El reino zapoteca también tiene hijos transexuales

A sus 22 años, Sebastián es el primer hombre trans en el Istmo de Tehuantepec

Con un proceso hormonal que inició en marzo de 2014, cuando fue independiente económicamente, el joven dejó de ser Keren para convertirse en Sebastián (Foto: ROSELIA CHACA)
Sociedad 26/06/2017 19:19 Roselia Chaca Juchitán Actualizada 19:19

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Las 51 cajitas de Primotestón están celosamente guardadas en dos cajas de zapato. Sobre cada una está anotada la fecha en que fueron utilizadas. Sebastián lleva minuciosamente un control en su libreta de las inyecciones de testosterona que ha usado en tres años y tres meses.

Este joven zapoteca de 22 años, originario de Juchitán, se ha gastado durante 39 meses 20 mil pesos en todo su proceso de cambio hormonal y físico para pasar de Keren a Sebastián. Su cambio no ha sido tranquilo y lo ha afrontado solo. Sorteó infinidad de problemas y obstáculos, pero finalmente se convirtió en el primer chico transexual en el Istmo de Tehuantepec.

Axel Sebastián López López se sometió a una mastectomía hace tres meses en el Hospital General Manuel Gea Gonzalez de la Ciudad de México, con el Seguro Popular, donde le extirparon la mama completa, dando casi por concluido su proceso de transformación en hombre.

Los rastros de Keren se han borrado con el tiempo, hasta en el álbum familiar, porque Sebastián terminó por romper las fotos de la chica. La voz masculina, los vellos en la cara, los brazos y las extremidades no dejan duda, Keren desapareció de ese cuerpo.

 Desde niño entendió que era un chico en el cuerpo de una chica, así que vivió contradiciendo las normas de una familia que practica la religión protestante, lo que le trajo regaños y rechazo por muchos años, pero aguanto “vara”, como él mismo lo describe.

 “Siempre me sentí atrapado, nunca acepté lo que veía en el espejo. Mis padres no lo aceptaron por muchos años, pero no me importó, yo sólo tenía un objetivo: ser el chico que ahora soy. He pasado por mucho, pero casi lo logro”, comenta emocionado mientras acomoda las cajitas vacías.

En la preparatoria, para evitar el uniforme femenino optó por Enfermería para ingresar a la institución con ropa masculina, así pasó el nivel educativo con los problemas normales de lidiar con las burlas de sus compañeros y el rechazo de los padres de sus novias.

Al cumplir la mayoría de edad, hizo una fiesta de cumpleaños en el callejón de su casa y frente a sus amigos anunció que se sometería al proceso de cambio hormonal. Al siguiente día, con el dinero que le dio su abuela, la única que lo apoyó, se trasladó a la ciudad de Oaxaca y consultó a un endocrinólogo, quien aceptó su caso y le dio su primera receta de Sostenon.

Los cambios comenzaron de inmediato, sobre todo los de humor. Los “gallitos” en la voz lo delataron ante sus padres, que enojados le quitaron todo. Para evitar perder la preparatoria abandonó el tratamiento. Ya con un trabajo estable y con dinero propio, el 10 de marzo de 2014 comenzó de nuevo.

 “Me deprimí la primera vez, pero esperé ser independiente económicamente para comenzar de nuevo la transformación. Mis papás se volvieron a enojar conmigo, pero les dije que expulsarme de su casa no iba a cambiar mis planes. Así que lo platicaron y terminaron por aceptar y resignarse”.

Desde la primera inyección con Primotestón la regla se detuvo. El vello comenzó a salirle después de un año y seis meses. Posteriormente vino lo que siempre soñó, su rostro adquirió rasgos masculinos. Sólo faltaban tres cosas: cambiar de identidad, quitarse los senos y los ovarios.En 2016 se enteró de que en la Ciudad de México se realizaba el cambio de nombre de manera gratuita. Se asesoró por internet, juntó un poco de dinero y se lanzó a legalizar a Axel Sebastián. El primer nombre, en honor a su cantante favorito, y el segundo, al gusto de su madre.

Durante estos años de tratamiento, todo el asesoramiento que encontró en el camino fue en los grupos de transexuales en las redes sociales, así que decidió crear un canal en YouTube para hablar sobre su proceso y los cambios que lograba. Además, a través de ese medio ha podido acompañar y asesorar a otros chicos de la región que buscan su transformación.

 “Cuando comencé todo esto no había nada en el Istmo. Estaba solo. Porque los únicos que tenían un trabajo avanzado eran los muxes; las lesbianas pues no eran visibles, los trans menos, así que me tocó estar solo y buscar ayuda en internet, por eso decidí crear el canal, para ayudar, para aportar mi granito de arena. Estoy muy feliz ayudando a otros”, cuenta convencido. 

 Sobre la discriminación que ha sufrido, asegura que ha sido leve, quizás porque no le ha importado y porque en su familia ya está en paz. Lo más duro, dice, es lidiar con el rechazo de los padres de sus novias, quienes al conocer su condición lo alejan de sus hijas.

Aunque el Istmo de Tehuantepec es reconocido por los muxes y su “tercer género”, el cambio de nombre e identidad sólo lo ha conseguido la antropóloga social Amaranta Gómez, por lo que Sebastián es el único hombre transexual zapoteca. En la región existen al menos 15 integrantes de la comunidad muxe’ que esperan comenzar con el cambio de identidad. En esa lista están los muxe’ trans y los muxe’ gunaa. Algunos adoptan roles y vestimenta de mujer y otros más ya iniciaron el proceso de reasignación de sexo a través de procedimientos quirúrgicos.

 A pesar de la aparente inclusión, los transexuales siguen siendo discriminados, principalmente en Juchitán. En las fiestas patronales de mayo no se les permitió la entrada por vestir el traje regional, ni a lesbianas vestir ropa masculina. En el reino zapoteca el camino que tiene que transitar la comunidad LGBTTTIQ aún largo y tortuoso. 

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