La grana cochinilla ahora conquistará a artistas italianos

El pintor Alejandro Martínez fue invitado a enseñar los secretos de la técnica prehispánica a jóvenes de Florencia

Desde hace más de 10 años Alejandro Martínez ha experimentado en sus obras con tonalidades nacidas de la mezcla de la grana cochinilla con distintas sustancias. Ahora compartirá sus conocimientos con jóvenes de Italia. Fotos: Mario Arturo Martínez
Especiales 07/11/2018 15:43 Fernando Miranda Oaxaca de Juárez, Oaxaca Actualizada 15:43

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Las manos de Alejandro Martínez se mueven despacio cuando pinta con grana cochinilla. Toma un pequeño pincel y con él marca pequeños trazos que al secarse adquieren tonos rojizos. Todos son nacidos de triturar este pequeño insecto del nopal, pero ninguno parecido al anterior.

Cada una de las variaciones de color que logra este artista oaxaqueño son resultado de más de 10 años de experimentación con este tinte prehispánico. En ese tiempo, Alejandro ha logrado desde intensos rojos y violetas hasta amarillos y verdes que cuesta creer que surjan del carmín de la grana.

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Se trata, explica el pintor, de un trabajo de alquimia que lo ha llevado a descubrir más de una veintena de tonalidades y cuyos secretos compartirá los próximos días en Florencia, Italia, una de las ciudades reconocidas como cuna internacional  del arte.

Que el uso de un tinte oaxaqueño sea enseñado a jóvenes artistas de Europa es resultado del trabajo que Alejandro ha realizado para difundir la grana cochinilla por el mundo. Alejandro cuenta a EL UNIVERSAL que tras una exposición colectiva en Italia, la fundación Il Bisonte, en Florencia, lo invitó a impartir un curso de tres días, todo centrado en el uso del insecto y sus posibilidades.

“Cuando ven cómo se trabaja con este tinte les causa sorpresa, desde el origen, cómo moler el material, cómo mezclarlo.  Sin llegar a comprar tal color, sino tú mismo generar tus tonos o tinturas”.

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Las posibilidades de la grana cochinilla a las que se refiere Alejandro se trata del universo de tonos que pueden desprenderse del tinte al mezclarlo con materiales como limón, lo que genera variaciones infinitas de color.

“Eso es lo que hace que tenga mayor fuerza la técnica. Cuando ven que algo natural reacciona tan fácil con un ácido como el limón, pues se maravillan, les cambias el panorama que se tiene de un color rígido. Aquí interactúas inclusive después de haber dejado secar”. Cuando se le pregunta a Alejandro si no tiene reparo en compartir los secretos que a él le han costado años de experimentación, o si ha pensado en patentar las tonalidades que ha encontrado, responde que la grana no le pertenece, que es un tinte que ha estado ahí y así debe seguir, de uso libre. 

Con ello en mente, Alejandro diseñó un taller titulado “Rojo como el cielo”, nombre inspirado en un filme italiano, en el que el protagonista pierde la vista y utiliza todos los sentidos para transmitir emociones. “Es mi intención lograr eso con la grana cochinilla”, afirma.

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El pintor explica que las  lecciones las impartirá  el 8, 9 y 10 de noviembre, pero que su estancia en Florencia será de 10 días, pues  buscará allá  los materiales ideales para mezclar la grana, pues no son fáciles de conseguir. Todo con el único apoyo de la fundación y del despacho oaxaqueño  Alex Pint Art.

 “Es dejarles esta semilla, compartirla al igual que a mí se me  compartió esta técnica. Que puedan ellos hacer su propia búsqueda y encontrar los colores que son infinitos, porque  puedes continuar experimentando y la paleta se puede ampliar sin límite”, afirma  este alquimista  que ha llevado al pigmento a recorrer el mundo. 

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