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“Fueron meses difíciles porque yo y mi familia vivíamos en el patio y dormíamos en los catres que nos donaron. Creí que el proyecto se cancelaba, ya que comenzó un mes antes del sismo y no teníamos claro de lo que seguía. Que el proyecto siguiera me dio muchos ánimos a pesar de la situación de desgracia. Ha valido la pena tantos días trabajando”, comenta Francisco.
Todos los integrantes del equipo desean estudiar ingeniería cuando sean adultos, y no es para menos. Francisco, en cinco meses, pasó de cero conocimientos en tecnología a construir un robot en 42 días.

Mónica Binniza Fuentes, de 14 años, originaria de El Espinal, es muy hábil en el discurso y explica que más que equipo o microempresa son una familia, pues lo mismo pelean que construyen sueños.
El equipo lo integran 11 alumnos de la Secundaria Técnica de Espinal, cuatro más de la Secundaria Técnica número 19 de Ixtaltepec y uno del Cebtis 91 de Ciudad Ixtepec, los asesores principales son: Guillermo Matus García, licenciado en Informática del Tecnológico de Comitancillo; Eleazar Girón Santos, profesor de Física de la Secundaria número 18 de El Espinal y un ingeniero en informática del Tecnológico de Comitancillo.
Denis Fuentes Toledo, jefa de vinculación de Fuerza Eólica del Istmo, explica que después de la selección de los mejores alumnos de las instituciones participantes, en una primera etapa los niños fueron capacitados en mecánica para luego enseñarles a programar.
“Llegaron en cero (los niños) en el mes de agosto, para diciembre ya estaba listo (el robót)... Todos cambiaron su lenguaje: pasaron de niños envueltos en juegos y redes sociales a niños y adolescentes con un lenguaje y mentalidad tecnológica. En seis semanas construyeron un robot, se fueron en marzo a competir con 41 equipos de todo el país y salieron victoriosos como novatos”, resalta.
Fuentes Toledo detalló que la competencia FIRST es una iniciativa fundada en 1989 por el inventor Dean Kamen, con la intención de ayudar a niños y jóvenes a descubrir y desarrollar el amor por la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, además de acercarlos a través de competencias de robótica.

Para construir a Frank los chicos recibieron un kit de piezas, el costo del robot no debía rebasar los 400 dólares, según las reglas, así que ellos sólo gastaron 382 dólares; 99% del financiamiento llegó de Peñoles, aunque tienen otros patrocinadores.