La verdad no se vende

EL UNIVERSAL

La línea editorial de EL UNIVERSAL no se vende, no tiene precio y nadie la puede comprar. Esta es la respuesta que este periódico hace a las críticas sin sustento de que la información publicada en el diario responde a la cantidad de publicidad oficial otorgada por el gobierno federal. Ayer el periódico estadounidense The New York Times publicó una nota en la que da voz a personas que lanzan acusaciones, sin mayores pruebas que sus dichos, en contra de esta casa editorial que con una trayectoria de 101 años ha sido reconocida por su pluralidad, así como por su compromiso con la democracia y la libertad de expresión.

Basta observar las páginas del diario y el portal web para ver que todas las ideologías políticas están representadas. En los espacios del periódico escriben críticos al gobierno federal a los cuales no se les ha solicitado jamás cambiar su postura. Incluso hay articulistas de casa que han criticado la cobertura del diario a ciertos temas, y no por ello se ha cambiado una sola coma a sus textos.

Este ejercicio no es nuevo. Por décadas EL UNIVERSAL abrió sus páginas a la oposición en tiempos en que eso era imposible en los medios de comunicación. Esa práctica no ha cambiado con los años y no se modificará sin importar de qué partido político sea el gobierno en turno, o quiénes sean los candidatos electos.

El monto de la inversión publicitaria del gobierno federal en este diario, como en todos los demás medios, es información pública y está a disposición de quien quiera consultarla. Quienes han sido agraviados por la cobertura crítica de EL UNIVERSAL preferirán ver complots en vez de reconocer sus errores. Y algunos de los que hablan en la nota de The New York Times lo saben, porque desde sus propias trincheras podrían ser acusados de parcialidad y actuación a conveniencia. Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Con esta cobertura parcial, el periódico estadounidense es utilizado por personas que tienen intereses políticos y en algunos casos vendettas personales, o envidias. ¿Se preguntará The New York Times a qué intereses está sirviendo al publicar opiniones interesadas y malintencionadas proporcionadas por algunas de sus fuentes?

Que no quede duda alguna. EL UNIVERSAL está totalmente de acuerdo con un esquema de regulación de publicidad oficial. La inversión gubernamental en medios debe de ser transparente y realizada con criterios de eficiencia y equidad. Además de que de ningún modo debería ser usada como un instrumento de censura. Está inversión debe servir a intereses de Estado, y nunca a la promoción personal o electoral.

EL UNIVERSAL es el medio de comunicación en México con la mayor difusión en internet y en impreso. Así lo acredita mes con mes la empresa de medición Comscore (en un estudio que se ha convertido en el estándar en la industria) y otras firmas dedicadas al análisis independiente de medios ¿Por qué no se menciona eso como posible razón para la asignación de publicidad gubernamental, en lugar de la supuesta alteración en la línea editorial?

Es más fácil acusar sin pruebas. Millones de lectores, sin embargo, saben ver la diferencia entre lo cierto y lo falso.

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