Les dan una alternativa para sobrevivir con dignidad
En CEDDIF enseñan a jóvenes con discapacidad oficios y ser independientes. Imparten talleres de repostería, danza, bisutería y cultivan hortalizas
Para brindarle a jóvenes con discapacidad la oportunidad de aprender un oficio, ser autosuficientes y aportar en sus hogares, un grupo de mamás operan el Centro de Inclusión para Personas con Discapacidad Intelectual (CEDDIF), un sitio que para su titular, Maricela Cruz Orozco, es “una alternativa de sobrevivencia con dignidad”.
La escuela fue fundada hace 10 años por María de Los Ángeles Cruz, quien murió en marzo. Inicialmente ocupaba un espacio que el propietario de un estacionamiento les cedió, en donde adaptaron unas aulas con lonas.
En ese lugar inició la impartición de talleres para jóvenes que presentan condiciones como síndrome de Down, discapacidad intelectual, motriz, visual o auditiva.
“Ella lo que quería era darle continuidad a lo que aprendieron en los Centros de Atención Múltiple, porque ahí únicamente los reciben hasta los 18 años y después, ¿qué pueden hacer?”, platicó su hermana Maricela, quien quedó a cargo de las instalaciones.
Explicó que el proyecto surgió porque su sobrina con síndrome de Down no tenía otra alternativa para continuar estudiando y su hermana pensó que muchos niños con la misma condición estaban encerrados en su casa y, “lo que preocupa es saber si estarán seguros o serán autosuficientes cuando se queden sin sus padres”.
Con el tiempo, ejidatarios en San Luis Mextepec, en Zinacantepec, les donaron un predio en donde con donativos y apoyo de voluntarios, construyeron dos aulas.
“No ha sido sencillo porque mucha gente viene y nos conoce, prometen que nos van a apoyar, que llegarán donativos, pero no regresan y con nuestro trabajo, con el interés de las mamás de estos chicos es que sostenemos el lugar”, dijo.
Alrededor del CEDDIF todo está habitado, es una zona de escasos recursos; sin embargo, la población les ayuda con lo que pueden. No es una ubicación sencilla de localizar, pero a la escuela llegan diariamente al menos 22 jóvenes de distintas edades.
“Aquí impartimos talleres. En los últimos días acudieron estudiantes de la escuela de nivel superior UNITEC en Toluca y les imparten lectoescritura, hay una maestra de danza que viene una vez por semana, está el taller de cocina, de repostería y aprenden a cultivar en la hortaliza, el pequeño invernadero que adaptamos”, precisó la encargada.
Impulso. El sitio es sencillo; dos aulas divididas por un pasillo techado.
Detrás está la pequeña milpa donde hay varias plantaciones, sobre todo maíz. Sin embargo, previo a las vacaciones de Semana Santa, el sitio fue vandalizado y les incendiaron la única aula funcional y su pequeña biblioteca, por lo que debieron destinar los fondos que tenían para su adecuación.
“Estamos organizando una carrera que tiene un costo de 250 pesos de recuperación, será el 30 de junio y lo que pretendemos es juntar recursos para continuar con la operación del centro”, añadió.
La inscripción al CEEDIF es de 250 pesos, la mensualidad de 150 y el dinero lo utilizan en insumos para repostería o el pago de los servicios como electricidad, agua, gas, mientras que para sostener otras actividades como el pago de docentes, venden bisutería, galletas, dulce de tamarindo, productos que elaboran los alumnos y que es su forma de sobrevivir.
Actualmente los mamás que se encargan del lugar tienen las puertas abiertas al público y a los voluntarios, porque antes la Universidad Autónoma del Estado de México enviaba alumnos para realizar su servicio social, pero con el cambio de rector, el convenio se terminó y ahora no tienen dinero para pagar salarios a docentes o especialistas, por lo que reciben voluntarios que quieran impartir cursos.
“Buscamos que nos conozcan, consolidar el proyecto y ofrecer a los chicos un sitio donde desarrollarse”, aseguró Maricela.