Mujeres aprenden a programar y triplican su salario

Las egresadas de Laboratoria rondan los 800 dólares como ingreso promedio inicial, es decir 15 mil pesos, su punto de partida en el mundo de la tecnología

Laboratoria es una agencia que ayuda a miles de mujeres en México y Latinoamerica para comenzar una carrera en tecnología. Foto: Alejandra Leyva / EL UNIVERSAL
Nación 09/09/2018 16:45 Isis M. García Martínez Actualizada 16:48

“¿Cómo vas a ir a un edificio sola? ¿Qué tal si es trata de blancas?”, le dijo su madre a Pilar cuando le contó que iría a una entrevista a Laboratoria, un proyecto que ayuda a miles de mujeres en México y Latinoamérica para comenzar una carrera en tecnología. En seis meses, le enseñan a sus estudiantes a programar, y si no consiguen empleo al terminar, no tienen que pagar el curso.

Pilar Figueroa tiene 24 años, estudió Relaciones Internacionales en el IPN, la segunda institución del país que produce más publicaciones académicas en México, de acuerdo con el Ranking Mundial Webometrics, que mide la actividad científica y académica en internet entre más de 11 mil universidades del mundo. Pero cuando la joven egresó sólo encontraba trabajos como becaria o auxiliar contable.

“Trabajando en un banco, me pagaban 6 mil pesos mensuales. Era un trabajo súper exhaustivo. Tenía que entrar a las ocho de la mañana y salía a las seis o siete. En este campo de desarrollo a veces se te duplica o se triplica el sueldo”, cuenta Pilar, refiriéndose a sus  habilidades en código.

Pilar ahora es una excepción en el contexto mexicano, puesto que son pocas las mujeres que consiguen un empleo digno. En América Latina, 30% de las mujeres entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan, según La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, mientras que este porcentaje es de 11% en los hombres. Además, ganan en promedio 32% menos que ellos, pese a tener un nivel de estudios similar.

A un año de egresar de Laboratoria, Pilar trabaja como front-end engineer, creando aplicaciones en Crowdbotics, una empresa que desarrolla software en Berkeley, California. Trabaja desde casa y gana en dólares.

El salario promedio inicial de una egresada de Laboratoria ronda los 800 dólares; es decir, más de 15 mil pesos; su punto de partida en su carrera en el mundo de la tecnología.

A Pilar, Laboratoria no sólo le dio la oportunidad de triplicar su salario y aprender programación, también la llevó por primera vez a Europa, a la semana de tecnología de la UNESCO. Compitió contra 800 egresadas para presentar su historia en un foro, pues más de 80% de las estudiantes consigue trabajo en cada generación.

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La mujer que inició todo

Mariana Costa, de Perú, es la cofundadora y CEO de Laboratoria. “Estaba viviendo fuera en Estados Unidos, y cuando regresé a mi país, con dos socios, uno de ellos es mi esposo. Comenzamos una agencia de desarrollo web. Con eso nos dimos cuenta de que era muy difícil encontrar talento en un segmento con muchísima demanda. Y si era difícil encontrar programadores, era casi imposible encontrar  mujeres”.

Programador de software es la carrera que tendrá más crecimiento en la próxima década en América Latina, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo. La región va a necesitar más de 1.2 millones de programadores en 2025 y hoy en día no se están preparando suficientes profesionales para ocupar esos puestos.

La agencia de Mariana comenzó a crecer; sin embargo, las únicas mujeres en el equipo eran ella y una diseñadora gráfica. “Nos empezamos a preguntar por qué, y qué podíamos hacer para cambiar eso”. Así, en 2014, decidieron crear Laboratoria.

Desde que este proyecto surgió, empezó a crecer a pasos agigantados. En 2016 recibió la llamada del Departamento de Estado de EU para invitarla a participar en la Cumbre Global Entrepreneurship Summit, con Mark Zuckerberg y Barack Obama. “17 días después de traer un bebé a este mundo, tomé un avión para decirle al presidente de los EU y al fundador de Facebook sobre Laboratoria. Fue difícil irme, pero sentí que se lo debía a Laboratoria, que en cierto modo fue mi primer bebé.

“La verdad es que fue una experiencia súper bonita, también fue difícil porque tenía una bebé recién nacida. Lamentablemente, venimos de un mundo en el que la carga de la maternidad y el cuidado del hogar le ha caído [de manera] desproporcional a las mujeres, y por eso un tercio de ellas no tienen ingresos propios. Mi esposo, así como yo contribuimos en la casa. Cuando  me fui, él se quedó con la bebé, que es lo mismo que yo hubiera hecho”, afirma.

Laboratoria tiene alianzas con más de 200 empresas que contratan a sus egresadas, entre ellas, Google, Microsoft y el BID. Al final del curso, organizan el Talent Fest, un evento en el que las estudiantes demuestran sus habilidades y tienen la oportunidad de conseguir un trabajo.

“Cuando estuve en el Talent Fest, conocí geólogas, pianistas, amas de casa, ocupaciones que no tenían nada que ver con la tecnología. Dieron ese pivote  con ganas de hacer eso nuevo y el hecho de que llegaran al final es un gran ejemplo de que les gusta mucho lo que están haciendo”, dice  Arturo Robles Maloof, vicepresidente senior del Agile Dojo en CitiBanamex. 

“Habíamos pensado inicialmente en colocar a cuatro. Pero después  de ver los resultados cuando seis meses antes no sabían nada del tema. En ese momento le hablé a mi área de recursos humanos y les dije: ‘No es tan fácil conseguir talentos femeninos de este estilo’. Así que contratamos a seis”.

Arturo admite que en la empresa de tecnología han tenido algunos problemas para reclutar perfiles de mujeres que sepan programar y desarrollar, puesto que la mayoría de quienes postulan son hombres.

“Laboratoria nos ha ayudado mucho con esto. Conozco a mujeres brillantes que son desarrolladoras. Creo que las mujeres no se acercan a la tecnología por algo cultural y que  está arraigado en México”, dijo.

Después de ver cómo Laboratoria cambió la vida de Pilar, su madre modificó su percepción sobre el proyecto. “Ella y mi familia están felices y orgullosos no sólo de mí sino de todas las generaciones”. Pilar acaba de aplicar para obtener una beca en China en la empresa de alta tecnología, Huaweii, para transformar su realidad una vez más. “Ya le prendí la velita al Santo”, bromea.

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