica en el estado, cuando un grupo de feligreses de San Francisco Telixtlahuaca increparon en su conferencia de prensa dominical al arzobispo José Luis Chávez Botello y le exigieron su renuncia por encubrir a sacerdotes involucrados en estos delitos.

Uno de los asistentes fue Pedro Mendoza Flores, quien denunció que su hijo fue una de las víctimas de Gerardo Silvestre. “Me presento ante usted a pedir la verdad de lo que ocurrió, que hable con la verdad”, le exigió. Como respuesta el arzobispo señaló que la actitud del padre de familia “entorpece la búsqueda de la verdad”.

Años de acusaciones

Los señalamientos sobre Chávez Botello no son nuevos. Sobre el caso de Carlos Franco, el clérigo prófugo,  el arzobispo  incluso fue increpado por el padre Alejandro Solalinde, quien lo acusó de  encubrimiento al negarse a entregar los videos de la Catedral, sustanciales para probar que embriagó y  abusó sexualmente de Lenin.

Respecto a los delitos que se imputan al cura Gerardo Silvestre, el responsable de la Iglesia Católica en el estado fue acusado de hostigar y castigar a los sacerdotes que denunciaron los abusos sexuales, así como a las familias de los menores que fueron víctimas.

Este caso en particular adquirió mayor relevancia, luego de que diversas organizaciones de la sociedad civil como el Foro Oaxaqueño de la Niñez (Foni), entre muchas otras, sostuvieron que el clérigo abusó desde el año 2006 de al menos un centenar de niños en diferentes comunidades de Oaxaca.

“Se estima que hay alrededor de un centenar de víctimas de violencia sexual en siete comunidades en las que desempeñó funciones, de las cuales cerca de 45 corresponden a la región de la Sierra Norte. Chávez Botello, pese a los delitos y abusos cometidos por el padre Gerardo Silvestre, permitió que durante más de tres años continuara en ejercicio eclesiástico, además de  castigar y remover a diversos miembros del grupo que lo denunció”, dice un informe de Foni.

Los sancionados por denunciar fueron Sergio Herrera, Leoncio Hernández, Guillermo Velásquez, Ángel Noguera y Manuel Arias, a quienes se les suspendió de sus actividades, les prohíben celebrar misa y fueron  presionados a renunciar a sus parroquias.

Los sacerdotes denunciaron los hechos desde 2009 y en agosto de 2010 enviaron una carta al Vaticano señalando su preocupación por los casos de abuso sexual.

En febrero de 2011 la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe exculpó, desde El Vaticano, a Gerardo Silvestre.

Para el presidente de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes, Joaquín Aguilar, no hay duda que los abusos cometidos por sacerdotes son encubiertos por obispos, arzobispos y hasta por el mismo Vaticano. “El Vaticano no ha hecho nada respecto a las recomendaciones emitidas por la Organización de las Naciones Unidas hace algunos años”.

Agrega que el papa Francisco, en su reciente visita a Chile, “se disculpa y avergüenza por los abusos sexuales cometidos por curas en ese país, pero lo hace en una misa junto a un obispo (Juan Barros) acusado de encubridor”.

¿Asunto cerrado?

La respuesta del arzobispo Chávez Botello a las nuevas acusaciones de encubrimiento se dio a conocer el 8 de enero, en un comunicado de prensa. Ahí señaló que se trata de “sucesos que han sido aprovechados de manera perversa y dolosa para atacar a la  Iglesia”, que son “asuntos ya investigados, juzgados y sentenciados por instancias civiles y eclesiásticas” y que la Arquidiócesis  fue “respetuosa de la autonomía de las investigaciones en el ámbito penal y canónico”.

Aguilar Méndez no está de acuerdo. Dice que manifestaciones como las del domingo 7 son muestra de que “la feligresía está enojada con una Iglesia que no nos escucha y que sigue encubriendo el tema”, concluye.

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