Agua que no se usa, se desaprovecha el 90% del líquido tratado
CEA reporta que el agua ya limpia regresa al Atoyac, pese a su cauce muy contaminado
La contaminación que mantiene en agonía a los ríos Atoyac y Salado, en Oaxaca de Juárez, podría venir de tu casa. La posibilidad es grande porque el deficiente sistema de drenaje de la capital y sus municipios conurbados permite que se arrojen a sus cauces las aguas residuales que escurren de la ciudad.
Así ha sido siempre, por esa razón entre 2005 y 2008 se destinaron más de 139 millones 717 mil pesos para construir una planta de tratamiento de aguas residuales en San Juan Bautista La Raya, agencia municipal de Santa Cruz Xoxocotlán.
La planta tiene una capacidad de tratamiento de aguas residuales de 600 litros por segundo, dividido en tres módulos de 200 litros cada uno; en ellos sólo trata una tercera parte de su capacidad, afirma Margarito Castellanos, jefe del Departamento de Operación de la Comisión Estatal del Agua (CEA) y encargado de la planta de tratamiento de Oaxaca de Juárez y municipios conurbados.
“En su operación, está al 100%, pero en la capacidad estamos aproximadamente a un 40%; estamos hablando de 150 litros por segundo en promedio diario”, asegura.
La causa, precisa, es que los municipios no están conectados al 100% con los colectores de la planta de tratamiento, principalmente Xoxocotlán, la población que más aguas residuales arroja al río Atoyac. Además, gran número de colectores de los municipios quedaron fracturados a causa de fenómenos naturales.
“Ha bajado el caudal a consecuencia de los desastres naturales, ha habido ruptura de colectores en diferentes partes de la ciudad que impiden que las aguas residuales lleguen a la planta de tratamiento, particularmente al cárcamo”, explica.
El agua que nadie usa
Por si fuera poco pensar que de cada 10 litros de aguas residuales sólo se tratan cuatro, Castellanos agrega que del agua que sí es tratada 90% no es aprovechada y es devuelta al contaminado río Atoyac. Se trata de 11 millones 664 mil litros de agua al día que podrían usarse para el riego agrícola, lavado de autos o riego de parques. Usos que atenderían a una ciudad sedienta. El único consuelo es que aunque nadie utiliza esa agua, los litros tratados contribuyen al equilibrio del cauce y a su limpieza río abajo.
Además de toda esa agua, también se desaprovechan cerca de 20 toneladas diarias de abono orgánico que se genera en la planta de tratamiento y que podrían regenerar tierras agrícolas, que han perdido sus nutrientes por la erosión.
“El año pasado trabajamos con San Juan Bautista La Raya, San Bartolo Coyotepec y San Pablo Huixtepec, a quienes hemos suministrado el abono. Es un abono totalmente orgánico, que incluso se les ha regalado”, explica Margarito Castellanos.
No se han visto beneficios
De inicio, la planta de tratamiento se diseñó para servir a 13 municipios y a una población de 460 mil 712 habitantes que, hasta ahora, no han visto beneficios, pues desde el inicio la operación ha sido irregular, e incluso estuvo parada durante cuatro años.
La responsable de que las aguas negras siguieran llegando a los ríos capitalinos, pese a los millones invertidos fue la empresa Equipos Mecánicos y Electromecánicos (Grupo Emesa), a quien se le adjudicó, de manera directa, tanto la construcción como la operación de la planta.
Apenas había pasado un año del inicio de las operaciones cuando la planta entró en un paro técnico porque el colector principal fue arrastrado por la corriente del río Atoyac; cuatro años tardó la planta en volver a funcionar. En 2014 se adjudicó de manera directa a la misma empresa, mediante una de sus filiales: IESSUS.
Por el nuevo encargo de operar la planta, IESSUS recibió un total de 15 millones de pesos y 14 millones 960 mil 457 pesos más para la “rehabilitación, puesta en servicio, estabilización y operación transitoria de la planta de tratamiento”.
Finalmente, la concesión se le retiró en 2015 porque en realidad no estaba tratando el agua. Margarito Castellanos explica que por la falta de tratamiento fueron objeto de una serie de multas por violaciones a las normas en materia ambiental.
Fue entonces que la Comisión Estatal del Agua terminó la relación con IESSUS, y asumió la administración y operación de la planta.
La decisión tuvo consecuencias. El 11 de julio de 2016, ante el Juzgado Cuarto de Distrito del Consejo de la Judicatura Federal, la empresa IESSUS demandó a la CEA por incumplimiento de contrato y de pago.
La demanda consistente en la falta de respuesta por escrito a la petición presentada ante la autoridad responsable en mayo de ese año, mediante al cual solicitó se declarara la terminación anticipada de tres contratos con los folios 12R100-FONREGION-S5-06-244/2008 y 12R100-FONREGION-S5-06-247/2008.
Las demandas de la empresa reclaman la falta de pago y que nunca se realizó la “entrega-recepción física de los inmuebles y las obras ejecutadas” para que de esta forma se les otorgara el finiquito correspondiente.
Margarito Castellanos, jefe del Departamento de Operación de la CEA, informa que muchas de estas demandas aún no se resuelven.