Desde fotógrafos, artistas plásticos y compositores, hasta traductores, lingüistas, antropólogos y gestores culturales, cada uno contribuye con una semilla de maíz para hacer florecer el terreno y dignificar una cultura que está viva.
Para el mes que inicia se realizarán otras actividades, como un taller de bordado, intervenciones gráficas y un encuentro de mazatecos en la ciudad; la idea es construir comunidad.

—Nos están llevando al olvido y al adiós de nuestra memoria histórica como pueblos indígenas, el camino para contrarrestar esos efectos negativos es la oralidad, dice la antropóloga.
Originaria de la Cuna de los Chaxo’ó (hombres del hombligo), Verónica diseñó el curso que se imparte en La Casa del hijo del Ahuizote, localizada detrás del Templo Mayor, en la calle República de Colombia, del Centro Histórico de la Ciudad de México.
La metodología empleada, explica, es del tipo comunicativo-funcional y es fruto de su trabajo y formación en el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) y en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). De este modo el nivel de comprensión y expresión del mazateco se podía medir de forma similar a los estándares del marco común europeo.
—Este taller sería un tipo A1 (...) sabemos que acudirán hablantes y no hablantes de la lengua: población que desde hace años migró a la ciudad o sus hijos. Para los primeros, nuestro objetivo es concientizarlos en el valor real del mazateco, que sepan que no es malo hablar el idioma de nuestros abuelos, por el contrario, es parte de nuestra cultura e identidad.
Por otro lado, destaca la especialista, en el ámbito de la escritura de la lengua es importante tener en cuenta que ésta no es un camino para la revitalización del mazateco, ya que en la vida real y en las comunidades, la oralidad es la que ha permitido la permanencia.
—La escritura del mazateco es más por una cuestión de prestigio y presencia en la actualidad, además es una necesidad que surge de los derechos lingüisticos. La oralidad no puede ser desplazada, explica.
En el colectivo, el trabajo se hace desde la cosmovisión de las diversas comunidades mazatecas, sin importar su variante lingüistica o división geopolítica de sus lugares de origen: “Una comunión entre todos, como lo hacían los abuelos”, afirma Verónica Martínez.
—Las actividades que tenemos programadas a corto plazo en la Ciudad de México son un taller de rap mazateco, cinema mazateco, jornadas contra la discriminación, intervenciones gráficas en la calle y el Encuentro Mazateco 2019, explica Janeth González Cerqueda, licenciada en Gestión Cultural y uno de los pilares de Énle Nimaná.
La importancia de estas actividades reside, sobre todo, en que hombres y mujeres mazatecos pueden ejercer su derecho a la cultura y la comunicación en su lengua materna, sin importar si están o no en sus comunidades. Es una lucha contra la discriminación de quienes pertenecen a comunidades indígenas y un grito potente de que “¡estamos vivos!”.