Adolfina, ejidataria desde hace más de tres décadas en Tuxtepec
En su mayoría las mujeres acceden a la tierra por herencia al morir sus esposos; en las asambleas ejidales aún no se aborda como un derecho.
Hace unos 35 años, en el ejido de Benemérito Juárez, en el municipio de San Juan Bautista Tuxtepec, apenas una decena de mujeres de más de 200 ejidatarios, poseían de tierras.
Doña Adolfina Rangel fue una de esas primeras que ingresó al padrón de propietarias de tierras. Y como en el resto de los casos, fue por herencia tras el fallecimiento del esposo.
A sus labores de ama de casa, con la crianza de cinco hijos en edades escolares, se sumó la responsabilidad de cuidar de 18 hectáreas repartidas entre cultivos de caña y piña, sin tener más conocimientos que sólo la palabra “trabajo” para resumir lo que implicaban las tareas de campo.
“Fue muy difícil”, define la mujer de 78 años de edad, los primeros años al frente de las parcelas heredadas, de las que dependían el futuro de sus hijos.
“Recuerdo las jornadas en las que yo también participé en el corte de piña y caña. Tenía que aprender y tenía que ahorrarme el salario de un trabajador, no había de otra”, apunta doña Adolfina, mientras se dispone a darle de comer a sus gallinas en su granja de traspatio.
El trabajo como campesina la hizo una mujer fuerte, pero ya se siente cansada, pues sigue lidiando con los problemas de los cultivos o cosechas y aún de vez en cuando debe ir a supervisar sus tierras.
A las mujeres que como ella deben enfrentar una nueva tarea en el campo les aconseja tener “valor y fuerzas”, pues ahora la situación económica complica el escenario.
Las sucesoras
Al paso de tres décadas, el padrón de ejidatarios contempla cada vez a más mujeres como propietarias en dicha comunidad al noreste de Tuxtepec.
Aunque el Registro Agrario Nacional, hasta junio de 2018, indicaba que son 226 ejidatarios en Benemérito Juárez, en realidad son cerca de 150, de los que un aproximado de 50 son mujeres, apunta el secretario ejidal de la comunidad, Jesús Cisneros.
La manera de obtener las parcelas también se han diversificado, pues además de herencia por viudez, que sigue predominando, o por herencia familiar, también son dueñas por la compra de la tierra.
Sobre el derecho que la ley otorga a las mujeres para poseer parcelas, el ejidatario desde hace más de 30 años apunta que, al menos en ese tiempo, en ninguna asamblea se ha mencionado sobre ese tema.
Refiere que es por desconocimiento, pero tampoco ninguna autoridad federal les ha mencionado algo al respecto para compartir las tierras.
“Lo que se hizo hace muchos años fue la entrega de tierra para la construcción de escuelas, pero nada más”, indica el ejidatario.