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Para Santa Úrsula, el arroyo Sal es sinónimo de vida. Además de su fauna, desde hace 80 años es la única fuente de agua para la población y actualmente beneficia a unos mil 300 pobladores de este pueblo y 700 más de la zona ejidal Los Reyes.
Pero la vida que nace de este arroyo no sólo es apreciada por los chinantecos, también las empresas han comenzado a codiciarla. En 2010, por ejemplo, Grupo Comexhidro inició la tala de árboles a lo largo de un kilómetro a la orilla del arroyo, pues pretendía instalar una pequeña central hidroeléctrica cerca de la presa Cerro de Oro, que colinda con el manantial que alimenta a arroyo Sal.
Gabino Vicente Francisco, el agente municipal, indica que sin consulta previa e información limitada sobre los trabajos, la empresa mexicana compró a ejidatarios de Los Reyes terrenos al margen del afluente y realizaron el dragado del lugar; fue entonces que comenzó la defensa.
Con apoyo del grupo internacional Accountability Counsel, y de otras organizaciones defensoras del medio ambiente, lograron correr a la empresa y frenar ese proyecto.
—No estamos contra el desarrollo, pero sí contra la imposición de proyectos sin consulta, destaca.

Ahora, no es una hidroeléctrica la que amenaza su arroyo, sino el saqueo de las poblaciones de tortugas, las cuales llegaron a este afuente en junio del 2014, cuando a través de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), alumnos del nivel básico y población en general realizaron la liberación de 200 tortugas de la especie Pinta en esta comunidad y 300 más en la población vecina de Los Reyes, comunidades que se unieron por la defensa de este espacio natural.
El problema es que Semarnat no le dio seguimiento al proyecto, por lo que se desconoce cuántas tortugas sobreviven actualmente, de ahí la importancia de proteger a las que existen, asegura el agente. Con esa convicción, en Santa Úrsula la protección de su arroyo es una de sus prioridades, por lo que niños y adolescentes son educados para ser los próximos guardianes.
—Se busca fomentar el amor por su entorno desde situaciones básicas como cuidar el agua, no tirar basura y ser parte de las acciones que se hacen a favor del arroyo, dice el agente.