Eólicas: El desarrollo prometido no ha llegado
Desde hace 15 años los parques se han ido expandiendo, pero esto no se ha traducido en beneficios; pobladores acusan que alcaldes no transparentan los recursos y no hay obras

Gigantes, blancos y hacinados se ven en cualquier punto del Istmo de Tehuantepec, desde las montañas de los Chimalapas, la planicie colindante con Chiapas por los declives de la carretera Transístmica, hasta navegando por el mar de los huaves y zapotecas. Los 28 parques eólicos saturan desde hace más de 15 años el paisaje natural del cinturón más estrecho del país.
Hasta hace siete años a Juchitán no se lo comían los aerogeneradores, estaban de algún modo un poco lejanos del casco urbano, a las afueras, a orillas de la carretera federal, pero poco a poco la mancha blanca empezó a crecer. Ahora están flanqueando colonias populares, controlados por grupos políticos, también se pueden ver desde la parte más alta de la ciudad, en plena avenida principal (calle 16 de Septiembre); es imposible no percatarse a lo lejos de una hilera de imponentes molinos y ahí estarán por 30 años.
Producción más que Argentina
De acuerdo a la revisión que realizó EL UNIVERSAL de los títulos de permisos que la Comisión Reguladora de Energía (CRE) otorgó para la explotación del viento desde 1998 a 2017, actualmente están instalados en la granja eólica del municipio de Juchitán mil 200 aerogeneradores en 11 parques, correspondientes a 10 empresas desarrolladoras: CFE, Iberdrola, Cemex, Acciona, EDF, Peñoles, Eyra, Gamesa, Demex y Enel.
La energía que genera el viento en el municipio de Juchitán es consumida por los más de 400 socios que se especifican en los títulos de permisos de: Eléctrica del Valle de México, Parques Ecológicos de México, Eoliatec del Istmo, Eurus, Bii Nee Stipa Energía Eólica, Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias, Fuerza y Energía Bii Hioxo, Central Eólica Oaxaca Tres, Eólica dos arbolitos, Energía Eólica del Sur y CFE-Generación VI Central La Venta.
Los 11 parques en Juchitán generan un total de mil 604 megawatts de energía, lo que representa más de la mitad del total que generan los 28 parques en seis municipios del Istmo (2 mil 756 megawatts). También, representa la energía eólica que generan nueve estados del país, como California, Zacatecas, Sonora, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, San Luis Potosí, Jalisco y Puebla. No conforme, rebasa lo que produce Argentina, que ocupa el quinto lugar en América con 640 megawatts de producción.
Entre las más de 400 empresas se encuentran: Cemento Cruz Azul, Walmart, Suburbia, Soriana, Cemento Apasco, Kimberly Clark de México, Procter & Gamble, Nissan, Cemex, Barilla México, Grupo Bufalo, Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, Tiendas Chedrahui, Tiendas Comercial Mexicana, Oxxo, Sabritas, Maizoro, Cemento Moctezuma, Jugos del Valle, Nestle México, Gerber, BBVA Bancomer, Home Depot, Teléfonos de México, Cervecería del Trópico, Costco, Comercializadora Pepsico México, Evenflo, Mabe México, Lincoln Electric Manufactura, Nestlé, Porcelanite Lamosa, Cervecería Modelo, entre otras.
Éstas generan de 16 mil a 2 millones de pesos para arrendadores, Ana López y Miguel Sánchez son dos de los más de mil arrendatarios de las tierras que hay en los 28 parques de la región. Desde que comienza la entrevista, dejan en claro que no son beneficiarios, no están de acuerdo con el término porque consideran que las empresas eólicas también obtienen ganancias, tampoco se creen socios de las empresas, sólo piden ser nombrados arrendatarios.
Por la renta de sus siete hectáreas de tierras, Ana gana 56 mil pesos al año, sólo por el derecho del viento sin que sus tierras sean afectadas o tengan plantados aerogeneradores; por estar dentro del polígono del parque recibe 8 mil pesos por hectárea cada trimestre, pero esta cifra se ajusta ocn otros descuentos. En cambio, Miguel renta más de 200 hectáreas y recibe más de 2 millones de pesos al año, pero con una docena de molinos y tierras afectadas.
Pero no todos reciben grandes sumas, los que tienen sólo una hectárea rentada reciben al año 16 mil pesos por derecho del viento, además, todos los arrendatarios obtienen el beneficio social por ser dueños; en algunos parques llegan a 2 millones de pesos, que se traducen en equipo para el campo.
Este beneficio es lo que ellos llaman “producto de acuerdos”, el cual a veces no reciben y tienen que presionar para concretarlos.
Corrupción bloquea obras
También son realistas y aseguran que el beneficio social a las comunidades, como Juchitán, no se ha visto aplicado por las autoridades municipales, por eso no se ve por ningún lado el progreso, el dinero que las empresas entregan al gobierno del estado “desaparece” a nivel municipal.
“No defiendo a las empresas, porque no me regalan nada, a mí me pagan por mis tierras que son herencia de mis padres. Ellos pagan al gobierno de 20 a 30 millones de pesos para obras, el gobierno del estado entrega el dinero, pero el dinero se pierde cuando llega a los presidentes municipales, éstos son los que no transparentan el recurso. Sabemos que los actuales presidentes que están dentro del Memorándum de Entendimiento ya recibieron el dinero de las empresas, pero no han dicho nada. La corrupción está ahí, por eso no se ve el beneficio”, argumenta Ana.
Tan sólo en el parque al que pertenecen, con más de 180 propietarios, contabilizan una derrama económica de 8 millones de pesos al año en la región, cuando les pagan. Además, aseguran que 90% de los trabajadores en los 28 parques son istmeños.
“¿Estamos contentos con los eólicos?, sí. ¿Las empresas cumplen con sus impuestos y beneficio social?, sí. ¿Hay desarrollo comunitario?, no, por la corrupción”, dice Miguel.
Beneficio para algunos
Pero no todos los juchitecos tienen la misma visión o se han beneficiado con los parques eólicos, como Ana y Miguel, ese es el caso de Elvis Guerra, un joven escritor crítico que también es contundente al señalar que las grandes empresas siguen haciendo fortuna con el viento, “mientras el pueblo está cada vez peor”.
“Las empresas eólicas no han cumplido con su responsabilidad social. Los trabajadores de alto nivel jerárquico de las empresas eólicas son extranjeros y a nuestros paisanos les dan un salario más o menos bueno, mientras que los extranjeros ganan en euros. Las calles de Juchitán están podridas de aguas negras. Un sistema de drenaje colapsado. ¿Dónde está el desarrollo?”, se cuestiona.
Considera que en 20 años las empresas no han generado condiciones favorables para Juchitán y los nuevos gobiernos son incapaces de negociar beneficios para los habitantes del municipio, el ejemplo más claro es que la ciudad está sumida en la violencia.
“No hay nada que aplaudir. El proyecto eólico no nos beneficia, sólo beneficia a los políticos, a los extranjeros y a los mismos de siempre”, sentencia el escritor.
Ni los gobiernos han cumplido
El pasado 28 de mayo fue inaugurado el parque eólico Bii Nisa (Viento del Sur), de Eólica del Sur, el primero en aprobarse mediante una consulta indígena.
Ocupa una extensión de 5 mil hectáreas entre los municipios de Juchitán y El Espinal, y cuenta con 132 generadores, por lo que se ha convertido en el parque más grande de Latinoamérica. Es propiedad de la empresa japonesa Mitsubishi Corporation y requirió una inversión de 200 millones de dólares.
Algunas de las obras que se prometieron tras la aprovación del parque en 2015, fue la construcción de un parque eólico municipal con dos aerogeneradores, que sería operado por el Instituto de Investigaciones Eléctricas, instancia que ya posee un parque en Juchitán, cuya energía la vende a CFE.
Además, los gobiernos federal y estatal se comprometieron a coadyuvar con el municipio de Juchitán para gestionar la búsqueda de financiamiento para la adquisición e instalación de otros aerogeneradores que ayuden a satisfacer la demanda eléctrica local. El acuerdo fue firmado por el entonces representante legal de la empresa, Eduardo Zenteno Gaza; el exalcalde, Saúl Vicente, y el exgobernador Gabino Cué. Ninguno de esos proyectos se concretó.