Venta de tortillas: así se empoderan las chinantecas

En San Juan Lalana, municipio colindante con Veracruz, las mujeres buscan romper los estereotipos y ayudar al sostenimiento del hogar; ya no son sólo amas de casa

Para estas mujeres la venta de sus tortillas las empodera, pues ayudan al sostén del hogar; algunas han ofertado su producto en ferias gastronómicas, donde consiguieron nuevos interesados en su producto Foto: Yuridiana Sosa / EL UNIVERSAL
Especiales 07/03/2018 17:34 Yuridiana Sosa San Juan Lalana, Oaxaca Actualizada 17:34

[email protected]

Sus vidas transcurren entre las labores del hogar y del campo, sumergidas en las preocupaciones de lo que ese día comerán. Así son las mujeres de la comunidad de San Isidro Arenal, en San Juan Lalana, un municipio de la región de la Cuenca del Papaloapan. Mujeres que hasta hace poco tenían un sólo  destino: ser  amas de casa.

—No sabemos qué es el día de la mujer, nuestras familias no saben de eso, dice Angélica ante el silencio de un grupo de mujeres chinantecas que la acompañan.

Tratan de reflexionar sobre esa conmemoración, pero a sus mentes sólo vienen como reconocimientos un montón de bandejas para trabajar que les regalan  las autoridades  de la comunidad, ubicada a casi 90 kilómetros de Tuxtepec, y a la que sólo se puede acceder si se  pasa por Veracruz.

El valor que tienen lo saben en silencio. Angélica, María del Socorro, Fidelia, Himelda, Verónica y la otra Angélica, la recién llegada. Todas entienden que desde sus hogares cumplen un rol importante. Sin ellas no habría alimento en casa, ropa limpia y atención a los hijos, aunque nada de eso se les reconoce públicamente. Un día decidieron que no era suficiente.

Pese a los usos y costumbres de los chinantecas, este grupo de mujeres apuesta por nuevos horizontes. Quieren sus propios ingresos a partir de sus habilidades, por lo que han salido de San Isidro a exponer y vender lo que hacen desde siempre: sus tortillas.

Se trata de piezas gigantes hechas a mano y en comal de barro y piedra, el cual ellas mismas fabrican. En la región, sus tortillas secas, como las llaman, son únicas.

mujeres_san_juan_lalana_57084303.jpg

Las mujeres  de San Isidro Arenal aprenden por sí mismas  a elaborar los comales en los que elaboran sus tortillas, ya que representa un ahorro.

Fabricantes desde niñas

Angélica Martínez domina la masa con maestría sobre la mesa que su esposo construyó especialmente para hacer tortillas. Sus manos son ágiles y su figura apenas se mantiene quieta en esa extensa cocina que ocupa la tercera parte de su casa asentada sobre la loma más alta de San Isidro Arenal.

La mujer de 45 años  ha pasado más de la mitad de su vida como ama de casa. A los 16 años contrajo matrimonio, como una salida ante la pobreza de  su familia.

En esta comunidad estar preparada para el matrimonio es sinónimo de saber hacer tortillas y Angélica practica esta labor  desde los ocho años y la domina  desde  los 11. A ella, como a todas, les inculcaron desde niñas que las tortillas siempre debían ocupar un lugar protagónico  en la mesa.

Con esa convicción, las mujeres no sólo son las encargadas de las tortillas, cuenta Angélica, incluso aprenden desde jóvenes  a elaborar los comales que ocupan porque así pueden ahorrarse algunos pesos. Elaborarlos, dice, se trata de un conocimiento heredado que  aprendió de su abuela y  su madre;  ella no podía ser la excepción.

El comal del que habla Angélica es fabricado con piedra triturada y barro rojo que se  recolecta en los cerros. Para elaborarlo la tierra roja se deja reposar en una bandeja con agua  por un par de horas para después mezclarlo con la piedra.

Angélica indica que no es una labor fácil, pues además de tiempo, requiere habilidad para que la mezcla obtenga una consistencia pegajosa.  El barro mezclado se coloca en un tapete de yute y sólo con sus manos  se le da forma para después exponerlo dos días al sol. El paso final es curarlo: se  coloca en el fogón para prenderle fuego cubierto con trozos pequeños de madera durante una hora.

Angélica  es una  las pocas mujeres de San Isidro  que aún los elabora y cuando se lo  piden, también los vende por  100 pesos. Esa venta, señala,  puede ser la diferencia entre  ser sólo ama de casa o transformarse en proveedora.

mujeres_san_juan_lalana_57086456.jpg

 Con la elaboración de tortillas gigantes, las mujeres salen de su pueblo para buscar mejores condiciones económicas.

Tortillas contra la pobreza

La agencia de San Isidro Arenal tiene  menos de 500 habitantes y  es considerada por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) como una comunidad de alta marginación desde  2010, contexto idóneo para la reproducción de una cultura machista, como reconocen las mujeres de la localidad.

Pero aún contra todo pronóstico el grupo de Angélica, poco a poco,  rompe estereotipos, pues ahora también son proveedoras y salen de su pueblo a buscar más opciones para vivir mejor. Lo hacen, explican, para terminar con el estigma de la mujer como propiedad, pues los maridos de muchas las compraron    a sus familias en otras comunidades.

Verónica es un ejemplo de cómo empoderarse con la elaboración y venta de tortillas secas. Diariamente elabora 100 en  diferentes tamaños: gigantes y medianas, a veces también tlayudas, las cuales vende en su comunidad a  tres pesos.

—No es mucho, pero ya nos sirve para comprar algo más para la comida, afirma la mujer.

A mediados de 2017  recibieron un impulso. La Sagarpa  implementó  el Proyecto Estratégico para la Seguridad Alimentaria (PESA),  a través del cual acudieron a la primera expo feria que se realizó    en Tuxtepec. Ahí vendieron su producto a un costo mayor.

—Somos más fuertes, emprendedoras y aunque no se nos reconozca somos cabezas de familia, concluye la otra Angélica, la más joven del grupo.

Comentarios