Con formas de colores, “enchulan” la ciudad de Oaxaca
Con la técnica de puntillismo, la artista Katalina Manzano emprendió la misión de pintar mobiliario urbano deteriorado; así expresa su amor por el entorno, dice
Desde hace siete meses, objetos cotidianos en la ciudad de Oaxaca que parecían viejos y abandonados han retornado a la vida. Katalina Manzano, artista oaxaqueña, se encarga de ello, de hacer visible lo que la gente ignora día a día.
Después de una década de estar fuera de su tierra natal, Katalina regresó a la capital de Oaxaca en abril pasado y desde entonces da muestra de su arte urbano en botes recolectores de basura, paradas de transporte, cabinas de teléfono y muros.
“Están tan feos, tan sucios, tan viejos, que pareciera que el mismo bote grita que lo auxilien”, piensa la joven artista, quien le dio vida a unos seis tambos de basura, y ahora estos objetos lucen guapos en el Centro Histórico, a lado de los barrenderos.
La autora, explica, busca convertir en arte lo abandonado en Oaxaca, así como transformar los “espacios inexistentes”, rescatarlos y embellecerlos.
“Todos estamos queriendo quitar esa contaminación visual, es cambiar ese tipo de cosas en algo agradable, más allá de pensar en el abandono, siempre pienso en una transformación, está gritando que alguien lo rescate”, narra la artista, mientras interviene una barda de una vivienda antigua en la ciudad.
A partir de un punto crea toda su obra, y como en todas sus piezas, representa una variedad de seres vivos, desde aves, gallos, águilas, colibrís, lobos, elefantes, hasta flores. Es así como, con las técnicas del puntillismo e impresionismo, ha cautivado también en Oaxaca.
“Estoy explorando con el punto, la línea, los contrastes, a partir de un punto puede ser un todo”, explica.
Manzano salió de Oaxaca hace 10 años a la Ciudad de México para estudiar la licenciatura en escenografía, y después continuó su formación con posgrados en diseño textil. Su trayectoria artística la comenzó al pintar telones en la capital del país y, poco a poco, fue incursionando en otras áreas en diversos estados de México, hasta llegar al arte urbano en 2017, en Cozumel.
Desde ahí, platica, decidió pintar en exteriores, “empiezo en interesarme y saber, de ahí me pongo a buscar festivales, gente, colectivos”, y después, regresar a Oaxaca, donde encuentra un amplio escenario para expresarse.
“En Oaxaca hay muchas cosas, me gusta observar a la gente, el día a día, me gusta el Centro Histórico, cómo se relaciona la gente, unos con otros, eso es lo que me interesa mucho, el diálogo”, detalla.
Su obra la ha extendido a triciclos, sombrillas de vendedores de raspados, paradas de transporte, casetas telefónicas, muros y bardas de otras zonas de la capital del estado y municipios conurbados.
Está convirtiendo en más colorida a la ciudad, en la cual por más de 12 años había destacado el esténcil de otros artistas, pero que ahora innova el puntillismo de Manzano.
La joven artista de 32 años destaca también, por su humildad y alegría, a quien se detiene a observar los detalles de cada día. “Me inspira mi familia, la vida tal cual y todos los días trato de que todo sea inspirador, desde despertar hasta salir de la casa, la gente con la que me encuentro, todo lo que me sucede al día se vuelva un motivo para dialogar, el atardecer, la convivencia con la gente”, apunta.
“Nunca alguien había visto algo así”, le dicen a Katalina Manzano, quien anhela también pintar en otros países y expresar el amor por la vida.
“Me visualizo pintando hasta el último día de mi vida, la idea es poder llevar todo esto que quiero decir a donde más se pueda, a donde me permita la gente”.