Pedro Vázquez, el arzobispo de Oaxaca que teme a la prensa

El guía de la diócesis de Antequera afirma que los medios son muy “duros”, prefiere que se acerquen a la homilía, donde él se expresa

Pedro Vázquez fue designado por el Papa Francisco como arzobispo de Antequera, de cuyo cargo tomó posesión el 25 de abril, en un acto litúrgico en el auditorio Guelaguetza
Especiales 16/07/2018 09:15 Ismael García Oaxaca de Juárez, Oaxaca Actualizada 09:16

Fotos: Mario Arturo Martínez

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No se acongoja al  hablar de los pecados de algunos integrantes de su familia, formada por siete hermanos; tampoco por la pobreza extrema en la que vivió en su natal Jalisco. Le gusta el futbol, es “chiva de corazón”, pero ahora prefiere no apasionarse. Aún así  sabe de memoria los resultados de los partidos del Mundial de Rusia 2018.

Es el arzobispo de Antequera,  Pedro Vázquez Villalobos, quien confiesa que prefiere no interactuar con la prensa como lo hacía su antecesor. “Les tengo pavor; lo que quieran saber, vengan a la homilía”, dice a directivos de medios de comunicación en un encuentro informal.

Mucha pobreza

Vázques Villalobos nació el 16 de septiembre de 1950 en Huisquilco, Jalisco; sus padres fueron Pedro Vázquez Ruvalcaba y Victoria Villalobos Palafox.

“Fuimos pobres, muy pobres, no me da pena. Mi padre trabajó por muchos años en la calle haciendo de todo para sostenernos, algún tiempo acarreaba botes de agua desde un pozo para venderla en las casas, en algún tiempo ordeñó vacas en un rancho”, comparte.

De su padre recuerda que fue huerfano y afirma que “quizá quería que nosotros no padeciéramos lo que él vivió. Ya grandes, jamás aceptó  que le diéramos de nuestro sueldo un solo peso; en todo caso, se lo dábamos a mi madre”.

Al terminar la secundaria en Zacoalco de Torres cuando entró al Seminario Menor, en Guadalajara; en su generación ingresaron 250 y sólo  concluyeron 12.

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“Mi mamá nos mandaba a misa a todos, pero el cura al único que le  decía si quería entrar al seminario era a mí,  siempre me decía, hasta que un día le dije: ¿Por qué no va usted a mi casa y se lo dice a mis padres?”. Tras la aprobación, pidió la bendición  y se despidió de ellos de rodillas y entre lágrimas. “Hijo, si no quieres ir, pues no vayas”, le decia su madre. 

Terminó sus estudios teológicos en el Seminario de Lagos de Moreno, Jalisco, y se ordenó sacerdote el 15 de abril de 1979. “Fui muy feliz en el seminario, siempre fui feliz, de eso no me puedo quejar”.

Entre carcajadas,  el arzobispo refiere que  algunos    políticos o   autoridades    acuden a él regularmente a pedir consejos, pero cuando les pide que ayuden al pueblo, jamás lo hacen. “Me duelen dos cosas: La pobreza de la gente, en México y en Oaxaca, y el que un hermano deje el sacerdocio, y he tenido varios compañeros que lo han hecho; desconozco sus razones”, explica.

En  octubre de 2012, el Papa Benedicto XVI lo designó obispo de Puerto Escondido, donde apoyó la lucha de las comunidades, como la oposición a la construcción de una presa hidroeléctrica. “Allá andaba tranquilo, no me preguntaban, pero acá  odo quieren saber de mí”, bromea.

El 10 de febrero de 2018 fue designado por el Papa Francisco como arzobispo de Antequera, Oaxaca, cuyo cargo tomó posesión el 25 de abril, en un acto litúrgico efectuado en el auditorio Guelaguetza del cerro del fortín, al avento acudieron   miles de personas, además  de 50 obispos del país. El 29 de junio acudió al Vaticano a recibir del papa el Palio Arzobispal.

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Oficio peligros. —¿Por qué no da conferencias de prensa?

—No, no, no. ¡Es que son muy duros!, luego no sé qué contestar o me vaya a meter en aprietos; que qué pienso de Murat, qué pienso de la pederastia, qué pienso de esto o de aquello, ¡mejor vengan a misa!

—Pero hay muchas situaciones de las cuales la población católica espera una versión de su guía.

—Sí, sí, pero en las homilías no nada más hablo de la palabra de Dios, si no de todo, por ejemplo,  en las elecciones recomendé a la gente que no vendiera su voto.

Reconoce la labor riesgosa en el periodismo: “A tantos que les han quitado la vida, peligran también ustedes, pero les pediría que no dejen de hablar con la verdad, aunque duela (...) pensando siempre en el bien de los demás.

“No querer ser primeros en la noticia, sino transmitir la verdad y hacer reflexionar a los demás, que Dios los siga cuidando a ustedes, el medio en que trabajan y a toda su familia”, concluye.

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