En Quialana, mujeres indígenas votan y presiden casillas

Es el primer día del mes de julio y desde hace varias semanas, las mujeres de la comunidad, en su mayoría cabezas de familia, conocieron los detalles de la jornada electoral para elegir funcionarios locales, federales y Presidente de la República.

La casilla se instaló, como desde hace años, en la cabecera municipal, a donde desde las ocho de la mañana arribaron las funcionarias de casilla y supervisoras electorales, a presenciar el proceso. Iniciaron en tiempo y forma; desde las ocho en punto empezaron a llegar los votantes.

En Quialana, comunidad de los Valles Centrales, con una población de más de dos mil personas, la mayoría en edad de votar, desde hace más de una década, por la migración de sus esposos, padres y hermanos las mujeres asumen los roles de jefas de hogar y en esta temporada quedan al frente de las casillas.

Asisten con sus hijos, quienes las esperan durante toda la jornada. Este domingo auxiliaron a sus vecinos a hacer uso de sus derechos electorales.

Algunas con bebés en brazos emiten sus votos y al término, continúan sus actividades en el campo y el comercio.

Para doña Ana Hernández, de 69 años de edad, votar no es una novedad; lo hace desde hace varios años aunque recuerda que no siempre fue así, pues en las comunidades rurales, las mujeres accedieron tarde a sus derechos electorales. Obtuvo su credencial para votar hace unos 20 años; antes no lo consideraba necesario.

Viste una falda amplia en tonos azules y un mandil con orillas de estampado en tonos rojos, a juego con la blusa de encaje que forma parte de la vestimenta tradicional de la comunidad. Su cabello entrecano está cubierto por una pañoleta con flores de colores.

El día para ella empezó a las seis de la mañana. Hubo que amarrar las flores y empacar las tortillas que este domingo llevaron a vender al mercado tradicional de Tlacolula de Matamoros.

“Nos levantamos temprano y salimos de la casa que está al otro lado del municipio”, dice en un español breve pero entendible, pues su lengua materna es el zapoteco. Le tomó 30 minutos caminar junto con su hija desde su casa.

Ella empuñaba un bastón que le ayuda a desplazarse, pues sufre de fuertes dolores en la pierna izquierda, mientras su hija camina a paso firme con un rollo de más de 20 kilos de flores de campo envueltas en nylon rojo, que desplaza encima de la cabeza.

Se queja de la pierna mientras se sienta en uno de los muros bajos del palacio y afirma: “hay que votar, para que el gobierno nos apoye. Yo soy sola, con mi hija y es ella quien trabaja, yo ya no puedo, necesito operarme de la pierna y en la clínica me dijeron que cobran mil pesos, eso para mí es mucho dinero... las pastillas ya no son suficientes”, sentencia mientras muestra su dedo marcado con la tinta indeleble que le puso su vecina tras sufragar.

En Quialana, como en el resto de los 570 municipios de Oaxaca, las elecciones transcurrieron prácticamente en paz, y con alta afluencia de votantes. Las autoridades electorales y del gobierno, reportaron incidentes menores.