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El poder (y los videos) los igualan

Salvador García Soto

Los videoescándalos y la guerra política desatada en el país desnudan y exhiben el mecanismo real que ha financiado a la política mexicana en las últimas décadas: el lavado de dinero de dudosa procedencia, ya sea de origen público o de procedencia criminal. El beneficio de esos recursos, según lo que se juzga en videos, ha servido lo mismo para apuntalar a la podrida alianza del PRI-AN que asentó en México a la constructora brasileña Odebrecht, con su red latinoamericana de corrupción, que a la continuidad del sexenio de Peña Nieto y sus llamadas “reformas estructurales” a base de sobornos y de una maquiavélica estrategia que favoreció al capital privado por sobre el interés público, mientras se saqueaba el dinero de las arcas públicas; pero al mismo tiempo ese mismo “lavado” aparece detrás del financiamiento ilegal de un “movimiento por la esperanza” que, de la mano de Andrés Manuel López Obrador, pagó las campañas que lo llevaron a ganar la presidencia en el 2018.

Las imágenes y las acusaciones que hoy están a la vista de los mexicanos, unos a través de filtraciones judiciales y otros a través de videos facilitados a la prensa, no permiten distinguir cuál de los dos tipos de corrupción es distinto: si el que financió con bolsas de plástico rellenas de fajos de billetes la aprobación de una reforma constitucional que abrió el petróleo a la explotación privada y extranjera, o el que, en sobres de papel amarillo recibió en manos de Pío López Obrador, hermano del actual presidente de la República, un financiamiento ilícito e ilegal por al menos 1 millón de pesos (más “varias entregas pendientes” referidas en el video de marras) para sostener un movimiento político que, por legítimo y bienintencionado que fuera, aceptó recursos económicos de una procedencia que no está del todo clara, pero que eran entregados de la mano de un “consultor externo” que trabajaba directamente con el gobernador de un estado del sureste mexicano.

El discurso político podrá decir que “no somos lo mismo” y que aún en la corrupción “hay niveles”, pero al final, a los ojos del mexicano común, de que sobrevive al día con uno o dos o seis salarios mínimos y que difícilmente logrará ver en su vida reunidos un millón de pesos y menos adentro de una bolsa de plástico o un sobre de papel amarillo, hablar de 1 o 1.5 millones de pesos que son entregados en un video a una sola persona, llámese Rafael Caraveo, Gonzalo Gutiérrez Badillo o Pío López Obrador, significa exactamente lo mismo: corrupción y transa. Porque nadie en este país, que viva y gane su dinero de un modo honesto, podrá nunca recibir esa cantidad de dinero sin que signifique que se está prestando a un manejo sucio y turbio de financiamiento, a eso que el vox populi identifica como “malos pasos” o que la ley clasifica puntualmente como el delito de “operaciones con recursos de procedencia ilícita” mejor conocida como “lavado de dinero”.

Por eso, si la política mexicana fuera en estos momentos un partido de futbol, tendríamos que decir, en palabras de los cronistas clásicos, que “después de un primer tiempo de fantasía, en el que el equipo de la 4T, al mando de su capitán el zurdo Andrés Manuel López Obrador, dominó magistralmente la cancha, manejó el partido a su antojo y, de la mano del centro delantero Alejandro Gertz Manero, metió al menos 16 goles que dejaron tirados a igual número de políticos que terminaron bocabajeados; en el segundo tiempo, el equipo contrario, llámese “los fifís”, “los conservadores” o “la mafia del poder”, lograron en una sola jugada emparejar el marcador al rebasar por la derecha, con una jugada espectacular que mostró en video al hermano del Presidente recibiendo dinero ilegal en sobres amarillos, para igualar las condiciones de un partido al que todavía le restan muchos minutos de jugadas trepidantes, goles sorpresivos y sobre todo más golpes y videos que terminarán dejando en el público la sensación de que, por más que uno y otro equipo se juren “inocentes” o “diferentes”, al final todos juegan el mismo juego sucio y rudo que se conoce universalmente como la “real politik” o la política real con financiamientos dudosos e inconfesables.

HUGO LÓPEZ-GATELL PARA PRESIDENTE

Y mientras todos estamos absortos y entretenidos con el espectáculo videográfico que confirma que, en la política como en la vida, hoy priva la máxima del politólogo italiano, Giovanni Sartori, de que somos la evolución del Homo sappiens, transformados ahora en “homo videns”, porque vivimos en una sociedad contemporánea en la que “lo que no queda registrado en video, no existe”, en la realidad siguen muriendo cientos de mexicanos, mientras otros miles se contagian por el coronavirus Covid-19. Cuando usted lea esto, seguramente habremos rebasado ya el umbral de los 60 mil muertos por la pandemia en México, mientras el número de contagios se acerca a los 550 mil infectados, rebasando incluso el “escenario más catastrófico” que proyectó el encargado nacional de este pandemia, Hugo López-Gatell.

Pero, paradójicamente, mientras más muertos y contagiados hay en la República, el polémico subsecretario que coordina la emergencia sanitaria a nivel nacional, repudiado con vehemencia por unos y defendido por otros hasta el fanatismo, acumula cada vez más poder y notoriedad dentro del gobierno de López Obrador. Esta semana, por ejemplo, se publicó una reforma al organigrama de la Secretaría de Salud del gobierno federal, con la cuál López-Gatell asume el control de 13 nuevas unidades del sector salud, todas ellas que habían estado bajo la coordinación de la Subsecretaría de Integración y Desarrollo a la que renunció Asa Cristina Laurel y que desaparece para dar paso a una sola subsecretaría: la de Promoción y Prevención de la Salud, que acaparará todas las funciones y el poder, incluidas las de dos importantes Comisiones Nacionales que desaparecen para convertirse en “direcciones generales” a cargo de López-Gatell: la Comisión Nacional de Arbitraje Médico y la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), por cuyos trámites y autorizaciones pasan productos, sustancias y medicamentos que representan el 15% del PIB del país.

Con todo ese poder y convertido ahora también en un operador político que cabildea e impulsa en los Congresos locales la aprobación de reformas legales para prohibir la venta de alimentos procesados y bebidas endulzadas o refrescos (“veneno embotellado”, los llamó) el subsecretario López-Gatell es cada vez más una figura política que, cobijado en su papel de epidemiólogo, aprovecha la enorme plataforma que le tocó encabezar y los reflectores constantes de su conferencia vespertina diaria, más sus frecuentes apariciones en las conferencias mañaneras del presidente López Obrador, para convertirse no sólo en el secretario de Salud de facto en el gabinete, sino en una de los políticos más visibles y arropados de la 4T y que cuenta con la defensa y la aprobación permanente del Presidente, a pesar de sus costosos errores y sus fallidas predicciones.

Qué tanta visibilidad habrá cobrado López-Gatell que entre más muertos hay por la pandemia, más poderoso y fuerte se ve al subsecretario encargado, al grado de que ya hay una corriente al interior del gobierno y de Morena que lo ven como un atractivo “candidato presidencial” para las elecciones de 2024. A partir de una encuesta realizada por la empresa Parametría, que dirige Francisco Abundis, un sector del ala radical de la 4T comenzó a barajar la posible candidatura de Gatell que ya ha sido comentada en reuniones de un grupo entre los que se cuentan el vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas, la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Muëller; la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde; el senador Martí Batres y el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, y algunos otros miembros importantes de la élite del poder.

La encuesta en cuestión midió no sólo los niveles de aprobación y conocimiento de los posibles candidatos presidenciales de Morena sino también los porcentajes de opinión positiva y negativa de distintas figuras del gabinete que se ven como aspirantes a la sucesión presidencial. Según los números del sondeo, Hugo López-Gatell salió al nivel de Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal en las opiniones e intenciones de voto y por arriba de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, lo que llamó tanto la atención de los que vieron y analizaron el estudio de opinión, que se comenzó a manejar la posibilidad de impulsar al subsecretario de Salud como un “Plan B” para el grupo de los duros de la 4T que verían en él una opción alternativa si Sheinbaum se rezaga en las encuestas con relación a las dos figuras del ala “moderada” Ebrard y Monreal.

En el ejercicio de Parametría, a la pregunta de si han oído hablar de Hugo López-Gatell, un 69% de los encuestados respondieron que sí han escuchado hablar del subsecretario, y cuando se preguntó sobre cuál era su opinión en torno a él, el 82% dijo que tenía una “opinión positiva”, el 64% dijo que su opinión era “buena” y el 18% comentó que “muy buena” en contraste de un 16% que tuvo una “opinión negativa” de Gatell. Su nivel de conocimiento, según el desglose, pasó de 59% en el mes de abril pasado a 68% en mayo y 69% en julio de 2020. La opinión efectiva del encargado nacional de la pandemia llegó a su punto máximo en junio pasado con 76% y para julio bajó a un 66%.

Con esos números ya hay quienes le ven al polémico médico epidemiólogo tamaños presidenciales y lo consideran un posible candidato alterno que representaría los intereses del ala más dura de Morena y del gobierno lopezobradorista. Para ese grupo la primer opción para el 2024 sigue siendo Claudia Sheinbaum, pero si la Jefa de Gobierno no crece en las encuestas y se ve rebasada por el empuje del canciller Marcelo Ebrard o del líder senatorial, Ricardo Monreal, López-Gatell sería el “plan B” de ese sector, gracias a sus niveles crecientes de popularidad y aprobación y sin importarles que una posible candidatura del poderoso subsecretario de Salud se construyera sobre las decenas o cientos de miles de mexicanos muertos en esta pandemia. Al fin que los muertos no votan.

NOTAS INDISCRETAS…

El INE se prepara para esta semana decidir cuáles de los nuevos partidos políticos obtendrán registro y cuáles de plano no cumplieron con todos los requerimientos o bien violaron la ley en su intento por obtener el reconocimiento oficial. Buena parte de la decisión se basará en los dictámenes sobre cómo las organizaciones de ciudadanos que aspiran a convertirse en partido se financiaron, en qué gastaron y las irregularidades detectadas en su financiamiento. Conforme a la Ley General de Partidos Políticos y Fiscalización que fueron revisadas ayer viernes en una sesión del INE, se señaló la opacidad en los recursos de dos organizaciones: “Redes Sociales Progresistas”, que lidera Fernando González Yáñez y es el proyecto político de la maestra Elba Esther Gordillo; y “Fuerza Social por México” que encabeza el sindicalista Pedro Haces, líder de la CATEM. Esas dos organizaciones estarían en peligro de no obtener el registro, derivado del análisis que realizaron los consejeros electorales. En dicho reporte, Redes Sociales Progresistas aparece con ingresos por 22 millones 505 mil pesos, de los cuales 5 millones no se pudo identificar los nombres o identidades de los aportantes, es decir que el 22% de sus ingresos no tenían un origen claro, lo que le mereció sanciones por parte del INE de 875 mil pesos. En el caso de Fuerza Social por México, reportó ingresos por 26 millones 811 mil pesos y de esos 6.8 millones no tenían identidad de los aportantes, el 25%, por lo cual fue sancionado con 1 millón 141 mil pesos. En el resto de las organizaciones que buscan registro, la mayor parte de sus ingresos fueron identificados plenamente, salvo un 0.53% en el caso de Encuentro Social, 0.07% en Grupo Social Promotor por México, 8.8% en Libertad y Responsabilidad Democráticas, 1.10% en Alternativa Democrática y 2.50% en Súmate a Nosotros. Es decir que, el 31 de agosto, fecha en la que se dictaminará cuáles partidos obtienen registro y cuáles no, es muy posible que ni Redes Sociales de la maestra Elba Esther, ni Fuerza Social, de Pedro Haces, obtengan el registro por opacidad y falta de transparencia en su financiamiento…Los dados se guardan por vacaciones necesarias y urgentes, pero volverán a girar, recargados y con más Serpientes y Escaleras, a partir del lunes 7 de septiembre. Hasta entonces les dejamos un abrazo y mucho ánimo y fuerza para los amables lectores. Que sobrevivamos al Covid y al estercolero de los videoescándalos.

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