Motivado por las aulas, vence su discapacidad

Francisco tiene 33 años de servicio como docente y desde hace tres lo hace aunque tiene paralizado el lado izquierdo de su cuerpo, resultado una lesión cerebral sufrida hace una década. Tras el padecimiento, los médicos le daban sólo 24 horas de vida.

Apoyado de un bastón y con su brazo sobre un cabestrillo improvisado, el profesor Francisco González Mata, de 53 años, ofrece todos los días sus clases en la Escuela Telesecundaria Dr. Víctor Bravo Ahuja, de Tuxtepec.

Ahí fue asignado luego de 20 años de servicio, tras recorrer varios planteles de la Costa y  de la Cuenca del Papaloapan.

Chico, como lo conocen sus compañeros, volvió a las aulas aún sin recuperar en su totalidad el dominio del habla, pues existía el peligro de perder su plaza, debido a la reforma educativa que le impidió seguir ausente, pese a su  proceso de recuperación.

Francisco no  es el único. Según  el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2015,  3.7% de los docentes del país  tenían alguna discapacidad.

Perder la plaza

Francisco es originario de Tuxtepec, pero egresado de la Escuela Normal Urbana Federal del Istmo (ENUFI), en Ciudad Ixtepec, en 1985. Su preparación como docente continuó los años siguientes en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en Tuxtepec, y  la Normal Superior de Ciudad Madero, Tamaulipas, durante los veranos.

Hace 10 años Francisco cursaba la maestría en Educación en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO)  cuando fue diagnosticado con toxoplasmosis cerebral,  infección que lo llevó a  un coma de 23 días.

“Yo escuchaba todo, quería vivir, pensaba en que aún tenía muchas cosas por hacer”, recuerda,  con lágrimas en los ojos.

Francisco  relata que luego de vencer el periodo de incapacidad fue apoyado por la Sección 22 del  SNTE  para continuar ausente, pero hace tres años el IEEPO le notificó que el mecanismo para cubrirlo no podría continuar, por lo que debía regresar.

Desde que volvió a las aulas Francisco ha recuperado el dominio del habla y su andar es más hábil. Con el apoyo de alumnos y  padres de familia imparte sus clases y continúa su tratamiento médico. “Me siento con  ánimo de sacar a adelante a mis alumnos y ser útil para la sociedad”, dice.

En la Escuela Telesecundaria Dr. Víctor Bravo Ahuja hay ocho docentes incluyendo a Chico, y todos   imparten clases a través de sus propias computadoras y con internet rentado por los padres de familia, pues la señal para las televisiones y el internet de la escuela no funcionan, señala el director de la institución, Alfonso Salazar Marcos.