Crea empresa para “echarle la mano a amputados”

En Guerrero, Nazaret Merino, de espíritu altruista, adquirió una impresora 3D y patrocina con prótesis a personas que han perdido alguna extremidad

Foto: Salvador Cisneros / EL UNIVERSAL
Nación 16/09/2018 20:00 Arturo de Dios Palma Chilpancingo, Guerrero Actualizada 20:04

Nazaret Merino Hurtado es un joven 25 años que utiliza la tecnología para ayudar. Hace tres años se encontró con la impresión 3D y desde entonces no ha dejado de imprimir prótesis de manos y brazos.

Cotizó el costo de las máquinas y la mayoría eran superiores a sus capacidades, iban desde los 15 mil hasta 120 mil pesos, pero no se rindió.  Solicitó 15 mil pesos en préstamos a la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), donde trabaja como bibliotecario en la facultad de Matemáticas, y sus padres lo apoyaron con el resto.

Compró tres máquinas, las de menor precio.  Nazaret no sabía utilizarlas, así que vino el proceso de aprendizaje. Se empapó de dos mundos que desconocía: la impresión 3D y la ortopedia. Después se puso a las órdenes de quienes necesitaran una prótesis, muchos desconfiaron, pero con el tiempo y trabajo ha ganado la confianza de la gente.

Merino Hurtado señala que la necesidad en Guerrero por una prótesis es grande y no está siendo atendida. En el estado no hay estudios ni cifras exactas de cuántas personas necesitan o utilizan algún tipo de prótesis.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2010 registró a 664 mil personas que perdieron alguna de sus extremidades. Esta cifra no incluye a las personas que nacen con alguna malformación. 

Cuando le nació una mano

Cuando  Miguel se puso por primera vez una prótesis supo lo que se siente tener dos manos. Primero, la prótesis se convirtió en una extensión extraña, algo pesado, ajeno, pero con el tiempo ha ido formando parte de su cuerpo.

Miguel nació a los siete meses de gestación y su mano derecha no alcanzó a formarse. De niño tardaba horas para hacer apenas una plana de su tarea y sufría humillaciones. Ahora estudia Matemáticas en la UAGro y trata  que nada lo limite.

Nunca había usado prótesis, hasta hace dos años que conoció a Nazaret. Con la prótesis ha podido agarra cosas, tomar vasos de vidrio y de plástico, incluso ha logrado escribir con la mano derecha. Pero el mayor logro es la firmeza y la confianza que le genera tener su otra extremidad.

Con Nazaret formaron la empresa LabMaKe para la impresión de prótesis;  han impreso cientos de ellas y han logrado ayudar a 16 personas, sobre todo a 13 niños.

La producción, dice Nazaret, puede ser mayor, pero necesita recursos financieros. Sin embargo, su plan está bien trazado, por ahora quiere construir prótesis que sean útiles, más que estéticas. 

Platica que en los primeros años, pudo regalarlas, ahora los costos de mantenimiento, renta, la compra de material lo ha obligado a cobrar, pero sus precios, asegura, son mucho más bajos que los que puede costar una prótesis en una tienda,  debido a que aún continúa firme su propósito de ayudar. 

Nazaret Merino encontró lo que quiere y le gusta hacer, y no está dispuesto a vencerse, sino todo lo contrario, sólo piensa convertir LabMake en una gran empresa que ayude.

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