El matemático de Oaxaca que diseña lencería en China
Diego Alcázar ganó el tercer lugar en concurso, actualmente le han llegado diversas ofertas de marcas
“Que alguien de fuera gane un lugar en estos concursos es muy significativo”, dice el diseñador oaxaqueño Diego Alcázar Fuentes, ganador del tercer lugar del The Charm of Oriental China International Underwear Creative Design Contest 2018.
El creador de prendas, de 32 años, fue seleccionado entre miles de personas por su colección līkiNG, basada en la informática, la arquitectura y el arte. El galardón lo ha hecho acreedor de viajes y propuestas de trabajo, aunque hasta el momento no ha decidido firmar en ninguna empresa.
“Ahorita, todos están peleando porque trabaje con ellos... buscan convencerme, pero debo decidir por la mejor opción, porque la única forma de sobrevivir en China es la constante innovación”, revela en entrevista con EL UNIVERSAL y asevera que la competencia en ese país es voraz.
Diego es hijo de artistas plásticos oaxaqueños consumados: Juan Alcázar y Justina Fuentes. Su padre, quien falleció en febrero de 2013, fue un destacado alumno del pintor Rufino Tamayo y fundó un taller de artes plásticas con el nombre de su maestro.
A ellos, asegura Diego, les aprendió la visión de vida y la sensibilidad para conectarse con su trabajo. “Soy una manera de expresar sentimientos a través de lo que hago”, indica.
Vida diferente
Diego llegó a China y se asentó en Shangai tras haber estudiado un posgrado en Londres de Diseño de Modas; hace dos años entró a un concurso en China. Resultó seleccionado como finalista, pero no tuvo ninguna gratificación.
“Es muy difícil estar seleccionado en China porque compites contra demasiada gente. Ser seleccionado para mostrar un trabajo, es más que suficiente”, reitera.
La propuesta del oaxaqueño consiste en incorporar la tecnología en la moda. Las prendas de su autoría son fabricadas de fibra óptica que se emplea como tela; la propuesta fue aceptada por el público y los empresarios de la moda en el continente asiático.
Pese a ello, las condiciones de trabajo incluían sólo el desarrollo de los proyectos, sin ninguna gratificación. Lleno de curiosidad, Diego decidió echar un vistazo a la industria de la moda en China y se trasladó a Shangai, donde empezó a trabajar como diseñador.
A pesar de que ha logrado abrirse paso en ese país, Diego reconoce que la vida en el continente asiático no es sencilla. Enfrentarse a las barreras de un nuevo idioma, una nueva forma de vida y las limitantes de comunicación con México, ante la restricción de información y redes sociales dificultan el panorama, pero esto no ha sido un freno para el oaxaqueño.
“Estando acá, veo más enfocada mi creatividad y línea de diseño, porque el crecimiento del país es constante y demasiado rápido. Todo lo que hago tiene una base numérica”, comenta el diseñador, quien se formó primero en Matemáticas, después en Biotecnología y por último en Modas.
Así, detalla, la construcción de prendas es un ejercicio que requiere del conocimiento del cuerpo masculino y femenino.
“El cuerpo no es plano. Tienes que conocer cómo manipular medidas... y aunque lo que hago en otros lugares, es visto como algo extraño, aquí fue totalmente aceptado”, dice el diseñador.
El concurso
Tras su incursión en el campo laboral de la moda en Shangai, el diseñador se interesó por entrar a la segunda edición del The Charm of Oriental China International Underwear Creative Design Contest 2018. En China, los concursos se desarrollan en coordinación con diseñadores y marcas.
Los certámenes, apunta el creador, se realizan con el propósito de “refrescar las ideas” de las grandes marcas de China, con las propuestas de los diseñadores emergentes. Por ello, los concursantes fueron distribuidos en diferentes empresas y tuvieron un mes para desarrollar las propuestas que se exhibirán en un show y serán adquiridos por las compañías.
La colección līkiNG, generada por el oaxaqueño, lo hizo acreedor del tercer puesto y un premio de 10 mil yuanes, equivalente a poco más de 29 mil pesos.
El panel de jueces estuvo integrado por Zheng Bihao, presidente de la Asociación de Industria de Ropa Interior de Shenzhen; Jasonpaul McCarthy, subdirector de diseño de moda y marketing de moda del Parsons School of Design (en Nueva York); Yu Ruwen, profesor de textiles y vestimenta; Uta Witting, vicepresidente Senior, Diseño y Desarrollo de Producto, Gaw Wah Group con sede en Hong Kong, entre otros expertos.
Las prendas, explica, están elaboradas en spandex transparente para “no perder la idea de la ropa interior”. Su inspiración es la arquitectura y el arte chino. Geometría, errores informáticos que son convertidos en arte y formas arquitectónicas, fueron llevadas a los cortes con resultados futuristas.
“Me arriesgué demasiado porque puse tres tipos de telas: roja, negra y blanca, ésta última diseñada por mí, con repeticiones informáticas. Puse simetría en todos los cortes... y a la gente le gustó mucho”, cuenta entusiasmado el oaxaqueño.