¿Qué le pasa a Ricardo?
En el mes y medio que va de las campañas presidenciales disfrazadas de precampañas, Ricardo Anaya Cortés no ha resultado ser el “fenómeno” que algunos esperaban y su proselitismo ha resultado un tanto anticlimático, más lleno de ocurrencias y reacciones a lo que dicen y proponen sus contrincantes, que de propuestas propias sobre los problemas del país. Es como si el llamado joven maravilla no lograra maravillar con su estrategia hasta el momento y estuviera contenido y con un discurso limitado a ofrecer un combate a la corrupción lleno de lugares comunes, y videos al lado de integrantes de comunidades indígenas, en los que sonríe y se limita a tocar la guitarra, pero que tampoco trasmiten un mensaje concreto o propuesta clara para esos grupos marginados.
De hecho, en estas seis semanas que se cumplen ya de campañas de los aspirantes presidenciales, cuando se quieren contrastar algunas propuestas sobre temas y problemáticas específicas, ya se encuentran y se pueden contrastar los primeros planteamientos de Andrés Manuel López Obrador o de José Antonio Meade, por ejemplo en materia de seguridad o de combate a la corrupción, pero si se busca qué ha propuesto el candidato de la coalición “Por México al Frente”, no hay documentos o planes específicos, solamente declaraciones y fragmentos de discursos en los que sólo hay comentarios generales de “acabar con la corrupción”, “castigar a los corruptos” y otros lugares comunes.
Si se le pregunta a su círculo más cercano por qué Ricardo Anaya no está aterrizando propuestas o por la percepción de falta de contundencia en su campaña, personajes como Marco Adame aseguran que “la estrategia de esta etapa de precampañas que marca la ley, así fue diseñada” y que las propuestas concretas y desarrolladas de temas de interés para el electorado “vendrán en la siguiente etapa de las campañas formales, que inician hasta el próximo 30 de marzo. “Así se diseñó la estrategia en esta etapa, para que Ricardo aparezca cercano a grupos vulnerables y necesitados de la sociedad —como las etnias indígenas— para las que más adelanta habrá propuestas novedosas e interesantes”, dice el ex gobernador de Morelos y estratega de la campaña anayista.
Lo cierto es que no hay una sola idea, frase o planteamiento que en mes y medio haya logrado posicionar claramente el precandidato del frente del PAN-PRD-MC, que se ha dedicado más a descalificar a sus oponentes como Meade, a quién ha llamado “la semana santa” (Porque no se sabe cuándo caerá) o “el candidato de a cero”. Ha sido tan carente de ideas propias la estrategia de Anaya, que de lo más comentado de esta etapa es el video que grabó con el niño Yuavi, de la etnia wirarika o huicho, que hizo viral en las redes sociales y en los medios un jingle de campaña de Movimiento Ciudadano.
Peleando por el segundo lugar. Aunque no se han difundido encuestas que midan el avance de los aspirantes hasta la sexta semana de la etapa de precampañas, el último sondeo conocido, el de Consulta Mitowsky de Roy Campos, del pasado 18 de enero, documentó que Ricardo Anaya y López Obrador fueron los dos candidatos que mostraron un ligero repunte, atribuido a la caída que tuvo el abanderado del PRI, José Antonio Meade. La encuesta ubica al candidato de Morena en primer lugar con 23.6% (6 décimas de punto más que el 17 de diciembre de 2017), a Anaya en el segundo lugar con 20.4% (4 décimas más que el mes anterior) y a Meade en tercer sitio con 18.2% (1.2% menos que el 17 de diciembre). Muy abajo aparecen los “independientes” Margarita Zavala con 4.2% y Jaime Rodríguez El Bronco con 3.2% y un amplio número de “indecisos” que no sabe aún por quién votará, de 27%.
A reserva de que se conozcan nuevos sondeos en los próximos días, la encuesta de Mitowsky confirma no sólo la ventaja de López Obrador, que crece sobre sus dos contrincantes, sino que la disputa por el segundo lugar aún es fuerte entre Ricardo Anaya y José Antonio Meade. El leve crecimiento de Anaya parece más resultado de la caída del priísta que de su propio crecimiento y la diferencia entre uno y otro es de apenas dos puntos, lo que hace prever que el candidato del Frente podría ser alcanzado y, si no mete el acelerador a su campaña, hasta rebasado por el abanderado del PRI, cuyo objetivo prioritario en este momento es llegar al segundo sitio, para desde ahí poder enfocar sus baterías en el puntero de la carrera.
Veremos si en las dos semanas que quedan de precampañas el candidato del Frente sigue con la misma estrategia, hasta ahora plana y contenida, o si opta por algún viraje que le ayude a llamar más la atención del electorado. Porque si no es antes del 11 de febrero, que concluye esta primera etapa de proselitismo, tendrá que esperar hasta el 30 de marzo para impactar a los votantes, y en 47 días que faltan para eso pueden pasar muchas cosas, sobre todo en el interés del gobierno y su candidato, que tienen puesta la mira en desplazar al llamado joven maravilla de su precario segundo lugar en las encuestas.
El abrazo de Hermosillo... ¿o de Acatempan? Los testigos, ayer, en un salón del Hotel Fiesta Americana de Hermosillo dicen que fue un abrazo que recordó aquella escena histórica de la lucha independentista, cuando Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero se encontraron en un paraje de Teloloapan, Guerrero, para firmar la paz entre las fuerzas insurgentes y los criollos del ejército español, lo que selló el fin de la guerra de Independencia. Acá en Hermosillo no hablaron de “guerra”, pero sí era claro que al recibir en su tierra a José Antonio Meade, el ex dirigente priísta Manlio Fabio Beltrones quería dejar claro su “lealtad y compromiso” con la campaña presidencial y con el candidato de su partido, en medio de rumores esparcidos la víspera —fake news comentaría el propio Beltrones— sobre su supuesto acercamiento a Morena.
Como en Acatempan hace 197 años, en el hotel de la capital sonorense, los dos políticos se encontraron, intercambiaron un breve saludo y se tiraron al abrazo simbólico que, en momentos en que se habla de división y distanciamiento entre tecnócratas y políticos en el viejo partido, y cuando muchos priístas se quejan de que no son tomados en cuenta en la campaña de Meade, lleva todo un mensaje que intenta cerrar “cicatrices” de heridas y pugnas que aún siguen abierta tras la designación, por parte del presidente Peña Nieto, del primer candidato presidencial no militante del PRI en su historia.
Beltrones comentaría ayer, después de la cálida recepción del priísmo sonorense a Meade y en una comida privada posterior con el candidato, que con este encuentro y acercamiento con el abanderado del PRI en su propia tierra, lo que quiso es “confirmar mi principal patrimonio: la lealtad que le consta a mis amigos y a mi partido. Lo demás son intrigas”.
Después del abrazo de Hermosillo sólo queda una pregunta: ¿el candidato se cortará el cordón umbilical de su compadre Luis Videgaray y le pedirá al canciller y, de paso a su coordinador Aurelio Nuño, frenar los golpeteos y los desprecios y desaires a los liderazgos políticos del PRI?
Notas indiscretas… ni José Antonio Meade ni Peña Nieto pueden darse el lujo de perder Chiapas. La obstinación de Aurelio Nuño de querer imponer la candidatura de Roberto Albores Gleason a la alianza PRI-PVEM es un suicidio electoral. Ya debió quedarle claro a Nuño, con la rebelión y renuncias de los verdes chiapanecos, que ni los militantes ni las cúpulas de ese partido, lideradas claramente por el gobernador Manuel Velasco, aceptarían la imposición del impopular y cuestionado junior Albores Gleason. El acuerdo al que llegaron para frenar la desbandada de cuadros verdes y mantener la alianza que amenazaba con romper en el estado fue realizar una encuesta interna en la que se medirá cuál de los tres aspirantes: el priísta Albores o los verdes Luis Armando Melgar o Eduardo Ramírez, es el mejor posicionado y el que mejor puede defender al estado del arribo de Morena. El escenario es muy complicado, López Obrador sigue creciendo imparable y si le Presidente lo que quiere es perder y entregarle el estado al tabasqueño con su candidato Rutilio Escandón, entonces insistirán en imponer, con todo y encuesta manipulada, a Roberto Albores, quien es el aspirante con más negativos. Por otro lado, Eduardo Ramírez Aguilar tiene mucha cola que le pisen y no es aceptado por el PRI, lo que hace pensar que el único que podría garantizar la frágil y lastimada unidad entre los priístas y los verdes es el senador Luis Armando Melgar. Sólo de esa manera podrían hacer frente al crecimiento exponencial de Morena. Chiapas se resuelve con una candidatura de unidad y se va a complicar si intentan manipular las encuestas para legitimar la imposición desde Los Pinos… En medio de la tensión que rodea a las relaciones México-Estados Unidos por temas como el muro de Trump y su discurso antimexicano o la complicada renegociación del TLC, llama la atención el premio que ayer recibió la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, encabezada por Omar García Harfuch, de parte del gobierno estadunidense. En Nueva York, el titular de la AIC recibió el “premio a la Cooperación Internacional”, que entrega el Departamento de Seguridad Nacional o Homeland Security de Estados Unidos, tras los resultados obtenidos en la investigación bilateral, en la que participó García Harfuch y su equipo, que culminó con la desarticulación de una organización delictiva dedicada a la trata de personas para explotación sexual entre los dos países, conocida como la Familia Granados. Este grupo, que se dedicaba a captar mujeres víctimas en Tlaxcala y Puebla, con más de siete décadas de actividad delictiva, fue investigado y perseguido en México por la AIC que, en colaboración con el gobierno de Estados Unidos, logró detener a los líderes e integrantes de esta banda familiar que duró varias generaciones. La Familia Granados había extendido sus operaciones de trata a Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Veracruz y el Estado de México, donde jovencitas eran enganchadas con promesas de matrimonio o hasta con embarazos y llevadas con engaños a varias ciudades de Estados Unidos para prostituirlas y esclavizarlas con torturas, violaciones y golpes. Algunas eran esclavizadas aquí mismo en México y otras eran llevadas por el desierto de Altar, como ilegales, a Estados Unidos, y desde Tucson y Phoenix eran enviadas a Nueva York y a otras ciudades para explotarlas y esclavizarlas. Así que en tiempos de desencuentros y amenazas de la administración Trump, el desmantelamiento y la investigación de esta red criminal en México y Estados Unidos demuestra que nos va mejor a los dos países cuando cooperamos, en lugar de dividirnos… Serpiente mandan los dados. Semana de altibajos.