Biólogos de la Universidad del Mar (Umar), en  Huatulco, investigan la posibilidad de convertir las macroalgas rojas del género Gracilaria, que proliferan en Playa Vicente, en un fertilizante que les genere  ingresos a los pescadores de ese poblado,  que desde hace 15 años han visto mermada su producción  pesquera por diversos factores.

Recientemente, los pescadores de Playa Vicente denunciaron que a orillas de la laguna comenzó a llegar con mayor volumen  lo que ellos inicialmente consideraron sargazo; sin embargo,  la bióloga  Alejandra Torres, también de la Umar,  indicó a EL UNIVERSAL que  en realidad se trata de esa macroalga roja.

El biólogo Marino Sánchez,  de la Umar e integrante de la asociación civil Lutjanidos, tiene más de cinco años trabajando en Playa Vicente. Desde entonces, dice, detectaron la presencia de la macroalga  que en otros países se usa en la industria alimenticia.

 Explica que el equipo de Lutjanidos se compone de 17 especialistas en biología marina que en estos momentos están en la etapa de procesamiento de muestras de la macroalga  para determinar su valor nutricional, su nivel de contaminación y su posible  uso como fertilizante.
“Estamos  en la fase final de la prueba piloto después de cinco años de trabajo en Playa Vicente”, asegura.  El especialista adelanta que para la primera semana de agosto, regresarán a la pesquería juchiteca donde presentarán a los pescadores una muestra de sus investigaciones.

Según Marino Sánchez, el equipo de  biólogos va a presentar muestras del fertilizante en grumos de un milímetro de diámetro y después harán  pruebas con cultivos de traspatio de tomate, pepino y chiles para determinar la eficiencia del proyecto, cuyos gastos son cubiertos por Lutjanidos, asociación civil  que se dedica a la investigación, protección, conservación y difusión de la flora y fauna de   Oaxaca y de México.

Concluida la fase piloto, explica el biólogo juchiteco, se reunirán con los pescadores para proponer el paso  a la etapa de mayor escala en la producción del biofertilizante; sin embargo, aclara, los pescadores primero  deben dar su consentimiento para que comiencen a capacitarse en la extracción,  manejo y procesamiento de las macroalgas rojas Gracilaria.

El procesamiento  no requiere de instalaciones especiales. Sólo se necesita un  espacio para limpiarla y  liberarla de basura y sal;  después se coloca una malla de sombra y se espera tres días a que esté  seca. Posteriormente,  se mezcla con  gusanos rojos que se encargan de formar los pequeños grumos del fertilizante.

Los pescadores de Playa Vicente, señala el director de agencias y colonias del gobierno municipal juchiteco, Marco Antonio López, están abiertos a participar en ese proyecto porque de esa forma se le daría uso a la macroalga  que se ha convertido en otro grave problema y   se suma a la agonía que vive el complejo lagunar del Golfo de Tehuantepec, pues sus aguas, que abarcan   61 mil hectáreas, están estancadas  desde hace siete años debido a que la boca barra de San Francisco está cerrada de arena y no permite el ingreso de las aguas del Océano Pacífico.