oaxaca@eluniversal.com.mx
“Acompañar” consiste en provocar el aborto con una pastilla llamada Misoprostol, que es de fácil acceso. El proceso no requiere hospitalización, ni contar con incapacidad, y la mujer que decide practicarlo puede seguir desarrollando sus actividades si así lo desea, pues no hay sangrado y el medicamento no las imposibilita para caminar o moverse, aseguran la mujeres de la red.
En un primer momento, la “acompañante” y quien solicitó el apoyo se reúnen. La primera explica qué es el Misoprostol y ayuda a aclarar dudas, pues muchas “se acercan asustadas y desesperadas; estamos capacitadas para dar contención”, dice Guadalupe.
Luego, la “acompañante” realiza el vínculo con una médico que las asesora. Ella realiza la consulta, efectúa una prueba de embarazo y explica cómo se toma el medicamento. Ninguna obtiene ganancias por la labor. Las solicitantes sólo cubren el costo de las pastillas y para aquellas que no tienen recursos, el apoyo es gratuito.
—Nosotras tenemos el vínculo con especialistas que lo consiguen y lo ponen al alcance de las mujeres que deseen abortar, a precios reales, no a costos excesivos, dice convencida Claudia.
— Lucran con el cuerpo de las mujeres y con la desesperación de conseguir un método seguro para abortar.
Algo de lo que están seguras las mujeres de la red es que ninguna aborta con “alegría en sus corazones”. Dicen que la circunstancia de cada una es diferente, por lo que el compromiso que asumen al “acompañar” a una mujer en su decisión, implica no intentar convencerla de desistir y, mucho menos, juzgarla. Sólo se trata de eso, de dar fuerza durante el proceso.
Claudia conoció de la red por una amiga que recibió ayuda. Desde entonces, quiso ayudar a mujeres que provienen de comunidades indígenas y que por motivos de salud o por razones económicas, no pueden extender su familia. De ese primer contacto han pasados cuatro años y ahora acercarse a ellas es tan inmediato como dar un click. En Twitter aparecen si se busca el hastag #MisoPaTodas, gracias al que, además de Oaxaca, han enviado medicamento a Jalisco, Guanajuato, Morelos y Chiapas, donde conseguirlo no es sencillo.
Además, pistas sobre el “acompañamiento” y la asesoría en caso de un embarazo no deseado se encuentran en stickers pegados en baños de restaurantes, bibliotecas, consultorios, escuelas, oficinas, bares y otros lugares públicos.
Gracias a esa amplia cobertura, la red ha ayudado a mujeres que sufrieron abuso sexual, madres solteras, adolescentes embarazadas y a mujeres indígenas que tienen más de tres hijos y les es casi imposible sostener una familia más numerosa. Son tantas a las que han “acompañado” que han perdido la cuenta de a cuántas mujeres les han acercado la posibilidad de decidir sobre su cuerpo y su vida.
—La maternidad es una decisión, no un destino, y el aborto es un tema que únicamente compete a las mujeres, a nadie más. Queremos ser libres y autónomas. Queremos aborto libre y seguro, sentencia Claudia. La red sigue creciendo.