Por su hija, cambió los platos de unicel por los de aguacate
Aunque cuestan más, Hugo dice que vale la pena ayudar a conservar el ambiente
Contribuir a la generación de basura con unos mil 400 platos de unicel desechables por semana, durante una década, hizo eco en la conciencia de Hugo Luján, comerciante ambulante de comida quien desde poco más de dos semanas utiliza platos biodegradables elaborados con semilla de aguacate.
Hugo Luján es el primer comerciante en Putla Villa de Guerrero, de la región Sierra Sur de Oaxaca —con poco más de 32 mil habitantes—, en ocupar recipientes distintos al unicel para vender sus alimentos.
Los platos se degradan en la basura orgánica en un lapso aproximado entre 100 y 140 días, al mismo tiempo que sirve como abono para plantas.
Para el pequeño comerciante la inversión económica del nuevo producto sale del presupuesto habitual, sin aumentar el costo de sus alimentos.
De pagar 18 pesos por 50 recipientes ahora gasta 200 pesos, pero, asegura, “vale la pena por aportar un poco al cuidado del medio ambiente”.
La noticia de que en la capital del estado se aprobó la prohibición de unicel para la comercialización de productos inquietó al padre de familia por buscar una forma de ayudar a detener o reducir el impacto de la contaminación.
Hugo, de 38 años de edad y padre de familia, refiere que fue su hija menor de 10 años quien lo impulsó a tomar la decisión de un cambio, “costara lo que costara”.
Encontrar un proveedor no fue una tarea sencilla, pues afirma que en Putla ni siquiera venden desechables biodegradables, incluso en las tiendas de autoservicios de cadena nacional.
El hombre detalla que propuso a distintos establecimientos conseguir este tipo de platos de los que él sería cliente permanente, pero ninguno aceptó.
Fue a través de internet y de Facebook que logró contactar a un proveedor de platos y popotes elaborados con semilla de aguacate ubicado en Tlaxiaco, a unos 65 kilómetros de Putla.
El reto
Cada mañana, Hugo Luján vende de casa en casa, y a pie, la comida que él mismo elabora. Algunos clientes, dice, han notado la diferencia en el desechable, pero en su gran mayoría comenta a sus compradores sobre el nuevo recipiente que utiliza, e instruye el modo de desecharlo para que vuelva a la naturaleza.
“Unos clientes me felicitan por la iniciativa, pero otros consideran la lucha como algo insignificante”, confiesa Hugo sin perder la fe en que con el paso del tiempo cada vez serán más las personas que tomen conciencia de la restricción del uso de desechables.
“Cuando veía en la calle los montones de basura y muchos de los residuos son platos de unicel me sentía culpable”, indica.
Con un corto periodo en su movimiento ecologista, Hugo Luján está seguro de lo que representa su ayuda al medio ambiente, por eso, “aunque es más elevado el costo no cambiaré de decisión, me siento animado”, expresa.