Es cuestión de desigualdad
La percepción de que alcanzar un cargo público equivale a obtener un jugoso botín económico, difícilmente desaparecerá si continúan los privilegios de los que hoy da cuenta información de EL UNIVERSAL.
Aún no se eligen a los diputados, ni siquiera a los aspirantes a llegar al Congreso, pero la actual Legislatura ya aseguró para los legisladores que se instalarán en septiembre millonarias bolsas en vales de despensa, alimento y gasolina.
Los diputados actuales perciben cada mes 73 mil 910 pesos de sueldo, 45 mil 786 por asistencia y 28 mil 772 para atención ciudadana. Además de ese sueldo no tienen que preocuparse por el pago de la comida en cada sesión legislativa ni por el gasto en gasolina, pues para cubrirlos ya se adjudicó un contrato anual por 264 millones de pesos, cifra 35 millones más alta que la adjudicada hace apenas dos años. De 2016 a 2018 el gasto en este rubro aumentó 15%.
Es claro que los ingresos y prestaciones de los legisladores no serían noticia si el grueso de la población contara igualmente con salarios y prestaciones que cubrieran más allá de sus necesidades básicas, pero ocurre lo contrario. En el país al menos la mitad de la población vive en situación de pobreza y el poder adquisitivo de los sueldos se ha reducido. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), principal organismo de medición de la pobreza, ha señalado que el sueldo mínimo que rige en el país se encuentra por debajo de la línea de bienestar.
A lo anterior se agregan cifras del Inegi sobre ocupación y empleo que señalan —al cierre de 2016— que casi la mitad de la población ocupada en el país sólo gana hasta dos salarios mínimos, unos 5 mil pesos.
Hay más datos: la población ocupada que gana más de tres salarios mínimos se redujo drásticamente al pasar de 23.8% en el primer trimestre de 2013 a sólo 17.9% del total en el segundo trimestre de 2017. Por su parte, los que ganan menos de tres salarios mínimos aumentaron de 65.6% a 68.9% para igual periodo.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también ha documentado que los ingresos que obtiene 10% de la población más rica es 29 veces mayor a lo que recibe 10% de la población más pobre.
Mientras millones de mexicanos no dejen atrás su situación de pobreza, las prestaciones y los sueldos de legisladores y de la alta burocracia seguirán siendo una ofensa para ellos. Es mera cuestión de desigualdad.