“Con la confirmación de la presencia de hidrocarburo, tuvimos la certeza que sería imposible producir sal contaminada y menos venderla a los productores de queso y a ganaderos de Chiapas y Veracruz”, dice Antonio Gallegos, líder de la cooperativa.
Si los salineros ganan la demanda civil, Pemex tendría que pagar un monto de 22 millones de pesos, como compensación por contaminar los mantos, de donde se extrae el mineral y que dejó sin trabajo a unas 350 personas de pueblos vecinos que son contratadas por los cooperativistas para partir con pico y pala la sal.

Esta demanda, en realidad, se trata de un nuevo capítulo de la confrontación que los 2 mil habitantes de Salinas del Marqués, comunidad que se fundó en 1962 y pertenece al puerto de Salina Cruz, mantienen con la empresa petrolera desde 1982.
Ese año, explican los socios, Pemex compró todos los mantos salineros para construir ahí un centro portuario para el ingreso de buques de gran calado, pero incumplió los compromisos de pago y los productores de sal recuperaron sus mantos salineros.
Aunque en la zona costera donde viven los pescadores chontales hay decenas de mantos salineros, como El Coyul, La Colorada, Rincón Bamba y Playa Brasil, que junto con Salinas del Marqués producen al año un promedio de 20 mil toneladas de sal, el mineral extraído no puede destinarse para el consumo humano.
El presidente de los salineros afirma que los productores no han podido dar el salto y producir sal apta para consumo humano por falta de recursos y, por ahora, la producción tiene como destino la elaboración de queso y para consumo del ganado.
“No tenemos el dinero para procesarla. Se requiere de una inversión mínima de 20 millones de pesos para comprar una lavadora, una secadora, una refinadora y con eso se tecnifica la producción y se le da un valor agregado” explica.

Los cooperativistas cuentan que hasta las salinas han llegado técnicos de Guerrero Negro (Baja California Sur), quienes les han dicho que con tecnología apropiada podrían producir hasta 100 mil toneladas de sal, lo que colocaría a la entidad entre las 14 principales productoras. La cifra es prometedora si se considera que, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Oaxaca consume 80 mil toneladas al año.
También, por la falta de recursos, los productores están a expensas de los intermediarios, quienes les compran la tonelada a mil pesos y la revenden a 2 mil a compradores de Chiapas, Veracruz o Ciudad de México, para uso en la industria farmacéutica.
“Mientras haya sal que quebrar ahí andamos desde la madrugada, embolsándola en sacos de 50 kilos. Cuando la sal se acaba, pues nos vamos a pescar para seguir viviendo del mar”, remata el productor.