López Obrador está sembrando a un Bolsonaro

Luis Cárdenas

“A través del voto, no va a cambiar nada en este país. Solo va a cambiar, cuando nos partamos en una guerra civil”

Jair Bolsonaro

Dirá que había un periodo neoliberal, repetirá varias veces que los conservadores se hastiaron de saquear al pueblo, dirá que la transformación ha llegado, dirá que nunca más habrá injusticias, dirá que ya no hay corrupción arriba y que están limpiando la casa, dirá que están haciendo un aeropuerto austero, una refinería que nos cambiará el futuro y un tren que atraerá a los visitantes del mundo… Nada nuevo. 

López Obrador es un presidente que se ha vuelto predecible, su Segundo Informe es, realmente, el quinto o sexto mensaje de este tipo, ha perdido el atractivo, su sobreexposición y lo repetitivo en su contenido lo hace un tanto aburrido, seguramente ha habido y habrá mejores mañaneras que el mensaje de hoy.

El presidente lleva 640 días en el poder y aún le falta más del doble, 1490 días más… Lo suficiente para pasar a la historia como el hombre que destruyó un sistema pero, no queda claro aún, ¿será, también, el hombre que construyó algo entre las ruinas que heredará?

En materia económica, al menos desde la economía global y de mercado, no queda duda, este es un sexenio perdido, no tenemos guardaditos para el 2021, seguro tampoco habrá mucho para los siguientes años. Si bien nos va, la recuperación empezará a sentirse a eso del 2023 y la indolente 4T nos dejará con millones más en la miseria para el 2024 y con una clase media devastada, inaugurada en las filas de la pobreza.

De alguna forma, saldremos del hoyo pero no será gracias al presidente ni a su economía moral, no será gracias a las ocurrencias del populismo sino, como siempre, gracias al esfuerzo brutal de los mexicanos.

Pero, creo que la peor herencia de López Obrador, su verdadero paso a la historia, estará marcado por el periodo donde el país se fue convirtiendo en una torre de Babel, será la época en la que nos volvimos estridentes y sordos a la vez, cuando nacieron y se empoderaron los radicales y los ultra radicales al tiempo que fueron enterrándose los moderados hasta quedar en una insignificancia anecdótica.

López Obrador es el presidente de la división, el destructor del verdadero diálogo, el emperador anacrónico al que la realidad terminará por rebasar.

La insensatez de sus propuestas, que se vuelven realidad a un chasquido, también son corrupción y una de las peores. La siembra del encono tiene su cosecha en la catástrofe.

¿Qué cosa inventará cuando haya cumplido los mil días o los mil quinientos y aquello del juicio a los expresidentes sea, simplemente, un cartucho quemado y apestado por el hambre y la desesperación por resultados?

Será ahí que recogerá su cosecha, marcada de una oposición totalmente renovada en la radicalización, con cuadros ultras que harán, igual que él, estrambóticas propuestas pero en sentido contrario… Insisto, los moderados yacerán sobre el recuerdo de lo que fue.

Bolsonaro se quedará corto frente a lo que viene en México.

Pero, con calma, no me precipito, que para eso aún falta un rato, habrá que seguir atentos a un mensaje que hemos visto repetirse, casi idéntico, por 640 días. Ojalá venga una sorpresa, aunque sea en una nueva locución… Ojalá que diga algo como lo del ganso, porque nos hacen falta muchas risas, ojalá que al menos, el mensaje sirva para eso.

DE COLOFÓN

La 4T abre la temporada de luchas, ahora veremos a los radicales contra los ultrarradicales.

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