Un franelero, la clave del triple crimen en Juchitán
Por su testimonio, es testigo incógnito de la fiscalía estatal; asegura que Jehú disparó a quemarropa a Pamela Terán y María Sol Cruz Jarquín
A R el desempleo lo había orillado a hacerla de franelero y cuidar los carros de clientes del bar Jardín, en Juchitán, una ciudad del Istmo de Tehuantepec. A cambio, sólo ganaba las propinas.
No lo hacía todas las noches, sólo cuando la afluencia de personas lo ameritaba y la noche del viernes 1 de junio de 2018 fue uno de esos días. Entonces, no imaginaba que se convertiría en la clave para dar con uno de los presuntos culpables de un multihomicidio que hace cuatro meses consternó a esta ciudad zapoteca.
R es un testigo incógnito de la Fiscalía General del Estado para resolver el asesinato de la entonces candidata del PRI a una regiduría, Pamela Terán; la fotoperiodista, María del Sol Cruz, y el chofer Adelfo Guerra.
Además de su oficio, de él se conocen sus iniciales, que estudió hasta quinto año de primaria, que sabe leer y escribir y que habla español y zapoteco. Esta semana desató polémica, pues su existencia se puso en duda tras la liberación del único imputado.
“En ocasiones, voy al bar Jardín (...) me dedico a cuidar los carros de los clientes, por lo que me gano un dinero con la propina”, así empieza la declaración de R, ante la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), a la que tuvo acceso EL UNIVERSAL y en la que afirma que no fue el único testigo.
El crimen
Son las 7 de la noche del 1 de junio. R acaba de llegar a trabajar al bar, durante cinco horas la jornada pasará normal, pero cerca de las 00:30 horas, ya del 2 de junio, R observa la llegada de Pamela Terán en una camioneta gris, que en la parte trasera traía propaganda del candidato del PRI a la presidencia municipal de Juchitán, Hageo Montero. La acompaña su chofer Adelfo Guerra.
Inmediatamente llega una camioneta blanca doble cabina, que se coloca a la par del primer vehículo, de la que baja María del Sol, vestida con una blusa blanca y un short. “Una muchachita gordita, morena clara, de lentes”, así la describe R. Se acerca a Pamela y juntas entran al bar; las sigue Adelfo Guerra.
Otros dos hombres que viajaban en la camioneta blanca junto con María del Sol, también entran al bar. R los reconoce e identifica por su nombre porque los ha visto en la campaña de Hageo.
Uno de ellos, José Eduardo, viste una playera blanca con un estampado negro y pantalón de mezclilla. El segundo es Jehú, de la agencia La Ventosa, vestido con una camisa blanca de manga larga recogida, pantalón de mezclilla y una gorra. Las luces exteriores del bar le permiten a R identificarlos.
R sigue trabajando, recorre continuamente la calle 5 de Mayo, sobre la que se encuentra el bar, para vigilar los carros y ayudarlos a salir. Cerca de las 2:20 horas de la madrugada, ve salir a Jehú y caminar hacia la camioneta blanca.
Un hombre que estaba sentado en la banqueta de enfrente del bar, en la contra esquina que se forma con la calle Miguel Hidalgo, camina hacia Jehú y habla con él por unos minutos. Al percatarse que no pretenden retirarse, R decide quedarse a distancia, cerca de la puerta.
El hombre regresa a donde se encontraba y se queda parado junto a un árbol de tamarindo. Jehú camina alrededor de la camioneta y se queda junto a la puerta del copiloto, saca su celular y realiza una llamada. R sigue con su actividad, pero alcanza a escuchar la risa de Pamela Terán que sale del bar junto con Adelfo y María del Sol; Adelfo se adelanta, quita la alarma de la camioneta y se sube.
José Eduardo alcanza a las dos mujeres y las abraza por la espalda. R se regresa para ofrecerles su servicio, pero en ese momento observa que José Eduardo se separa de ambas y corre, mientras el hombre junto al árbol camina con rapidez hacia la camioneta gris y dispara contra Adelfo.
Mientras esto ocurría, Jehú saca un arma larga y se coloca a las espaldas de Pamela y María del Sol y les dispara a quemarropa. R se esconde entre los coches, en tanto José Eduardo huye hacia la calle Efraín R. Gómez y la camioneta blanca arranca y quema llanta, Jehú la conduce y huye con dirección a la calle 16 de Septiembre.
Desde entonces R no ha regresado al bar Jardín. “Tengo temor de que estas personas me hayan visto, y como vivo en Juchitán, los que matan a la gente también luego matan a los que vieron”.
El pasado 28 de agosto, la fiscalía detuvo a Jehú, imputado como uno de los autores materiales del triple homicidio, pero siete días después, un juez de Control ordenó liberarlo por falta de pruebas.
El perito de sus abogados demostró con datos de su empresa telefónica que el acusado se encontraba lejos del lugar: las antenas de geolocalización lo ubican a tres kilómetros de distancia.
Argumentó que el relato del único testigo no es creíble, pues refiere haber visto al imputado disparar contra las víctimas, pero a esa hora (22:27:16) el acusado estaba en una llamada que duró 72 segundos. También, aseguran que ninguna persona del bar ni otros testigos conocen a R, o a alguien que se dedicara a cuidar carros a las afueras del bar.
Soledad Jarquín, la madre de María del Sol, calificó de “lamentable y perversa” la decisión de liberar a Jehú y aseguró que detrás de ella existen “presiones políticas” de personajes vinculados al PRI.
Con Jehú libre, el crimen sigue en total impunidad.