Santo contra las alianzas mutantes partidistas
Los políticos están acostumbrados desde las santas enseñanzas de Plutarco Elías Calles a trabajar desde lo oscuro la llamada “unidad”: el gobierno se enseñó a torear a sus adversarios políticos: O te haces mi cuate o despídete de la escena terrenal. Pactos, encubrimientos mutuos, escenas en blanco y negro, dignas de una película de gángsters pero con achichincles políticos y líderes charros en salones donde el tequila, el tabaco y el danzón hacían de las suyas. ¿Recuerdan que a Ruiz Cortines le apodaban “cintura brava”?
Si hay una característica después del gran relato priista de la política, es la parodia. Todavía Salinas soñó con sus grandes reformas, Zedillo hizo lo mismo con sus grandes planes de rescate. ¿Y Fox, Calderón, Peña Nieto? Fox y sus intentos por modificar la figura presidencial terminaron por desgastarlo y lo hicieron blanco fácil para sus adversarios. Calderón y la guerra del narco que terminó por mostrar la debilidad y torpeza del gobierno para enfrentar el problema. Peña Nieto quiso seguir a Salinas con las reformas, pero sus compañeros de partido terminaron por hacer del priismo una manera obsoleta y vulgar de hacer política. De ahí que nadie crea en los políticos. ¿dónde quedó la política?
¿Realmente hubo política? La pregunta puede ser necia en esta tierra de políticos y abogados. Diría el poeta argentino César Fernández Moreno: “también soy abogado, es la manera más intensa de ser argentino”. ¿Ser abogado, político en México, no es la manera más intensa de ser mexicano? Más allá de meternos en las lagunas del ser mexicano, habría qué preguntarnos qué rayos significa hacer política en este contexto actual. Me parece que se desvía, se rompe, cuando partidos totalmente opuestos ideológicamente rompen filas para unirse en pos del progreso. ¿el lobo, el cordero y la serpiente unidos contra el mal?
Que las alianzas son útiles es verdad. Que las alianzas se han vuelto el pan cada una de nuestras elecciones ya es un hábito que ya ha dado signos de descomposición. Ahora por lo que luchan es muy vago y el electorado ve con desconfianza y con burla estos zombies. El Santo, el enmascarado de plata, tendrá ahora un enemigo deforme como contrincante. Dejemos que el filósofo José Ortega y Gasset lo diga de mejor manera: La razón es clara. Mientras tomemos lo útil como útil, nada hay que objetar. Pero si esta preocupación por lo útil llega a constituir el hábito central de nuestra personalidad, cuando se trate de buscar lo verdadero tenderemos a confundirlo con lo útil. Y esto, hacer de la utilidad la verdad, es la definición de la mentira. El imperio de la política es, pues, el imperio de la mentira.
COLOFÓN:
El dios de las arcas mexicas pretende incentivar con reliquias a los sumos sacerdotes de San Lázaro, ¿podrá Hernán Cortés averiguarlo desde el copal y los santos rosarios? Descúbralo en su próxima edición.