A temperatura ambiente, sin luz y en recipientes estériles, nace el micelio; su producción comienza con la purificación de las esporas del hongo, las cuales son colocadas en medios de cultivo, a los cuales se les añaden semillas de trigo para que crean que es la madera y pueda desarrollarse el grano que dará vida a este organismo.
Después, la mezcla es trasladada a otro recipiente con trigo, guardado en una cámara oscura y en temperatura fresca, donde en unos 22 días nacerá el micelio.
“El hongo, biológicamente hablando, no es una planta ni un animal, incluso para cultivar a las plantas las ponemos al sol para que crezcan. El hongo, si lo ponemos al sol, se muere, por eso necesita oscuridad”, explica Miguel.
Ahora, los jóvenes emprendedores diseñan una caja para la producción del hongo seta en los hogares de los oaxaqueños. El proyecto comenzó hace seis meses y a la fecha continúan en el diseño y en la experimentación. El objetivo, asegura Miguel, es impulsar la producción en las familias de zonas urbanas, pues cada vez menos se dedican a esta actividad por falta de espacio y tiempo: “El campo es lo que nos alimenta, se debe fomentar”, resalta.
Para ello, trabajan en el funcionamiento de la caja para garantizar la producción del hongo comestible y evitar su contaminación. Hasta ahora, ya han definido que será en una base de palma, a la que le añadirán una mezcla de amaranto, cañuela de maíz, olote y totomoxtle, para reemplazar el ambiente del bosque, e integrarán el micelio, para que después de dos semanas pueda cosecharse este alimento en casa.
Después de concluir las pruebas, iniciarán la comercialización de estas cajas que pretenden hacer retornables. De esta manera, cualquier oaxaqueño podrá producir el hongo seta en su hogar, sin necesidad de que sean cultivados en el campo.