Tapetes de arena, portal entre la vida y la muerte

Sobrevivientes desde la época prehispánica, las imágenes elaboradas con arena para despedir a los muertos representan una conexión con la naturaleza. Luego del cristianismo recuerdan la frase biblica: “Polvo eres y en polvo te convertirás”

Fotos: Edwin Hernández / EL UNIVERSAL
Estatal 01/11/2017 18:57 Christian Jiménez Oaxaca de Juárez, Oaxaca Actualizada 19:09

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Desde que tenía siete años de edad, Christian Pérez Campos se unió a un grupo de mujeres cantoras y rezanderas de Esquipulas, Santa Cruz Xoxocotlán; actualmente es uno de los pocos rezadores jóvenes que acude a diversas comunidades para realizar las alfombras de arena y flores.

“La tradición se ha ido perdiendo, sobre todo en los lugares donde la urbanización es mayor; sin embargo, muchas familias conservan la costumbre de elaborar un tapete de arena donde se representa a los santos a los que sus   familiares les tenían mayor devoción”, explica el rezador de 22 años.

Los tapetes se remontan a la época prehispánica y se elaboraban con elementos naturales como tierra y madera, para así construir una representación del portal entre la vida y la muerte. Con el paso de los años, la tradición se fue cristianizando; hoy en día, las imágenes que se realizan en arena teñida, refieren a imágenes católicas como la Virgen María y los santos.

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“El hecho de que sea tierra, hace referencia a la frase bíblica ‘polvo eres y en polvo de convertirás’, es un portal rodeado de luces, que representa la transición hacia el lugar que Dios te tiene preparado”, comenta. Antes, dice, los tapetes se hacían con ladrillo molido, arena, vidrio triturado y cal; hoy la arena se tiñe natural o artificialmente, para lograr los tonos deseados.

Un tapete requiere un proceso que va de cinco a siete horas de elaboración, dependiendo de la imagen que la familia del fallecido solicite y del tamaño que tenga. Se realiza una vez que se levanta la cruz de cal de donde estuvo el ataúd, la cual se guarda; luego se hace la imagen de arena.

Cuando está terminada, se abre del pecho y se deposita ahí la cruz de cal. Se cierra, se viste de colores y diamantina.

Posteriormente, se adorna con las flores que llevan los cinco padrinos que custodian las cinco partes de la cruz:  brazo izquierdo, brazo derecho, tronco, cabeza y pies. La cruz se tiende tres días antes de que se cumpla el novenario, pues   representan los tres días que Jesús estuvo sepultado.

Si una mujer muere, los tapetes hacen referencia a la virgen y se decora con rosas. Anteriormente, se elegía con frecuencia a la Virgen de la Soledad, patrona de Oaxaca.

Actualmente es la Virgen de Juquila la representación católica que más se solicita tras un fallecimiento. Si se trata de un hombre, el tapete se adorna con crisantemos y las representaciones hacen referencia a Jesucristo o a algún santo. Después de finalizar los nueve días, la figura de arena es retirada por los cinco padrinos, quienes llevan los restos al panteón.

Por los servicios de elaboración de tapete, en su comunidad, rezadores como Christian no cobran más que la recuperación del material, que asciende de 900 a mil pesos, pues consideran que “si tienes un don hay que compartirlo”, no obstante, hay quienes cobran hasta 5 mil pesos por tapete.

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Ayudar a morir

Christian relata que el papel de un rezador es primordial, pues son ellos quienes acuden desde cuando un enfermo agoniza, para conciliar a la familia, hacer oraciones y ayudar al enfermo a morir. Posteriormente, guían a los familiares para colocar al fallecido en el ataúd su ropa favorita y algunos elementos como jabón y un zacate, que le servirán durante su camino.

Son los rezadores quienes hacen los tapetes. Las habilidades para el arte, dice Christian, son menos importantes que la fe y las ganas de colaborar con la comunidad, pues es un oficio que se aprende desde muy pequeño, viendo y ayudando a los rezadores mayores.

En la ciudad de Oaxaca año con año, desde 1996, se organiza el concurso de altares y tapetes en el que participan desde quienes acuden a los panteones, hasta estudiantes universitarios que cubren la calle principal del centro histórico con recreaciones de este antiguo arte funerario.

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