La calma se ha perdido en la Cuenca con incontables ataques armados

De agosto de 2016 a octubre de este año van 421 asesinatos que son relacionados con la delincuencia organizada: Fiscalía

Ilustración: ROSARIO LUCAS
Especiales 10/12/2018 09:40 Redacción San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca Actualizada 09:48

[email protected]

¡Pum!, ¡pum!, ¡pum”, se escuchó más de seis veces. En seguida, gritos de terror enmudecieron la ciudad. Así, con sonidos, se podría resumir el 21 de noviembre, el día que  un comando acribilló a seis integrantes de una familia y trastornó a San Juan Bautista Tuxtepec.

Desde hace  más de dos años, para habitantes de la Cuenca del Papaloapan, principalmente de Tuxtepec,  se ha vuelto común el ruido seco de las balas rasgando la mañana o al despedir el día, un sonido al que  nadie se acostumbra.  A pesar de ello, tras todo ese estruendo no queda más que retomar la rutina diaria: salir a trabajar, a estudiar o a distraerse en esas mismas calles, pero  pidiendo que nada interrumpa el silencio cotidiano, menos las balas. 

La tranquilidad de la Cuenca comenzó a extinguirse en agosto de 2016. Así lo reflejan las cifras  de la Fiscalía General del Estado (FGE), que contabiliza desde ese mes y  hasta octubre de este año  421 asesinatos relacionados con la delincuencia organizada en la región. Sólo en los primeros 10 meses de 2018, la Vicefiscalía Regional reportó la ejecución de 149 personas, frente a dos únicas detenciones. Según el vicefiscal Gustavo Carlos Zúñiga, se esperan más órdenes de aprehensión.

Estas cifras superan a las reportadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que en el mismo periodo, agosto de 2016 a octubre de 2018,  registra 293  homicidios dolosos en los 12 municipios de la  Cuenca, 251 de ellos cometidos con arma de fuego.  Aún así, los números muestran el aumento de asesinatos violentos en Tuxtepec, que  pasaron  de 36 en 2016,  a 87 en 10 meses de  2018.   

“Esto se pone como un desierto, todo se apaga. Horrible,  mejor nos vamos a buena hora”, dice Mercedes, que lleva casi 50 años como comerciante en el centro de Tuxtepec. La mujer frota sus brazos con las palmas hasta entrelazar sus dedos, los lleva frente a la barbilla y suspira. “Hay que rogar a Dios para que esto acabe pronto”, agrega con voz baja, como en secreto.

Eso es todo lo que se puede hacer en Tuxtepec ante cada  ejecución: mantenerse alerta, pero guardar silencio. Los vecinos piensan una, dos o tres veces antes de asistir al funeral de una persona asesinada en un ataque armado.

Economía herida

La madrugada del 3 de diciembre un incendio despertó a los habitantes de San Bartolo, agencia municipal de Tuxtepec.  El restaurante Salamandra,  ubicado en la calle que conecta con el centro de la ciudad, se consumía en llamas. Los reportes policiacos indicaron que testigos observaron que un grupo de personas ingresó al establecimiento y después comenzó el fuego, que se presume provocado.

Que la violencia haya alcanzado a los comercios no es algo nuevo en la ciudad. En poco más de dos años aproximadamente 50 bares y cantinas han cerrado, según un integrante del consejo de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) en Tuxtepec, quien por temor  no da su nombre.

Fue justamente en los bares  Las Divas y La Libélula, ubicados en zonas comerciales y el primer cuadro donde  en octubre se registraron, la misma noche, ataques con granadas de fragmentación que dejaron como saldo un muerto y  10 personas heridas. Semanas después se registró otro doble ataque contra un bar ubicado  a tres cuadras del Palacio Municipal.

Además, el sector hotelero también ha sido alcanzado por toda esta muerte, pues en  octubre se registró la ejecución de una pareja dentro de  un inmueble ubicado a media cuadra del parque  Benito Juárez.

La Asociación de Hoteles y Moteles asegura que la ocupación en Tuxtepec, consignada al turismo de negocios, ha disminuido 50% de 2017 a la fecha. Los visitantes, afirman los empresarios, temen salir a cenar o a los bares de la ciudad, lo que ha paralizado la economía.

Como resultado de esta  inseguridad, la Canaco calcula que, además de los bares,  desde 2016    unos 100 establecimientos de diversos giros  han cerrado.

“Necesitamos que el secretario de Seguridad Pública, José Raymundo Tuñón, venga a escucharnos, en todo el año no hemos tenido respuesta. Necesitamos seguridad, que se note”, sostiene el empresario.

La situación se complica porque a través de redes sociales, como Facebook o WhatsApp, circulan presuntas  listas con nombres de personas en la mira  del crimen organizado. Los mensajes, firmados supuestamente por grupos delincuenciales  nacionales,  señalan que “no harán daño a la población inocente”, pero alertan de  restaurantes o bares donde podrían acudir a realizar algún ataque, debido a que son lugares que frecuentan a quienes buscan.

Aunque el comisionado de Seguridad Pública, José Sánchez Saldierna, asegura que son mensajes falsos que se replican en todo el país y únicamente se adaptan, ciudadanos aseguran que las listas que se difunden en la Cuenca  han resultado certeros y han  coincidido con los ataques.

Comentarios