Robos y bajas ventas sufren comerciantes damnificados del 7-S en el Istmo
Puestos improvisados albergan a 700 locatarios; en marzo proyectan entrega de nuevo mercado.
El viento fuerte y frío sacude las láminas habilitadas como techos, mece las enaguas, huipiles, guayaberas y pantalones exhibidos en los improvisados locales de madera y malla ciclónica, y penetra entre los laberintos que forman más de 200 puestos instalados desde mediados de septiembre de 2017 en el parque municipal Benito Juárez, de esta ciudad zapoteca.
Unos días después del terremoto del 7 de septiembre de 2017, que dejó severos daños en la estructura del mercado 5 de Septiembre, por iniciativa propia una parte de los 700 comerciantes que ahí vendían se trasladó al parque municipal y habilitó los endebles locales que a un año y cuatro meses aún resisten las inclemencias del tiempo, como las lluvias, los vientos y el sol.
“Hemos sufrido mucho. Durante el periodo de lluvias todo el piso se enlodó. Los huipiles y enaguas que caían al suelo, pues se enlodaban”, explicó Marisol Hernández Ruiz, quien antes del terremoto tenía su local en la parte alta del mercado, donde vendía trajes regionales.
"Las ventas se cayeron mucho, pues el parque habilitado como mercado provisional se transformó en una intrincada red de pasillos que confunden. Nuestros clientes no nos encuentran con facilidad, a pesar de que ya llevamos más de un año aquí”, dijo.
Momentos difíciles.
Para el administrador del mercado, José Alfredo Martínez Santiago, los comerciantes viven momentos difíciles, no sólo enfrentan las adversas condiciones climatológicas, sino que han sufrido una drástica caída de ventas de hasta 50%. También han sido víctimas de robos de mercancía, a pesar de que pagan el salario de tres personas que cuidan por las noches.
Lucero Sampé es una de las víctimas de robo. En diciembre pasado, ingresaron a su local y se robaron unos 15 mil pesos en huipiles y otros 10 mil pesos en joyería de fantasía. No denunció el robo ante el Ministerio Público, pero se quejó con el administrador.
Por la inseguridad, al término de la jornada, muchos comerciantes recogen sus productos, como ropa, huaraches, relojes, bisutería, entre otros artículos y pagan la renta de un automóvil para llevarse la mercancía a sus viviendas, como desde un principio lo hace Marisol Hernández.
“Vivo cerca y mi esposo me ayuda a traer la ropa en un diablito. Llegamos a la seis de la mañana y nos vamos a las siete de la noche. Así hemos estado trabajando desde hace un año y cuatro meses”, comenta la comerciante.
Entre los vericuetos que forman los improvisados locales comerciales en el parque municipal, está Bernardo Toledo López, quien se dedica a la venta de carne de res. “Dicen que para el mes de marzo nos van a entregar el mercado plenamente reconstruido. Yo digo que aunque tarden el tiempo necesario, pero que nos entreguen un mercado seguro, bien hecho”, señala.
Teresa Ramírez vende un queso especial, conocido como seco, que le surten desde Chiapas. Vive en la incertidumbre porque el sitio donde ella ofrecía su producto antes del terremoto era el pasillo entre la barda poniente del mercado y el oriente del palacio.
Esa zona no se podrá utilizar porque las autoridades esperan el dictamen de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para definir demolición o reconstrucción del edificio sede del gobierno municipal.
Antes, recuerda, con la venta de queso no tenía tiempo ni para desayunar porque tenía mucha clientela: “Ahora, me sobra el tiempo porque no se vende igual que antes. Todos tenemos pérdidas y las que vendíamos en ese pasillo, como las mujeres que preparaban garnachas, atoles, champurrado y panes, no sabemos dónde nos van a reubicar una vez que entreguen el mercado”, se cuestiona.
De acuerdo con las autoridades municipales, el mercado podría estar listo en la primera semana de marzo próximo.
Los recursos para la reconstrucción, estimados en 40 millones de pesos, fueron proporcionados por las fundaciones City Banamex, Televisa y Compartamos Banco, según lo informa el administrador Alfredo Martínez Santiago.
Palacio, en manos de Sedena
A un año y medio del terremoto que devastó Juchitán, ingenieros de la Sedena realizaron la valoración del Palacio Municipal, para determinar si será demolido o es viable su rehabilitación.
El edificio, de 168 años de antigüedad, presenta severos daños en toda la construcción, por lo que se mantiene apuntalado en gran parte de su estructura. Una tercera parte se vino abajo la noche del sismo, sepultando a uno de los policías.
La Sedena ya reconstruyó en Juchitán dos edificios colapsados. Se espera que en 15 días se entregue el dictamen de los daños del inmueble. Desde 2017, el gobierno municipal despacha en una sede alterna. (Roselia Chaca)