¿Y la oportunidad a la paz?

Salvador García Soto

Si el concepto de “crisis” aplica para un gobierno electo, el de Andrés Manuel López Obrador, sin ejercer aún formalmente el poder, enfrenta la primera situación crítica desde que ganó con enorme apoyo popular la Presidencia de la República. Lo que empezó como una “llamada de atención” por los cuestionamientos a la “boda fifí” de su colaborador César Yáñez, para el fin de semana había tomado ya dimensiones de escándalo nacional e internacional, alcanzando en redes y medios de otros países el nivel de difusión e impacto de temas como la Casa Blanca de Peña Nieto.

Hasta ahí el tema crítico impactaba no solo la imagen sino el ánimo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, que tuvo que salir a hablar de un asunto que, dijo, no era público, sino de vida privada y en el que “yo no me casé y sólo fui invitado”. Pero la decisión, horas después, de cancelar los “Foros para la Paz con Justicia y Dignidad”, aunque sin aparente relación, aumentó la percepción de una “crisis” en el gobierno entrante, por ser una de las iniciativas torales de la próxima administración y de donde saldrá la propuesta para una nueva estrategia de seguridad y contra la violencia del narcotráfico y la justicia para víctimas del delito y sus familias en el país.

De los 12 encuentros anunciados el 21 de julio por López Obrador, para atender y escuchar a las víctimas del delito, a sus familiares, además de expertos y organismos sociales sobre con sus propuestas y demandas para enfrentar la crisis de inseguridad y violencia en el territorio nacional y “devolver la paz” a la República, sólo pudieron llevarse a cabo 7 y ayer el futuro secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, uno de los responsables de la organización de los foros, anunció la cancelación de cinco mesas restantes que ya no se llevarán a cabo y que coincidían con algunos de los lugares con mayores problemas de violencia en el país: Tamaulipas, Morelos, Tabasco, Sinaloa y Veracruz.

El argumento oficial para cancelar los Foros de Paz fue que el gobierno entrante daría prioridad ya al “Plan de Seguridad” que presentará el 24 de octubre junto con dos iniciativas de Ley una para la Justicia, reparación y no repetición a las víctimas, y otra para la Amnistía. Durazo dijo que los Foros se cancelan de manera presencial, pero que la gente que tenga propuestas podrá hacerlas llegar de manera digital y a través de una página web para que sean tomados en cuenta al momento de elaborar los documentos e iniciativas sobre seguridad y justicia.

Pero detrás de las razones oficiales para dar por terminados los ejercicios de “Escucha” que comenzaron el 7 de agosto en Ciudad Juárez, hubo varias razones que abonan a la idea de “crisis” en el gobierno electo. Porque si bien los Foros fueron un ejercicio novedoso y fresco en un país donde a las víctimas no se les escucha ni se les garantizan mecanismos de reparación y de no revictimización, también es cierto que el tamaño del problema y del dolor y los reclamos de justicia a lo largo del país terminaron por volverse una enorme catarsis que rebasó la capacidad del nuevo gobierno y hasta puso en duda el discurso del “perdón” lopezobradorista ante el tamaño de la “sed de justicia” que recorre el país.

Y si a los ríos de quejas, gritos y reclamos que inundaron los Foros, se le suman las luchas internas que afloraron en su organización en el equipo de gobierno, se entiende que su cancelación no fue sólo un tema de tiempos y premuras, sino una suerte de “manotazo” del mandatario electo ante lo complicado que resultó el tema. Porque, desde su origen, la iniciativa para la Paz se topó con una lucha de egos y competencias entre Alfonso Durazo, responsable del área de seguridad, y el equipo de Olga Sánchez Cordero y Alejandro Encinas, en Gobernación.

El jaloneo entre las dos áreas, que además se disputaban la política de seguridad que le fue arrebatada a la Segob en el desmantelamiento casi total que sufrió, fue constante. Desde el inicio Durazo empujó la idea de foros “con audiencias controladas”, al “estilo del IEPES del PRI” —decían sarcásticamente los de Segob— mientras que Cordero y Encinas obligaron a abrir “espontáneamente” los foros a cualquiera que tuviera algo que decir y propner.

El resultado terminó siendo un caos en los Foros, que hizo crisis cuando el 14 de agosto en Morelia, José Manuel Mireles, líder de Autodefensas abandonó el evento cuestionando que era “una farsa” y un ejercicio controlado donde no estaban las verdaderas víctimas. El problema fue que cuando se impuso la visión de Segob y se eliminaron los controles, el ejercicio se volvió una suerte de “talk show” donde a la catarsis de víctimas y familiares (gritos, llantos y hasta desmayos) se sumaron la presencia de “oportunistas” y abogados que han hecho de las demandas de reparación un jugoso negocio.

Así que si el ejercicio para escuchar a la agraviada sociedad mexicana en sus reclamos de seguridad, justicia y fin de la violencia se quedó a medias, esperemos que no ocurra lo mismo con la promesa de devolver la paz a un país cansado de la guerra y la injusticia.

NOTAS INDISCRETAS…Sin negar la posibilidad y la invitación para irse a vivir a un rancho en el sur de España, un político mexiquense, de los más cercanos a Peña Nieto, pidió el fin de semana precisar que “el presidente no decide todavía a donde irá al terminar su gobierno”. Dijo que se analizan “opciones” y que una de ellas sigue siendo irse a radicar a su casa en Toluca, aunque insistió en que no hay todavía una decisión tomada sobre la residencia futura del actual mandatario. El sábado en este espacio publicamos que un empresario español, amigo de Peña Nieto, le ha ofrecido acondicionarle un “cortijo” ubicado en la región de Andalucía para que el futuro ex presidente radique el dejar el gobierno…Los dados mandan Escalera doble. Denle una oportunidad a la paz.

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