La solidaridad de la "Marea Verde"

Para Ármida, nombre que en latín significa “guerrera” y que  emplea para proteger su  identidad, apoyar el derecho a un aborto digno  es una cuestión de humanidad. Simpatiza con la causa feminista y en este Día de Acción Global por un aborto legal y seguro, fue la designada por las integrantes de la "Marea Verde" en Oaxaca para imprimir los pañuelos que se han convertido en  estandarte del movimiento  para lograr la interrupción legal del embarazo.

Datos del sector salud indican que en Oaxaca se realizan anualmente unos  9 mil 200 abortos clandestinos, que significan 20% de las muertes maternas.  Además, 15 mujeres son denunciadas al año por abortar.

Ármida tiene 22 años, dice que su interés por la gráfica  ha existido desde siempre y por eso,  desde hace siete años,  comenzó a practicar en un taller de grabado.  Fue ahí  donde consiguió el préstamo del equipo para la impresión de los pañuelos verdes.

Como Ármida, decenas de mujeres se solidarizaron con la causa sumando sus talentos. Para las activistas es importante que las personas sepan que detrás de cada pañuelo verde hay una mujer con una vida  productiva y con derecho de decidir sobre su cuerpo.

 La legislación local sólo permite el aborto cuando implica riesgo  para la vida de las mujeres, pero a veces ni por eso se permite. 

Aunque el logo fue donado por una diseñadora feminista de Guadalajara, fueron los talentos de Ármida, las que la acercaron a las organizadoras de la marcha en apoyo a la legalización del aborto en la capital oaxaqueña. “La semana pasada imprimí 100 y esta semana 112”, indica.

Los pañuelos son llevados a las actividades que realiza la “marea” y vendidos a 10 pesos; los fondos se usan para actividades informativas sobre el aborto. Por el trabajo de impresión, Ármida sólo pidió un apoyo simbólico para material. “Se trata de apoyarnos entre todas”, explica.

Las prendas fueron usadas por las participantes de la marcha que se realizó este 28 de septiembre, movimiento que  este año se hizo más visible.

“No se trata de convencer a nadie. Nadie tiene que verse obligado ni social, ni moral, ni físicamente a hacer lo que no quiere.  Se debe informar que hay otras opciones”, dice.

Aunque no se dice activista, desde muy joven Ármida simpatiza con la ideología feminista y con la legalización del aborto para salvaguardar la salud y la vida de las mujeres.

“Tendría que ser un derecho humano… no sé por qué se resisten a algo tan básico”, insiste.

 Su madre trabaja en el sector salud y de ella, apunta, ha aprendido que el trato humano en cuestiones de salud es primordial para la vida tanto de hombres como de mujeres sin importar su condición.