Modernizar el sistema penitenciario
Hoy esta casa editorial publica que, increíblemente, el sistema penitenciario de nuestro país no cuenta actualmente con una base de datos nacional de aquellos que han logrado fugarse de las cárceles mexicanas.
Independientemente de si eran procesados o sentenciados, y de si se trata de prisiones federales o estatales, la falta de algo tan elemental —y tan sencillo de obtener— como una lista de fugados debe ser visto por nuestras autoridades como un pendiente de urgente resolución, pues con seguridad abona los índices de impunidad y violencia en México, y porque es un negativo —y una carencia— más que se suma a la creciente disfuncionalidad del sistema de procuración e impartición de justicia mexicano, en lo general, y de los sistemas penitenciarios estatales y federal, en lo particular.
Tener esta base de datos se vuelve apremiante, además, porque el no contar con ella conlleva no disponer tampoco de un sistema de alertamiento nacional para dar seguimiento a los fugitivos y así lograr recapturarlos.
Aunque la Comisión Nacional de Seguridad ha anunciado que ya trabaja en el tema —y dicha base de datos podría tenerse en abril y estaría almacenada en Plataforma México—, no se entiende cómo llegamos hasta aquí sin tener este registro.
En este sentido, mañana funcionarios de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) se reunirán con autoridades penitenciarias de todos los estados para conocer de los casos y plantear la homologación de la información. Se anunció que se trabaja también en una página web en la que estarán los datos de los prófugos con fotografía y características principales y que podrá consultarse tanto por las autoridades como el ciudadano en general.
Ojalá esto llegue a concretarse, porque naturalmente facilitaría la labor de ubicación y recaptura de fugitivos de la justicia, pero no sólo a ello, sino asimismo a otras tareas al interior del sistema penitenciario.
Medidas como ésta, aparentemente orientadas a modernizar y eficientar el sistema de justicia en México, son urgentes, pero deben ir de la mano con una auténtica depuración que elimine prácticas de colusión criminal y corrupción, que son el verdadero gran problema, y para el caso que nos ocupa la causa de que sea posible una fuga de un penal mexicano.
En otras palabras, arranquemos el problema de raíz, evitemos primero que sea posible que alguien se dé a la fuga.