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“Cuando los discursos oficiales hablan de una multiculturalidad y una inclusión de todos los mexicanos yo me pregunto: ¿Dónde están los negros en el cine?”, expresa.
“No fue nada fácil, no me creían, es una población que ha sido engañada muchas veces. La gente va y les toma fotos, buscan historias o temas de investigación, bajan dinero y a ellos no les toca nada”, dice el director y agrega que su mayor miedo era saber que les cambiaría la vida a los participantes.
Una vez que logró la confianza de los lugareños, el proyecto avanzó y significó ingresos no sólo para los actores, sino para lancheros, comerciantes y músicos.
Para Pérez Solano, la motivación principal para sacar adelante la historia era visibilizar a una población que pocos reconocen, incluso en la misma entidad, aunque suman 1.38 millones de mexicanos, es decir el 1.2% de la población nacional, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“Nos hemos encerrado en un estereotipo de mexicano y oaxaqueño: tú ves a alguien afro, blanco y mestizo, como yo, y no sabes a quién decirle oaxaqueño”, señala.
Con la idea de mostrar esa realidad, recurrió a la historia de Neri, un hombre casado con Juanita, con quien procreó a su hija Sara, pero que al mismo tiempo mantiene una relación con otra mujer con quien tuvo tres hijos. Ambas saben de la existencia de la otra familia y lo toleran.
La práctica retratada en La Negrada, explica el director, se conoce como “queridato” (que proviene de querida) y en las poblaciones afro, como Pinotepa y Chacahua, donde se filmó la cinta, aún existen relatos de casos similares.
La Negrada, como todas las películas de Pérez Solano, se desarrolla en Oaxaca. A pesar de ello, en la entidad no existe una fecha de exhibición. En cambio podrá disfrutarse en octubre en la plataforma de streaming Amazon.