En peligro de morir, 30% de palmeras en la capital de Oaxaca
Padecen plaga desde hace 8 años; activistas piden a alcalde atenderlas

Un 30% de las palmeras que fueron plantadas desde hace ocho años en parques, sitios públicos y avenidas de la capital oaxaqueña están infestadas de la plaga conocida como picudo negro, una larva que se alimenta de ella hasta matarla: 20 ya fueron derribadas.
Jorge Luis Cruz Alvarado, arborista y presidente de la asociación civil Oaxaca Fértil, señala que es urgente que el recién nombrado presidente municipal de la capital oaxaqueña, Oswaldo García Jarquín, destine recursos para detener la proliferación de esta plaga en ejemplares sanos para evitar el deterioro de las áreas verdes.
En los últimos meses, dice el especialista, se ha realizado la remoción de palmeras muertas y dañadas por la plaga de origen tropical, cuyos primeros brotes se detectaron hace unos nueve años, pero hasta 2018 el daño no había sido tan grave.
Las palmeras son de la especie Phoenix, con un promedio de vida de 80 años, y aunque se trata de una planta exógena —que fue trasladada de otro ecosistema a la ciudad—, la capital cuenta con los elementos climatológicos necesarios para su subsistencia.
En la ciudad hay un promedio de mil plantas, de las cuales 280 están dañadas y con pocas posibilidades de recuperarse. Cada ejemplar tiene un costo de 15 mil pesos, lo que significa una afectación económica considerable.
La plaga de picudo negro proviene de países como Venezuela, Argentina y Brasil. En Oaxaca no se había detectado su presencia sino hasta hace nueve años, cuando se encontró el primer brote en árboles plantados a la altura de San Jacinto Amilpas, en las riberas del Atoyac.
Desde hace seis años el brote se extendió a las calles principales de la ciudad, donde de la población vegetal que existe, gran parte ha sido afectada por esa plaga. Los daños también se han detectado en municipios conurbados, como Santa Lucía del Camino, Ánimas Trujano, San Jacinto Amilpas y Santa María El Tule.
“En estas localidades ha habido un fuerte presencia de la plaga que se alimenta de la parte más blanda de las palmeras, enriquecida con azúcares y alcoholes; origina su muerte en un promedio de seis meses”, explicó el ambientalista.
Sin la atención
También acusa que en la pasada administración municipal, que encabezó José Antonio Hernández Fraguas, no se realizaron los trabajos necesarios, ni se destinaron recursos que permitieran rescatar el mayor número de ejemplares.
“Hago un llamado al actual edil capitalino para atender este problema, pues las palmeras que aún se encuentran sanas tienen muchas posibilidades de salvarse, pero si no se atiende en un lapso máximo de seis meses, será demasiado tarde”, advirtió.
Lo anterior, explica, porque la plaga puede atacar sin que sea perceptible a simple vista, por ello, para realizar las tareas de control de la plaga, es necesario personal capacitado que el municipio no posee, pues se deben derribar las palmeras enfermas y procurar que las sanas reciban tratamiento para prolongar su vida.
También recomienda que los restos de las palmeras que han sido removidas, sean alejadas del lugar de donde se talaron y sean eliminadas con fuego, para evitar la persistencia de la plaga.
Pese a que la tala de ejemplares ya ha sido necesaria, acusa, a nivel estatal la Secretaría del Medio Ambiente, Energías y Desarrollo Sustentable (Semadeso) tampoco ha iniciado el mecanismo necesario para la contención.