Santuario de los girasoles en Tabasco

El espectáculo dura aproximadamente 20 días, tiempo de vida de la flor, el sembradío fue bautizado en redes sociales como el Santuario de los Girasoles

Foto: Luis Manuel López
Nación 01/04/2018 20:12 Leobardo Pérez Balancán, Tabasco Actualizada 20:49

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Sobre la carretera Emiliano Zapata-Tenosique un tapete verde, salpicado de amarillo, rompe la monotonía del camino. Son seis kilómetros de girasoles, la flor que tiene la propiedad de girar hacia el sol para captar mejor su luz. El sembradío es un proyecto piloto para la producción de aceite comestible, el cual desde hace dos años se convirtió en un atractivo turístico.

“Le doy gracias a Dios por permitirme ver esta belleza. En Europa hay varios países que tienen sembradíos semejantes, los he visitado, pero siento más emoción de hallarlos en Tabasco”, comenta Melida León Villasis, una mujer de la tercera edad, quien junto con  varias amigas viajó de Villahermosa hasta Balancán para admirar el famoso Santuario de Girasoles.

Su amiga, Naty Pereyra, pide que este lugar no se cierre, sino por el contrario, haya más santuarios que visitar. “Tabasco es un edén, pero no lo trabajamos, esto es propiedad privada, si esto lo vieran nuestros gobernantes ¡imagínate!, esto sería una preciosidad como cosa turística”, señala.

El espectáculo dura aproximadamente 20 días, tiempo de vida de la flor, platica Víctor Correa Torres, propietario de la finca, quien está convencido de que en la vida hay que correr riesgos y él, junto con otros socios (entre ellos un agrónomo), los están corriendo con la plantación que en redes sociales fue bautizada como el Santuario de los Girasoles.

El empresario detalla que Balancán es un municipio de tierra fértil para cultivos básicos como maíz, arroz, sorgo y frijol. Además de hortalizas como la sandía, cuya producción incluso se exporta a Estados Unidos, pero nunca se había sembrado el girasol. “Es, quizá, por la novedad del cultivo que familias, grupos de amigos o personas en solitario, procedentes de varios municipios de Tabasco y de los estados vecinos como Campeche, Chiapas, Yucatán, Quintana Roo y Veracruz llegan a la parcela demostrativa para tomarse fotos”, dice.

Sin embargo, refiere que el fin no es vender la flor o explotar los cultivos como un atractivo turístico, “buscamos la producción de aceite comestible,  aunque viendo cómo lo disfruta la gente podríamos pensar en  dejar un área para visitas”, refiere.

A raíz que este grupo de empresarios se animaron a sembrar girasoles, alumnos de la carrera de Ingeniería en Agronomía y catedráticos de la Universidad Popular de la Chontalpa (UPCH), en el municipio de Cárdenas, hacen pruebas en otras localidades, con el objetivo de determinar si esas tierras son fértiles para la flor porque para poder procesar aceite se necesitarían, como mínimo, 2 mil hectáreas.

El comienzo, en el patio de su casa

La primera prueba en la siembra de girasol Víctor Correa Torres la hizo en el patio de su vivienda; después, en 2015 se animó para llevar el proyecto a tres hectáreas, en 2016 y 2017 fueron cuatro,  y ahora suman seis hectáreas.

“Son 70 días que tarda en florecer desde que se coloca la semilla; sembramos el día 20 de enero; la preparación y la siembra se hace con maquinaria, en lo que se necesita mano de obra es para el corte de flores”, cuenta Víctor, quien además asegura que están contribuyendo a la creación de 15 empleos directos y muchos más indirectos.

Detalla que en este tiempo —tres años — no hay ganancias porque cultivar cada hectárea cuesta hasta 15 mil pesos, incluyendo la compra de semillas de  girasol  que este año son  de Argentina; las anteriores fueron adquiridas en Estados Unidos. Reitera que el cambio de proveedor o de origen tienen como fin probar con varias especies para determinar cuál será la más viable para producir aceite.

Correa Torres platica que, para arriesgarse a la producción, deberían tener las extractoras de aceite, como ocurre con la palma africana, ya que las empresas más cercanas están en Veracruz o Yucatán.

Además, señala que busca que más productores de la zona se animen a sembrar girasoles y se pueda tener la capacidad de producción que se necesita para una planta procesadora en la zona.

Ganancias que  se llevan otros

El Santuario de los Girasoles se ubica a ocho kilómetros antes de llegar a Balancán, por la carretera Emiliano Zapata-Tenosique, se puede llegar en vehículo particular o salir en algunos de los tours que empresas de transporte implementaron desde  2016.

El tour, saliendo de Villahermosa, tiene un costo  de 400 pesos por persona, incluye además  una visita a la reserva ecológica Cascadas de Reforma, área de refugio del mono aullador negro —alouatta pigra— y del coatí —nasua nasua— y a una de las fincas donde se produce queso.

La entrada al lugar es gratis, lo único que el propietario logra comercializar es la flor que se vende a 50 pesos la docena, cuando en las florerías de la capital cada  girasol  llega a costar  40 pesos.

Este año  también se venden souvenir como tazas, playeras y gorras con la leyenda: “Santuario de los Girasoles”, que llevan una flor dibujada o  una postal de los dos autos antiguos que fueron colocados por los dueños del lugar para hacerlo más atractivo.

Los girasoles que no son comprados por los visitantes, por ahora, no terminan en un envase de aceite, sino en una pasta que es elaborada para alimentar el ganado.

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