El apoyo que nunca llegó para Eva en Santa María Xadani
Su esposo Gilberto murió hace unos meses y el apoyo de las autoridades no llegó
Una semana después del sismo del 7 de septiembre, verificadores de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) rotularon el folio 227/00498 con pintura amarilla en el poste de una galera que se mantenía en pie en el patio de los ancianos Gilberto López y Eva Santiago en Santa María Xadani.
Los números en amarillo le corresponden a la casa de teja que la pareja de ancianos construyó hace más de 60 año. Les dijeron que era pérdida total porque el sismo de 8.2 grados lo tiró completamente, sólo quedó en pie fragmentos de unos pilares y paredes, por lo que les correspondería dos tarjetas del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
A un metro del rotulo en amarillo, en una pared de block, está con pintura verde el folio C-227/00390, la clasificación le pertenece a la cocina dañada, por lo que recibiría un apoyo especial. Los dos folios fueron entregados a los ancianos el día de la verificación, sólo tenían que esperar al personal de Sedatu y Bansefi en su hogar para recibir las tarjetas.
Era seguro que el apoyo llegaría porque el mismo presidente de la República, Enrique Peña Nieto, le prometió al pueblo de Xadani que las tarjetas se entregarían casa por casa. El 5 de octubre las tarjetas fueron entregadas a mil 450 damnificados de Xadani, pero a la casa de Gilberto y Eva nunca llegaron.
La dificultad de los ancianos para darse entender en español con los funcionarios de Sedatu y Bansefi complicó aún más la situación, ni siquiera sus hijos, también con poca habilidad para darse entender en esa lengua ajena, lograron resolverlo.
Al principio se movilizaron todas las veces que les aconsejaron, pero se desanimaron porque nadie les resolvía en el único Bansefi que existe en Juchitán.
Hace dos meses murió Gilberto a los 85 años. Después de eso, Eva dejó todo en el olvido, dice que no tiene ánimos para pelear sus tarjetas y menos para levantar su casa, así que aún vive en la galera de su patio
“No sé qué pasó con las tarjetas, el que entendía más o menos de ellas era mi esposo, pero él ya se murió. Mi casa está tirada y ya no tengo fuerza para volverla a construir, ya estoy muy vieja. Que se quede así, tirada. El hijo que lo herede que la construya otra vez, sino que la deje así”, comenta Eva.
Sus hijos también abandonaron la lucha por recuperar las tarjetas, prefieren trabajar el campo para reconstruir su patrimonio y que no desgastarse en los trámites burocráticos.